Al final paso más tiempo sentada en la cama pensando en mi nueva vida que colocando las cosas en los armarios. Miro fijo a la pared, me quedo completamente embobada; pienso en el viaje en coche hasta aquí, en las preguntas de mi hija, en las historias de mi madre y en cómo Niall me ha permitido tomar las primeras decisiones nada más llegar.
Si le doy vueltas en frío, es evidente que Niall lo ha hecho por mí. Hace tres años, antes de que me fuera, le dije que necesitaba libertad, que mi pueblo era un centro de esclavitud donde las mujeres debíamos hacer todo lo que el hombre deseaba sin poder rechistar, que me había mantenido 23 años callada sin opinar siquiera delante de mi madre y que necesitaba un mundo modernizado en el que el lugar más prestigioso no fuera el único pub del pueblo ni la ropa fuera del siglo pasado. ¿Qué ha hecho él? Ha venido y me lo ha concedido todo; me ha hecho alejarme de lo que odié y me ha dado todo lo que deseo, aunque haya sido por egoísmo y de la peor manera. Porque aunque pueda pensar que todo esto está pasando "gracias a él", sí es cierto que no olvido cómo no me ha dejado elegir y cómo ha venido a salvarme ahora que se ha dado cuenta de que me ama; no por el deseo de mi libertad.
Que esa es otra, me ama. O sea, ¿me ama? ¿por qué me ama? Hace demasiado tiempo que nos separamos, cada uno hizo su vida, no volvimos a vernos y de repente... Claro que yo no pude olvidarle, porque me encerré en una casa, empecé a vivir con un hombre al que no amaba y crié a su hija contándole siempre quién era realmente su padre. Dejándole escuchar su voz, dándole ella todo lo que él me dio a mí. Pero, ¿qué escusa tiene él? Ha viajado por el mundo, ha volado libre y ha conocido a muchas chicas con las que podría haberme olvidado. Debería haberse tomado un café con cualquier chica, haber mirado al cielo fijamente y haber susurrado un inaudible: "Eso te pasa por cobarde" que solo yo habría sentido. Y en vez de eso decidió seguir amándome, recordándome y teniendo una plena esperanza en que algún día nos reencontraríamos; si no por mí, por él.
Todo suena surrealista. A todas luces y sin dudarlo un solo segundo. No me puedo creer que me esté pasando esto, todavía creo estar soñando. Nunca ninguna familia había desaparecido del pueblo, ninguna había querido marchar antes. Y, de repente, llegué yo y lo hice. La primera vez yo sola, la segunda vez gracias a un hombre, pero siempre con el mismo objetivo. El control de una vida que cada vez se me está yendo más de las manos.
Me meto en la ducha y me permito unos minutos sin pensamientos o reflexión. Me concentro en el presente, en como el agua resbala por mi cuerpo. Y no es hasta que salgo que decido ir más allá, aunque solo me permito llegar a cómo quiero vestirme, cuán arreglada quiero estar para él.
Al final, decido no maquillarme mucho, no hacer el gran cambio de golpe; pero sí que me pongo unos zapatos y un vestido que mucho distan de los ropajes que se llevan en el pueblo. Cuando me miro en el espejo, mi mente viaja hasta ese verano donde todo comenzó. Ese verano en el que toqué el cielo y después me tiré al vacío sin paracaídas.
Me acuerdo de Connor, irremediablemente, porque con él compartí casi todo ese tiempo. Me pregunto cómo debe estar, si él también debe acordarse y si habrá rehecho su vida con alguien que lo merezca mejor que yo. Pero no digo nada, no por ahora. Porque si lo que dicen es cierto y esto no es un sueño, todavía nos queda mucho tiempo para poder preguntar.
A la hora indicada, salgo de la habitación y me voy directa a la de mi hija. Me la encuentro con una camiseta vaquera y un tutú rosa, todo decorado con un collar enorme lleno de flores. Está preciosa, las lágrimas surgen solas por pleno orgullo. No me puedo creer que mi hija vaya a tener una verdadera oportunidad. Miro a su alrededor y toda la habitación está ya recogida, con todo ordenado, como si esta no fuera su primera noche aquí. Me quedo impresionada, me embriaga todo.
Cojo a mi hija en brazos y la lleno de besos. La amo más de lo que podré amar nunca a nadie. La veo sonreír, su sonrisa se me contagia y entonces me doy cuenta que la sonrisa la sacó de su padre. El mismo padre que ahora espera en el piso de abajo a nuestra llegada.
Bajo las escaleras sintiendo cómo mi corazón se va acelerando con cada paso. De repente estoy nerviosa, como la primera vez que le vi después de darme cuenta de que me había enamorado. De que siempre lo estaría.
Mi madre y Niall me esperan ya sentados en la mesa. Mi madre está preciosa; con unos pantalones blancos, una blusa negra y un blazer rosa que le queda de escándalo. Nunca la había visto así, está impresionante.
Me acerco corriendo a ella y le doy mil besos en la mejilla. Después me siento a su lado y le abrazo bien fuerte.
-Estás preciosa, mamá-expreso.
-No lo sé, hija, me siento rara-sonríe-Pero tú estás increíble. Te sienta muy bien este mundo. Y a Melody ya ni te cuento.
-Entonces, ¿no te arrepientes?
-No, mi amor-me de un beso-Me encanta mi habitación-me río.
Siento a Melody en la sillita que Niall ya le había preparado y yo me coloco a su lado. Ahora que estamos los cuatro en la mesa, me siento más rara que nunca. Niall se levanta, por pura iniciativa, le quita la tapa a la olla y empieza a servir unos deliciosos macarrones con albóndigas mientras explica que tenía tanto miedo a hacer algo que no nos gustara a ninguna que, al final, ha decidido tirar por lo más sencillo. Veo el rostro de mi madre, se siente rara, no puede comprender el gesto. Y entonces, como si fuera una bofetada, me doy cuenta de por qué quería esto. Por eso mismo, cuando vuelve a sentarse y me mira en busca de un pequeño gesto de aprobación, yo le sonrío y le cojo de la mano.
-Fui injusta en Adare, Niall. Estoy muy agradecida, te lo prometo. Le has dado a mi familia una oportunidad increíble. Estaré siempre en deuda contigo.
-No me debes nada, Neiva; sabes que lo he hecho por egoísmo, porque os quería cerca. Solo espero que disfrutes y seas feliz. Muchísimo mejor si puede ser aquí, conmigo, pero aceptaré lo que tú decidas; sea lo que sea.
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Convirtámonos en leyenda II.
FanfictionSiempre he hecho lo que mi madre ha querido. Por eso mismo rechacé el amor cuando se me presentó, en todas las ocasiones y de todas las maneras. Por eso volví a Adare hace 3 años después de haber podido vivir un sueño. Me casé con Declan. Vestida de...