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Después de aquella tragedia de la noche anterior Luke no volvió a ver a Ámbar. Ni en la cocina,ni en el baño,ni cuando su familia se fue. Instantáneamente supo que si fuera por ella,no se volverían a ver. Seguro estaba demasiado molesta como para siquiera volver al reino.

El rubio se levantó angustiado y enojado; sentía una negación interna que no lo dejaba ni siquiera levantarse de la cama. No quería ver a nadie por hoy.

En cuanto se giró quedando boca arriba mirando hacia el techo sintió un dolor en el corazón; no podía ser que todo haya salido tan mal. Era la primera vez que conocía a alguien que le caía bien,y la familia la espantó de esa forma.

Y no quería nombrar la forma en la que Camillah lo estaba tratando. Se sentía encerrado,no tenía libertad de expresión ni de movimiento en el palacio. Quería buscar algo nuevo.

Dos campanas sonaron marcando las ocho de la mañana y Luke se dirigió a ponerse una camisa para desayunar con su familia a la cuál prefería no dirigirle ni una palabra,pero tenía que hacerlo debido a las reglas.

Camino al living del palacio se detuvo detrás de la puerta luego de escuchar a su madre nombrarlo,y sospechó que estaban hablando de lo que pasó la noche anterior.

Es inaceptable. —Elizabeth suspiró— No puedo entender por qué no quiere casarse con ella.

Es fácil,mi amor. —Mark soltó la cuchara sobre la mesa, mirándola— No está enamorado.

No tiene que estarlo Mark! Son las reglas del reino! —se llevó las manos a la cara y luego se quitó la corona para acomodar su peinado— Todavía no me creo que estaba bailando con la hija de Miguel.

El príncipe no entendía cuál era el verdadero problema que su madre tenía con el principe del otro reino. Sabia que habían tenido un pasado algo oscuro pero no dejaría que eso impida que el pudiera hablarle a su hija.

Tal vez sea momento de que le permitan estar con otra mujer. ¿No es así? —Otra voz interrumpió,era Safiyah.

No hemos pedido tu palabra. Puedes retirarte.

La sievienta salió de la sala encontrándose con Luke en el pasillo y éste le pidió que por favor guardara silencio o lo descubririan.
Después de diez minutos de escuchar la conversación que no debía el principe se dió cuenta de que lo que su madre quería de la boda era el dinero,y no que él ocupara el trono.

No sé cuando me voy a morir, —Exclamo dejando la taza en el pequeño plato— Pero antes quiero ese dinero.

Lo vas a conseguir cielo. —Mark tomó la mano de su esposa— Estamos juntos en esto.

Luke se dió la vuelta y decidió saltearse el desayuno; pondría un cartel en su habitación que indicara que estaba enfermo para que nadie lo molestara luego de todo lo que había oído.

En su camino devuelta a la habitación al final del pasillo comenzó a sentir un ardor en su estómago; era una especie de disgusto.
Le daban asco las palabras de su propia familia,y a pesar de saber las reglas del reino y entender que pasaba definitivamente no estaba de acuerdo y le hubiera gustado salir de alli cuando era el momento.

Antes de llegar a su cama dio un vistazo a la ventana; el sol le iluminó directo en los ojos mientras intentaba divisar el paisaje; verde,lleno de árboles y flores recién crecidas.
Él era como una flor; De esas a las que sólo le dan lo que necesitan si es por lo que devuelve. Si no devuelve nada,la dejan morir.

Tras unos largos minutos de quedar paralizado debido al rayo de sol directo en sus pupilas,un pensamiento se encendió en su mente. Como una lámpara.
No estaba seguro de si Ámbar quería volver a verlo luego de lo que había pasado pero estaba seguro de que él si quería,y debía intentarlo para descubrir la verdad.

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