Púrpura

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A partir de las " es una retrospección, es decir, está hablando de algo que ha pasado la noche anterior, cuando se acaben las " vuelve al presente 

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Gritos, risas grotescas y ruido de metal contra metal, es todo el que podemos oír desde la oscuridad de mi habitación. Debemos de llevar aquí unas dos horas, escondidos bajo la cama mi hermano pequeño y yo dando gracias al cielo por estar los dos juntos en el momento de la invasión.

Desde pequeño me habían explicado que los Sin Nombre eran como los bárbaros de las historias que le gustaba leer a Alfred, solo que más inteligentes y mejor adiestrados para la guerra, pero nunca me imaginé que tendría una demostración en carne y hueso..

He visto como destruían la gran muralla que rodea el castillo y que tan seguro me ha hecho sentir siempre como si estuvieran cortando un trozo de mantequilla. He visto como arrasaban con todo a su paso, como mataban a diestro y siniestro a todo aquel que se interpusiera en su camino...

No entiendo cómo ha podido pasar, cómo han cambiado tanto las cosas en apenas un día....


"Me miraba al espejo y, a pesar de que no solía ocurrir tanto como debería, me veía bien, me veía... guapo incluso. Se las habían arreglado para hacer que mis cabellos oscuros y sin vida brillaran con la luz de las velas como seda negra ondeando en la noche. Al ser una fiesta me había permitido a mí mismo delinearme los ojos con khol negro ya que sabía que los haría resaltar bajo del antifaz púrpura con decoraciones en plata que llevaba.

Miré mis ropajes, hechos de color morado oscuro que combinaban a la perfección con la máscara que debía llevar dada la naturaleza de la fiesta, y sonreí, sabiendo que Ricardo aprobaría mi vestimenta.


Oí el ruido antes de ver la piedra que había golpeado contra la ventana caer en el suelo de mi habitación. La miré unos segundos antes de avanzar en dirección de donde había venido sabiendo perfectamente quien había sido capaz de tal osadía. Me asomé a la ventana y vi a mi hermano apoyado contra el carruaje esperando a que yo me dignara a bajar con él.

Avisé que ya bajaba y, después de mirarme por última vez en el espejo, lo hice, con la parsimonia digna de un príncipe que no debe correr a no ser que sea estrictamente necesario. De todas maneras no tardé mucho en llegar y ambos nos subimos a la carroza que nos llevaría al baile de máscaras que organizaba el reino del Este.

Estábamos tan emocionados por aquel encuentro que no pudimos parar de suponer quien iría y quien no aquella noche y que vestidos o tocados llevarían ¿Mademoiselle Nerea vendría de dorado o preferiría el blanco puro esta noche? ¿Lady Mamen llevaría el colgante de su madre o llevaría el que le regaló su suegra la noche de su boda?

Que ganas teníamos de llegar ya y comprobarlo todas nuestras suposiciones, aunque había una cosa en concreto que, a pesar de no mostrarlo externamente, me moría por confirmar.

-Sabes Ago, me han dicho que el duque de Vázquez vendrá esta noche.- Dijo levantándome las cejas.

-¿Y eso porque me tendría que interesar?- le dije intentando parecer desinteresado a pesar de las ganas que tenía de que si fuera aquella noche.


El duque Raoul Vázquez y yo llevábamos siendo amigos desde que tengo memoria. Nos pasábamos temporadas enteras en el palacio del otro jugando en el jardín, trepando árboles que desde los ojos de la infancia nos parecían gigantes o simplemente echados enfrente de la chimenea disfrutando del calor de esta nuestros cuerpos cansados de tanto jugar.

Escenas de matrimonioDonde viven las historias. Descúbrelo ahora