Raoul no tiene muy claro como ha llegado a esa situación, en un momento estaba mirando a los trabajadores de su padre desde el porche y al siguiente está estampado contra un árbol y con la lengua del canario en su boca.
-¿En que piensas?- le pregunta el chico pasando a besar su cuello
-En que no deberíamos estar haciendo esto- mueve la cabeza para dejarle más sitio- Nos pueden pillar.
-Pero vamos a ver rubito- le dice apartándose ligeramente -¿Quién coño va a venir aquí a las dos de la tarde con el calor que hace?
-Yo que sé- le responde soplándose el flequillo- Mi padre, mi hermano, el jefe de cuadrilla, cualquiera de tus compañeros...
-Bueno- le pega un poco más, estirando de sus caderas, para rascar su cuello con los dientes- Siempre se nos pueden unir si vienen
-Eres imbécil- le aparta de un empujón- No sé ni que hago aquí.
-Pues por ahora comerme la boca- le dice encogiéndose de hombros- Aunque si te portas bien puede que te deje comerme otra cosa.
-No te soporto- bufa al ver el guiño del chico- Me pones nervioso
-Ya se que te pongo mi niño- responde subiendo las manos por su cuerpo para desenredar sus brazos cruzados- No hace falta que me lo repitas tanto.
-Imbécil...- Se intenta soltar de su agarre- Aparta, ya no quiero que me toques.
-Vale- lo suelta el canario apartándose- Nada de tocarte
-Eh, ¿Adonde vas?- pregunta viendo como se gira para irse
-Me voy a comer- responde simple mirándolo por encima del hombro- Que me entró hambre y ya no me dejan comer lo que tenía pensado
-¡Espera!- estira la mano para coger su muñeca y pararlo- Sigues pudiendo comer aquí
-¿Y si ya no me apetece comer esto?- se deja acercar quedando encima del rubio de nuevo
-Tu te lo pierdes entonces- se va moviendo poco a poco hasta quedar a centímetros de su boca
-Yo me lo pierdo, si....- susurra mordiéndose el labio intentando controlarse
El trabajador se fue acercando poco a poco a aquellos labios que lo esperaban abiertos para juntar sus lenguas y que jugaran entre ellas.
No mucho después una voz en la lejanía les hace separase con brusquedad.
-¡SEÑORITO RAOUL!- gritaba Roi a pleno pulmón
-Mierda- se miraron los ojos muy abiertos y empiezan a recolocarse la ropa y el pelo lo mejor que pueden
-Deberías salir de aquí, se va a dejar la voz al final- habla el moreno divertido
-Mejor que salga, sí, no sea caso que se quede afónico y mi padre me eche la bronca a mi- rie y sale del escondite sigilosamente- Roi ¿Qué pasa?
-Señorito Raoul, que susto me dio- le dice el gallego poniéndose una mano en el pecho por el sobresalto- Lo está buscando su padre desde hace un buen rato- se gira al canario que aparece en ese momento- Uy, hola Agoney. ¿No vienes a comer?
-Sí, voy con ustedes- responde y le guiña un ojo al rubio- Que aun no pude comer y tengo hambre.
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-Mira quien se ha dignado a aparecer- dice el mayor con ironía- llevo buscándote un buen rato, jovencito.
-Lo siento padre- agacha la cabeza- No volverá a ocurrir
-Eso espero- habla firme- No es digno de un señorito como tú llegar tarde. Venga, súbete al coche.
-Señor, no se enfade con él- interviene el canario- Fue culpa mía que llegara tarde
-¿Culpa tuya porqué?- responde el jefe
El rubio, ya subido en el coche esperando a su padre, se intenta aguantar la risa viendo cómo el chico traga saliva intentado buscar una excusa.
Sabe el momento exacto en que la caga cuando los ojos del canario se conectan con los suyos y sonríe como el gato malicioso que es
-¿Y bien?- Manolo sube una ceja, esperando la respuesta del chico y el rubio se tensa, sabiendo que no puede salir nada bueno del canario.
-Ha sido mi culpa por llevármelo al huerto
Raoul puede afirmar que no se había puesto más rojo en su vida.
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Por si no lo sabíais la expresión "llevarse a alguien al huerto" es sinónimo de acostarse con alguien jajajja
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