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Martes, 6:43 p.m.

El de rizos giró rápidamente al sentir una mirada posarse sobre él; Cuauhtémoc López se veía aferrado a la castaña con subtonos rubios sin voluntad propia. A veces le dolía seguir fingiendo no sentir nada al respecto pero le es inevitable; imaginar besando o haciéndose cariños públicos le provocaba todo el estómago deshecho y náuseas.

Temo le guiñó un ojo intentando apaciguar la marea.

Aristóteles se limitó a sonreírle falsamente.

     En instante que el castaño se giró a ver a la americana Aristóteles hizo un gesto de repulsión y molestia.

     No sabía si aguantaría un mes y unos días para que al fin estuviesen juntos. No lo soportaría. Bufó cruzándose de brazos para después sentir una presencia sobre él; María depositó un dulce beso en los labios secos del Córcega, los cuales en efecto pedían uno a gritos, pero del López.

[...]

— Al menos es bueno que se hagan amigas —dijo sin escrúpulos el mayor para después dirigir una media sonrisa al de cabello quebrado, el cual hizo una mueca de desaprobación. Yolo y María podían verse a unos metros hablando con risillas inusuales.

— No lo sé, algo entre ellas anda mal, ¿no lo crees? —propuso—. Siento que se traen algo entre manos y terminaremos afectados.

— O tal vez libres.

— ¿Uh?

     Aristóteles se veía más necesitado de gritar todo lo que sentía en un sólo desahogo. Quizás se estaba aferrando al pequeño pero, ¿realmente lo ama o quiere tenerlo con él por las maravillas que hace?

Aristóteles hizo puchero frunciendo el ceño.

— ¿Estás bien? Creo que has estado un poco raro.

     Y era cierto, el Córcega seguía continuamente preguntándose acerca de lo que sentía pues le era un completo embrollo; ¿cómo sabría si está enamorado cuando nunca lo ha estado? Se maldijo internamente por milésima vez.
     Retrocediendo el tiempo se dio cuenta que era un chico asexual, o quién sabe, las chicas no eran lo suyo.

¿Sintió gusto hacia los chicos antes?
No.
¿Sintió gusto hacia una chica antes?
No.
¿Sintió atracción hacia un chico antes?
Quizás.
¿Sintió atracción hacia una chica antes?
Quién sabe.

  Le gustaba mentirse mucho así mismo aunque no lo admitiese; amaba hacerlo.

"Soy Aristóteles Córcega, un chico de diecisiete años que suele bailar, cantar y componer canciones. Mi familia es grande pero no soy muy apegado a ella. Nunca he sentido amor y no creo sentirlo nunca, porque eso es para débiles, personas con baja autoestima que necesitan de alguien para que se la suba; personas que no tienen dependencia, cosa que yo sí tengo en su totalidad. Las chicas son simples ingredientes echados a perder en mi platillo favorito; la libertad."

Escribía en cada ensayo que le encargaban acerca de sí mismo. La maestra había notado algo extraño en él, y cuando intentaba comunicárselo en indirectas parecía como si no las captase, o hay una posibilidad de que no le importara; según él, también es muy joven para el compromiso, no es una persona que se aferre a algo en concreto.

Clienta  [ ARISTEMO ]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora