7:00. No se durante cuanto tiempo tendré que estar levantándome media hora antes de la que me levantaba antes, tengo que hacerlo porque antes de irme al instituto he de sacar al perro, ya que mi madre se ha hecho un esguince en el tobillo y no puede caminar.
Después de hacer todo lo que tenía que hacer, me despedí de mi madre con un beso en la mejilla y salí de casa. Al bajar, Peter y Paul ya estaban esperando, así que nos fuimos directamente al instituto.
A primera hora tenía Francés y la profesora nos dijo que nos pusiéramos en los grupos que hizo para organizarnos un poco.
— Creo que deberíamos empezar Evelyn y yo peleando sobre algo y que aparezcáis vosotros arreglar el conflicto — comenta Adam.
— Yo pienso que deberíamos hacer algo diferente, Adam. Ten en cuenta que todos vamos a hacer prácticamente lo mismo, deberíamos hacer algo más original — opinó Nate. Y la verdad que estaba totalmente de acuerdo con él. Este curso quiero esforzarme lo máximo posible para tener buena media para universidad. Todavía hay un año de por medio, pero igualmente quiero buenas calificaciones.
— Yo opino lo mismo que Nate. Deberíamos esforzarnos un poco más y hacer algo diferente. A ver, la profesora no ha dicho tema de nada, así que no se porque todos los grupos hemos tenido la idea de que somos familia o amigos y hay conflicto entre ellos. Podríamos ser unos desconocidos que se conocen en un banco y comienzan a hablar, no se — les dije apoyando al castaño de ojos verdes.
— Me gusta la idea. Y no tener una de las conversaciones típicas aburridas, sino una conversación que hable sobre temas de hoy en día — propone Evelyn.
— Perfecto — opina Adam —. Podemos seguir con las parejas que hicimos, y cada pareja hacer un tema. Por ejemplo del racismo, del machismo o de la violencia, algo así.
— ¡Ay me encanta! — exclamo y Nate sonríe.
Seguimos dando ideas sobre temas de los que podríamos hablar en el teatro de Francés. La verdad que estoy súper contenta sobre el trabajo que vamos a hacer, y ni siquiera lo hemos comenzado.
Las siguientes dos horas se pasaron volando. La verdad que no puedo parar de esperar y desear que llegue esta tarde. No se la razón por la cual quiero que sea ya por la tarde, para estar con Nate a solas en mi casa. No se porque no puedo parar de pensar en él, y porque no paro de querer estar con él.
Porque te está volviendo a gustar.
No.
Sí.
No, ¡Calla!
Vale, debería parar ya de hablar conmigo misma.
Toca la campana, por fin recreo, tengo muchísima hambre. Salgo, y como siempre hago, busco a mis amigas con la mirada. Y no las encuentro. Y buscando y buscando, mi cuerpo impacta con alguien. Y caemos al suelo. Me maldigo a mi misma porque es culpa mía que nos hayamos chocado, ya que estaba mirando a todos lados menos a donde debía. Me levanto del suelo y veo que todo el mundo está mirando hacia nosotros. Dirijo mi mirada hacia al lado y veo a Adam tirado en el suelo a mi lado. Le ofrezco mi mano para que ayudarlo a levantarse y la acepta.
— Deberías mirar por donde vas — dice limpiándose la sudadera, la cual se le había llenado un poco por la caída.
— Ay, lo siento de verdad. Es culpa mía. Es que estaba mirando a otro lado y estaba despistada. No te he visto. Perdón. De verdad perdón — digo rápidamente. Cosa que causa la risa de Adam.
— Creo que te has quedado sin aire. Respira, inspira — ríe de nuevo — . Que no pasa nada.
— ¿De verdad? — pregunto, a lo que él asiente.
— Luego nos vemos, Elle — dice yéndose mientras se despide de mi tocándome el brazo, como manera de despedirse.
Después de este gran espectáculo, miro hacia delante, y ahí están mis amigas. Ya podrían haber aparecido unos minutos antes.
— ¿Qué acaba de pasar? — pregunta Sarah.
— Pues que os estaba buscando y me choqué con Adam.
— ¿Esta tarde tenéis algo que hacer? Por si queréis ir a verme jugar, que tengo partido — dijo Bianca. Ella juega al voleibol. Juega en un recinto que está al lado de mi casa, por lo que yo iba mucho a verla jugar.
— Yo no puedo. Voy a comprar con mi madre — dice Rebecca.
— No creo que me dejen salir hoy, ya que salimos mañana todas — respond Ashley.
— A mi me pasa lo mismo que a Ashley — después de la respuesta de Sarah, Bianca me mira, en sus ojos había un poco de esperanza, unida con un "como no vengas te rapto y te llevo".
— Lo siento — sonrío inocentemente.
— ¿Qué es lo que tienes que es más importante que verme jugar?
— He quedado con Nate para...
—¡¿Con Nate?! — exclaman todas a la vez, haciendo que Nate y su grupo, que estaban a dos metros de nosotras, se giraran a mirarnos.
— ¡Shht! Que hemos quedado para hacer un trabajo de Francés.
— Aah! Ahora todo tiene más sentido — dice Sarah sonriendo.
Finalmente acabó el recreo y tuvimos que volver a clase. Las últimas tres horas se me hicieron eternas. ¿No sabéis esa frase que dice que las horas se pasan más lento cuando deseas que llegue cierta hora del día? Pues eso es exactamente lo que me pasa. No se porque, pero no paro de pensar en esta tarde. En estar a solas con Nate. En mi casa. En mi habitación. A tan solo un metro de mí. Es impresionante la manera en la que me atrae este chico. Y me asusta. Me asusta demasiado. No solo porque no quiero sentir nada por nadie. Sino porque él ya me había gustado antes, y estaba sintiendo cosas que ni siquiera antes había sentido. Como que los sentimientos hacia él se habían hecho más grandes. No se que tienes Nate Anderson. No se que tienes ni que me has hecho, pero no puedo parar de pensar en tí.
Al llegar a mi casa solté la maleta y le di un beso en la mejilla a mi madre. Hice la comida, hoy, jueves, toca pasta. Nos preparé el plato a mi madre y a mí, y comimos viendo como conocí a vuestra madre. Solo quedan 2 horas para que llegue Nate. Creo que voy a enloquecer.
17:10. En unos minutos Nate estaría aquí. Mi madre estaba en el médico y mi padre la acompañaba. Por lo tanto íbamos a estar solos, bueno, con mi perro también. Había ordenado mi cuarto y el de mis padres. También limpié el salón y la cocina. No se porque me empeñaba en dar una muy buena impresión. La verdad que él ya había venido otras veces a mi casa, pero nunca había estado tan nerviosa como hoy. Miro el reloj que se encuentra en la pared del salón. Y cuarto. Y suena el timbre. Corro a la puerta y miro por la mirilla. Y ahí estaba él. Con su pelo alborotado y sus preciosos ojos verdes que me transportaban a otro planeta. Segundos después, le abrí la puerta.
— Hola Nate, pasa — le dije con una sonrisa y lo invité a entrar.
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Just be happy :)
Genç KurguSiempre hay un momento en la vida de cada persona en el que sientes que todo está en contra tuya, que no le importas tanto a tu grupo de amigos o amigas, o simplemente, que nadie te entiende. En ese momento a lo único que te dedicas, aparte de estud...