Me sumerjo en el trabajo. Desconecto del mundo, de todo lo que me rodea, de las preocupaciones, de las vergüenzas, de la felicidad más pura y del recuerdo más cercano. Solo sé hablar de bebidas y comida rápida; eso es lo único que ocupa mi mente, ahora mismo no puedo salir de aquí.
Me muevo de un lado a otro. Yendo de una mesa a otra, sonriéndole a todos, dedicándoles mis mejores palabras, interesándome por todo detalle que pueda concederme la oportunidad de ofrecer el más personal de los servicios. Nunca antes me había concentrado tanto en mi trabajo, en hacer las cosas bien.
Mi vista se dirige una y otra vez hacia esa mesa, siempre de manera disimulada, siempre en contra de mi voluntad y siempre fijándome lo menos posible. Sin querer saber si siguen o no ahí, sin saber siquiera si me miran o si ya están distraídos.
Mis compañeros me miran divertidos. Intentan enviarme a esa mesa, aun sabiendo que no han pedido nada y después les oigo cuchichear sobre por qué debo estar poniéndome tan nerviosa. Es divertido saber que ellos lo asocian todo a los nervios de una fan, sin saber que todo viene por lo ocurrido esta mañana.
Cafés por un lado, batidos por otro, sandwiches, bollería y, en ningún momento, Shawn o Lewis. No puedo hacer otra cosa, no quiero que estén aquí comentando una y otra vez cómo escucharon que me acostaba con Niall o cómo hoy me he paseado desnuda habiendo invitados. Y, señores, no quiero porque yo quería obviar lo de Niall en mi vida y porque de haber sabido que había invitados, no me habría presentado en el pasillo de esa guisa.
Acabo mi turno horas después, cuando ya ni recuerdo su presencia, cuando ya solo pienso en mi sandwich y en las clases de idiomas a las que tengo que presentarme. Respiro profundo, me quito el delantal con una sonrisa y, antes de marchar, me concedo 2 minutos para bromear con mis compañeros, para explicarles cuál es mi secreto, por supuesto, explicándoles cómo deben hacerlo para atender con mucha más agilidad; como si yo no fuera la nueva, sino la veterana y tuviera que ir instruyendo.
Cuando salgo a la calle, lo último que podría esperarme es encontrarme con Lewis apoyado en mi coche. Al verme, me sonríe divertido y da dos pasos hacia mí.
-¿Podrías llevarme? Shawn ha tenido que irse y me ha dejado tirado.
-Voy al centro, no vuelvo a casa de Niall.
-Joder, ¿y vas a estar mucho tiempo? Necesito que alguien me acompañe hasta mi coche.
Suspiro.
Pienso en mis clases, pienso en todo lo que me deparaba el día y en las pocas ganas que tengo hoy de volver a casa. Y es entonces cuando destruyo cada pensamiento que pudiera haber en mi cabeza justo antes de plantear lo siguiente.
-¿Te apetece que vayamos a comer y después demos una vuelta? Por la tarde ya te llevaré a casa de Niall.
-Suena bien, pero, ¿no tenías nada que hacer?
-Por un día puedo saltármelo, no creo que pase nada.
Los dos subimos al coche sin saber siquiera cuál puede ser nuestro posible destino. Pongo el motor en marcha, todavía en silencio, esperando a la inspiración divina para poder hablar. Le miro de reojo, después miro la carretera, me incorporo y pienso, pienso muchísimo en lo que quiero decir sin saber cómo y en lo que diría si supiera el qué.
Lewis me mira, ya no tiene esa risa burlona de un principio, parece estar también concentrado en algo. De repente, él también me mira y es entonces cuando creo adivinar qué me espera en la comida. Aun faltando media hora para encontrarnos sentados en una mensa esperando la comida, solo por esos ojos que ya no pueden apartar la vista de mí, sé exactamente hacia dónde va a dirigirse mi día.
Sentados, cómodamente y sabiendo que no tenemos prisa. Analizando los detalles y esperando a que empiece el otro. La comida se presenta ante nosotros y los dos hacemos una mueca, pero solo yo me inclino y doy el primer bocado, pues Lewis, por fin, se ha decidido.
-¿Qué harás ahora?
-¿Sobre qué?
-Sabes que Niall está enamorado de ti. Vino a buscarte a Adare, no se cuestionó lo de Melody y no dudó un solo instante para llevar a tu madre a un mundo mejor. Te presentó a sus amigos te dio la opción de elegir todo en cualquier momento. Te ama, te da todo lo que deseas y sabes que tú también le amas y que darías la vida entera por él. Ayer os acostasteis, ¿qué harás ahora?
Me atraganto, por supuesto, porque lo último que esperaba era un mensaje de amor enviado por Lewis. Lo ha explicado todo muy escueto, pero es la realidad, yo la sé e incluso nuestra hija debe saberla, pero nadie entiende lo que es el tiempo y lo peligroso que es correr cuando te diriges a una gruesa pared de cemento.
-Fue solo sexo, Lewis. Iba a fingir que nada había ocurrido, nada más. Todavía no es el momento.
-¿Y cuándo lo será? ¿Cuándo aparezca otra? ¿Cuándo los celos te coman por dentro?
-Intentó cambiarme durante años y no pudo. Vino a buscarme a Adare.
-¿Y por ello te ves con derecho a hacerle esto? A colmarle de ilusiones y después joderle otra vez. Estás jugando con él, ¿lo sabes? Porque creo que eres la única que sigue con la venda puesta y me jode muchísimo ver a mi amigo sufrir por eso.
-Estás siendo muy injusto. ¡Yo también estoy sufriendo!
-Pero siempre por tus propias decisiones, Neiva. ¿Es que no lo ves? Te enamoraste de Niall, pero no por ello renunciaste a Adare. Niall te rescató de Adare, pero no por ello renunciaste a la burbuja que tú misma te habías creado. Y, ¿por qué te la creaste? ¡Ah, sí! Porque creías que este era un imposible. Y ahora que lo tienes, en vez de disfrutarlo, le echas al culpa. Sí, sí, lo más inteligente del mundo.
-Basta ya, Lewis, por favor-suplico sintiendo cómo las lágrimas comienzan a resbalar poco a poco por mis mejillas.
-Basta ya, ¿por qué? ¿Porque quieres seguir con la venda? Duele ver la realidad, ¿verdad?
-Joder, tío, te estás pasando-digo rompiendo en llanto-Hubiera preferido que Shawn y tú os metierais conmigo por ir desnuda esta mañana, la vergüenza hubiera dolido menos.
-Tienes que verlo.
-Me voy al coche, necesito estar sola. Ven cuando hayas acabado de comer.
-¿Y tú no te acabas tu comida?
-Ya no tengo hambre.
-Neiva...-suplica arrepentido.
Pero no, no puedo más. Ahora mismo lo único en lo que pienso en en desaparecer, en no volver, en esconderme bien y dejar de hacer daño. Quiero ir a un lugar donde tampoco nadie pueda hacerme daño. Y me entristece ver que, si no quiero arrepentirme más tarde, el único lugar al que puedo huir ahora mismo es, en efecto, mi coche.
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Convirtámonos en leyenda II.
FanfictionSiempre he hecho lo que mi madre ha querido. Por eso mismo rechacé el amor cuando se me presentó, en todas las ocasiones y de todas las maneras. Por eso volví a Adare hace 3 años después de haber podido vivir un sueño. Me casé con Declan. Vestida de...