Capítulo 5

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Voy en el taxi hacia mi flamante e incierto destino; pero no sé qué carajos se me metió en la cabeza y decido pedirle al conductor que por favor me deje en otro centro comercial, -no queda lejos; pero hago que se desvíe del rumbo original.

Me bajo del taxi y me dirijo hacia la entrada principal del mall, ingreso al inmueble y voy bastante emocionada viendo los aparadores para calmar mi ansiedad.

Se me viene el galán a la mente... !Rayos! Aún no le aviso que estoy en otro lugar. Debo llamarle de inmediato. Este tipo va a pensar que estoy loca... y no estaría nada lejos de mi realidad:

-Hola. Soy Mila.

¡Hola! -se escucha entusiasmado.

-Espero no molestarte, pero te cuento que no estoy en el centro comercial que acordamos para vernos. Lo que pasa es que...

Y sin siquiera dejarme terminar la frase de disculpa por el cambio de dirección, suena un fuerte chillido -en donde supongo que de manera automática e involuntaria- aprieta sin pensarlo dos veces el freno; lo que causa inmediatamente que algún conductor toque -de forma muy fuerte e insistente- la bocina de su auto. Tal vez un poco molesto por la acción generada de forma tan imprevista por el individuo en cuestión.

-¡Mila! ¿Te ha pasado algo? ¿Tuviste algún inconveniente? Por favor dime ¿Te encuentras bien?

Ok. ¡Vaya! Pero ¿Qué es esto? ¿Un interrogatorio completo? Este hombre no me deja ni respirar, ha formulado tantas preguntas como le fuese posible en menos de una milésima de segundo. ¡Wao! Es muy intenso.

-¿Eh? ¡No! No. Alessandro, por favor discúlpame... lo siento, sin pensarlo me desvié de la dirección y estoy en otro lugar. Lo que pasa es sólo que... bueno en realidad nada malo, debo hacer una diligencia importante y al acordarme de eso... le indiqué al taxista se desviara de la dirección original. La verdad salí con mucho tiempo de casa y sé que estoy sólo un poco largo, espero no te moleste, de verdad discúlpame. No lo pensé realmente, sólo lo hice y ya. -hablo sin parar.

Jesús, pero ¿En qué pensabas Mila Branning? Muero de la pena con Alessandro ¿Ahora qué va a pensar de mi? ¡Por Dios! Que ni se entere Niza de mis estupideces, porque esto sí que no me lo perdona.

-Mila, tranquila todo está bien, no te preocupes y por favor no te disculpes. Sólo quiero saber que estás bien. Pero, ¿Pasó algo? -me dice con esa suave voz de preocupación.

-¡No! No. No pasa nada de verdad. Estoy bien. Gracias. -hablo nerviosa.

-Ok. Tranquila. Dime por favor ¿En dónde estás? ¿En dónde te recojo? -me responde, se escucha más sereno.

-Estoy en Beverly Center. Te espero en el lobby principal del mall.

-Claro. Estoy ansioso por verte. Hasta entonces.

-Muchas gracias. -le digo sin más y cuelgo.

Mientras espero el ansiado y nervioso momento, me entretengo buscando el regalo que tengo que comprar.
Es un regalo para alguien muy, muy especial para mí... es su cumpleaños; pero es hasta noviembre próximo.
Lo que pasa es que acostumbro adelantarme a los acontecimientos, me gusta ser lo más precavida posible, por lo que trato de realizar mis compras con el tiempo suficiente.

Bueno es que la verdad no me gusta sentir que el tiempo se me viene encima, porque realmente pasa muy rápido -Sí ya sé que es una hipérbole; pero así es como lo siento- por lo que consigo encontrar siempre el momento adecuado para que con mucha calma y entusiasmo pueda conseguir lo que me propongo obsequiar a esos seres queridos.

Mis Alas al Viento...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora