Es como si hubiera vuelto a aquel verano, como si una vez más fueran las últimas semanas. Dormirme con odio, despertarme con el corazón roto y convertirme en esclava para sentirme cómoda y poder partir de cero.
Esta mañana no sé qué debo hacer. Lo peor es que sé que mi madre ayer escuchó la pelea y que seguro querrá opinar algo, pero será algo que solo creará mi bien y que en todo momento olvidará el suyo. Lo que ocurra a partir de ahora no será justo, coja el camino que coja.
Niall no debió obligarme a irme de mi pueblo, sino argumentarme por qué debía irme y esperar a que yo quisiera hacerlo. No debió mentir a su familia ni obligarme a dormir con él, sino aclarar el malentendido desde el primer momento. Al final todo se convierte en una terrible bola de nieve. Pero también es verdad que yo no hice bien en irme de Dublín sabiendo que estaba embarazada de él. Igual que hice demasiado mal en no decírselo. Me equivoqué y se equivocó, pero ahora que lo pienso fríamente, ¿acaso Adare es la solución a todos mis problemas? Más bien debería ser el inicio de todos ellos y, precisamente por eso, no debe ser esa mi escapatoria.
Me visto muy diferente a lo que concederían en mi pueblo. Enseñando mis piernas y mi viente. Quiero que sea la señal más clara de mi decisión, para no tener que decir con palabras aquello que pienso, para no sentirme obligada a mirarlo.
En la cocina, viendo que todavía no hay nadie ahí, me preparo una taza de café y me asomo por la ventana. Observando fijamente el gran jardín, mirando irremediablemente la gran entrada. Me quedo con la vista fija, sin pensar en nada, agotada anímicamente por lo que pasó ayer. Ya no sé qué vida quiero. No controlo mi vida, porque tampoco sé cuál es. Han destruido mis esquemas y ahora no sé cómo reconstruirlos.
Veo a Niall entrar en el terreno. Viene corriendo, está muy sudado, parece agotado. Antes de acercarse más a la casa, se quita el sudor de la frente y bebe un sorbo de agua. No entiendo por qué, pero esos actos me hacen recordar aquel día. Ese día en el que le besé sin consuelo y acabamos acostándonos. Fue nuestra despedida, el mismo día que yo, sin saber cómo seguir, simplemente huí.
Verle tan sudado me recuerda a ese momento, cuando le tuve sobre mí, moviéndose con ímpetu mientras yo cada vez le pedía más. Ese día no nos dejamos controlar, expresamos lo que sentíamos sin barreras ni remordimientos, fuimos nosotros.
Oigo la puerta abrirse, me giro instintivamente, está cada vez más cerca. Él me mira fijamente y yo hago lo mismo, aunque había sido lo primero que quería evitar esta mañana. Dejo la taza en el gran ventanal y me acerco a él con paso lento. Él me espera estático, sin saber qué estoy haciendo. Yo tampoco lo sé. A escasos pasos de él, me pone una mano en el hombro intentando evitar que me acerque, pero entonces yo le cojo la mano, niego con una sonrisa y, sin pensar, me acerco a sus labios y le beso. Primero despacio, después cada vez con más intensidad. Le peino ese pelo sudado y después bajo mis manos hasta sus mejillas para poder acariciarlas. Niall me coge del culo y me aupa. No podemos parar, cada vez hay más lujuria que sentimiento.
-¿Vas a irte otra vez? ¿Esta es tu nueva despedida?-me susurra en el mismo momento en el que nuestros labios logran separarse.
Separo mi rostro del suyo, sorprendida. Le miro curiosa y entonces me doy cuenta de que está reteniendo sus lágrimas.
-No voy a irme-explico sintiendo otra vez el suelo bajo mis pies-Siento muchísimo lo que dije ayer, no debí hacerlo. Y tienes razón, Melody es hija de ambos, es nuestra familia, no solo la mía y jamás debí ocultártelo. Quiero ir poco a poco, hace tres años que no nos vemos, ambos sabemos que no nos conocemos lo suficiente, pero no voy a irme. Por mucho que me cueste, todos sabemos que esto es lo mejor.
-¿Y esto cuándo lo decidiste?-pregunta con esa media sonrisa que oculta la solitaria lágrima que desciende por su rostro.
-Cuando te vi entrar todo sudado por en el jardín-río-Me has recordado el único polvo que hemos tenido-reconozco con tono jocoso.
-¿Y ese comentario? ¡Madre mía! ¡Mi Neiva ha vuelto!-grita y, abrazándome bien fuerte, me alza por los aires.
-Eres idiota-le doy un beso en la mejilla y me alejo-Ya sabes, la próxima vez, suda antes.
-¿Sabes que es lo bueno de estar sudado? Ahora tengo que ducharme.
-¿Y quieres que te acompañe?-me muerdo el labio.
Mi madre sale de su habitación. No sale directamente, primero se asoma. Al no ver discusión alguna, la veo suspirar y venir sonriente. Me da un beso en la mejilla, me abraza; sé que está reaccionando a lo que escuchó ayer. Después mira a Niall y le acaricia la barbilla con cariño.
-No voy a irme, mamá. Lo de ayer fueron solo cuatro gritos, los dos nos equivocamos, yo más, créeme. Pero todo está bien. ¿Tú eres feliz aquí? ¿Te arrepientes de haber venido?
-Estoy bien, cariño. Llevamos pocos días y tengo la sensación de que todo va muy rápido, pero me gusta estar aquí. Ayer dijiste que Niall impone sus deseos, que no te deja elegir; pero lo que veo yo hoy aquí no es lo mismo que he visto estos años con Declan. Aquí hay opiniones, compromiso, peticiones, aceptaciones y discusión. Ahí solo acatabas órdenes. Tú no lo ves, pero yo sí. Esto es mucho mejor que lo que teníamos y siento muchísimo no haberte decido esta libertad cuando tu padre me lo pidió. Yo también quiero ser libre ahora, si me queda tiempo.
-Mucho más de lo que cree, señora Fitzgerald. Incluso podría volver a enamorarse-anima Niall.
-Nunca se sabe-sigo yo sonriente.
-¡Ay, cariño! Llámame Caitlin, creo que ya te has ganado eso. Pero no intentes juntarme con nadie. El padre de Neiva es y lo fue todo para mí. Cuando las mujeres Fitzgerald nos enamoramos, lo hacemos de verdad y el corazón se mantiene ocupado hasta la muerte.
Niall me mira fijamente y yo sonrío avergonzada. Sé lo que piensa y yo no sé si es verdad, así que tampoco quiero confirmárselo.
Al final, él se va a la ducha antes de poder coger más frío y resfriarse y, por mi parte, yo voy con mi madre a la cocina para poder hablar. Hablar sobre lo que está pasando, sobre lo que nos espera y sobre lo que nos tendremos que acostumbrar.
Porque hay algo en mi discurso de ayer que no era mentira, y es que a pesar de nuestra evidente felicidad, todas tenemos un poco de tristeza en el alma; y solo el tiempo podrá curarla.
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Convirtámonos en leyenda II.
FanfictionSiempre he hecho lo que mi madre ha querido. Por eso mismo rechacé el amor cuando se me presentó, en todas las ocasiones y de todas las maneras. Por eso volví a Adare hace 3 años después de haber podido vivir un sueño. Me casé con Declan. Vestida de...