SIGUE INSTRUCCIONES

Capítulo 2:

Estaba perdiendo la paciencia. Esta era la fase uno, la más fácil de todas por dios, ¿por qué la maldita directora lo quería hacer por las malas?

En cuanto saqué mi pistola la directora levantó las manos y volvió a ponerse donde estaban los alumnos. Algunos de los alumnos se alejaron un poco de nosotros por miedo a que les disparáramos, pero una chica pelirroja cruzada de brazos y con el ceño fruncido no se movió.

Me llamó la atención ya que todos se habían movido un paso para atrás de la fila que habían formado, pero ella no, ella no se había movido. ¿Acaso no le daba miedo que le dispararan?

-Haber, que todas las chicas se pongan aquí en una fila por orden de edades, las de catorce en esa esquina, las de quince en esa otra…-explicó Zayn.

Todas se empezaron a mover a sus respectivos lugares y los chicos se alejaron un poco más con cara confusa. Pero la pelirroja se quedó quieta, ni siquiera vaciló en moverse.

Igual se había quedado paralizada por el miedo, o era retrasada, o no lo había entendido, o no sabía qué edad tenía…

Lo dudo, es más, creo que está chica nos va a dar problemas. ¡Genial, lo estaba deseando!

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Empezaron a explicar dónde nos teníamos que colocar por orden de edades, pero yo simplemente no me moví. Vi a mis amigas dirigiéndose hacia un lateral con las de mi edad, entre ellas Evelyn que me miraba sorprendida, quizá por no seguir las normas.

No me moví ni un centímetro, no era por llamar la atención o desafiarles, era porque no confiaba en ellos, y mi conciencia me decía que no me moviera, igual no se daban cuenta.

Pero no fue así. Jason no me quitaba los ojos de encima, no era porque le gustara o fuera guapa, sino porque no les había obedecido.

Los otros chicos estaban contando a las chicas de cada grupo y los demás vigilaban que ninguna se escapase, pero por alguna razón sentía que todo el instituto me estaba mirando.

Jason se acercó a mí con paso amenazador, pero no me moví, ni siquiera pestañeé, tan solo me limité a mirarle fijamente mientras mis brazos seguían cruzados y mi ceño fruncido.

Se puso en frente de mí, a tan solo unos centímetros de mi cara.

-¿Qué no has entendido que tienes que colocarte por orden de edad?-me preguntó cínico.

No le contesté. Tan solo le miraba para ver qué pasaba a continuación.

Él resopló y me miró con una pequeña sonrisa.

-¿Estas sorda o res retrasada?-volvió a preguntar.

Eso me enfadó. No era justo que me insultara, y encima con un insulto tan obsceno como ''retrasada´´.

-¿Y tú eres idiota para no entender que no me coloco porque no confío en vosotros?-pregunté arqueando una ceja.

Sus labios se pusieron en una línea recta y su ceño se frunció ligeramente, pero una sonrisa divertida dibujaba su rostro.

-¿Me has insultado?-preguntó retóricamente.

-¿Estás sordo o eres retrasado?-le imité.

-Dime tu edad-exigió.

Yo negué con la cabeza.

Él se rió.

-¿De verdad crees que no vas a venirte con nosotros?

-Entonces por qué crees que estoy parada

Él me agarró del brazo con fuerza y tiró de mí hacia el grupo de diecisiete años.