-Laura, Laura, despierta
Lentamente abrí los ojos y me sentí super cansada mientras me incorporaba:
-Laura -volvieron a llamar aporreando la puerta.
-Vale, vale -me queje- ya estoy despierta, parar ya.
-¿Te encuentras mal? -Alvaro entrando junto al resto.
-No es eso. Es que tanto golpe resulta molesto.
-Lo siento -los cinco a la vez.
Sonreí con los ojos cerrados:
-De todos modos, tienes mala cara -Dani.
-Peor de la habitual -Carlos bromeando.
-Gracias sombrerito, yo también te quiero -le dije sarcásticamente haciendo que se riera como el resto.
Me estire y levante, pero comenze a tambalearme:
-Cuidado
-Gracias David -dije y apoyada en el, recupere el equilibrio.
-Deberíamos llamar al medico -Blas.
-No, no hace falta. Estoy bien, en serio -dije soltándome de David.
Pero nuevamente me tubo que sujetar porque me caía:
-No estas bien -este mirándome y me ayudo hasta la cama.
-Voy a buscar al medico -Carlos y marcho sin darme tiempo a quejarme.
-No os preocupéis tanto por mi -les sonreí apoyada en el cabecero- solo a sido un pequeño mareo.
-Laura, podría ser a causa de la maldición -Alvaro.
-Chorradas. Lo que pasa es que tengo tensión baja.
-Pues imagínate con tensión baja y la maldición -Dani.
-Si, la que se puede montar -añadió David.
Suspiraba triste y apoyando la cabeza en la almohada que me servia de apoyo, cerré los ojos. No te que alguien me acariciaba la mano y al abrirlos vi que era Blas. Un escalofrió recorrió mi cuerpo, igualito al que me llego cuando lo hizo en casa de Madreselva:
-¿Estas bien? -me pregunto.
Asentí sonrojada.
Carlos no tardo en llegar con el medico y Blas me soltó la mano. Todos se apartaron dandole paso. Se sentó a mi lado y me miro:
-No me gusta nada esa cara alteza -me dijo colocándose el estetoscopio en los oídos.
Su contacto era frío y se me puso la carne de gallina. Pero estaba mal, lo suficiente como para ser consciente de que estaba en sujetador delante de Auryn y darme igual su presencia.
Cuando acabo, me puso nuevamente la camiseta. Observo mi brazo, el cual ya estaba por completo negro y la maldición comenzaba a atacar mi pierna. Lo vio al destaparme, el muslo comenzaba a tomar la tonalidad del carbón.
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El medico suspiro volviendo a taparme, se levanto en busca de su maletín y salio junto a los chicos:
-¿Cual es el diagnostico? -Dani.
-El mareo ha sido un simple bajón de tensión -contesto rebuscando en sus cosas- sin embargo la maldición no ayuda.
-¿Y que sugiere? -David- no hay manera de convencerla de que tome la cura.
-Lo se, lo ideal seria que aceptara.
-¿No hay otra manera? -Blas.
-No. Me temo que si la maldición sigue extendiéndose, pronto llegara al corazón y entonces... bueno, ya me entendéis.
-Si, desgraciadamente -Carlos- hay que conseguir convencerla, el problema es como.
-Vosotros sois sus ídolos, algo podréis hacer.
-Lo hemos intentado -Alvaro- pero sigue con la cosa de que nos pone el peligro.
Bueno, de momento reduciremos la propagación -dijo el medico sacando un gran jeringuilla- usaremos la vacuna H2.
Pero al entrar, no había nadie.
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Habia oído todo y al oír lo de la vacuna, salí por la ventana.
La mañana era fría y yo iba con pijama corto tambaleándome:
-Laura -oí y me gire.
Eran ellos, los chicos que me tenían rodeada y el medico jeringuilla en mano:
-Laura tranquila, sabemos de tu miedo a las agujas -David.
-A las agujas no -corregí y señale- a esa aguja.
-Es por tu bien Laura, debes hacerlo -Dani.
Mire al medico, se acercaba y yo retrocedía hasta chocar con Blas que me agarro para que no escapara:
-Suéltame Blas
-No
Comencé inconscientemente a llorar viendo como aquel pincho se acercaba.
Carlos agarro mi brazo con fuerza y tras el pinchazo, caí inconsciente en los brazos de Blas.
Como Loli tenia clase, no pudo quedarse mucho y a la semana siguiente volví a Londres, pero seguimos en contacto.