3-MARTES:

15 0 0
                                    


-Necesito tú ayuda.

Park aparece frente a mí y, si no fuera porque de verdad estoy disfrutando de mi bebida, seguramente ya se la hubiese esparcido toda en su rostro.

- ¿Necesitas qué? -Digo en un intento de entender sus palabras.

-Vamos segundo lugar, no te hagas la tonta, ya me escuchaste.

-Tienes que estar bromeando.

-Sabes que no me gustan las bromas. -Park toma la silla a mi lado y se deja caer en ella. -No te imaginas lo mucho que me ha costado venir a decirte esto, así que por favor no seas una tonta y ayúdame.

Sacudo mi cabeza intentando organizar mis ideas. Esto tiene que ser una broma, una muy buena broma del destino; Park Olsen me está pidiendo ayuda.

Bueno Amelia, se madura y ayuda a tú prójimo... Nah, mejor disfruto de esto un rato.

- ¿Qué ganaré yo a cambio de prestar mis servicios?

- ¿Qué te parece puntos extra en las actividades extracurriculares? Sé que no te va muy bien en carpintería.

- ¿Cómo podrías ayudarme a conseguir puntos extra? -Pregunto intrigada.

-Digamos que algunos profesores son mis amigos ¿Y qué dices, aceptas?

-Mmm... No lo sé, no me parece suficiente, sé que puedes hacerlo mejor que eso.

Él lanza un suspiro frustrado y revuelve su cabello dejando en evidencia lo mucho que le cuesta decirme esto, y no sé por qué, pero al verlo hacer ese movimiento he llegado a pensar que se ve lindo. ¡¿Qué diablos ocurre contigo Amelia?!

-Está bien... si me ayudas, dejaré de llamarte segundo lugar. -Dice con una nota de decepción en su voz.

Esto debe de ser de verdad muy importante para él, porque de no ser así dudo mucho que llegase a ofrecerme eso.

-De acuerdo, te ayudaré, pero no quiero volver a escuchar ese apodo saliendo de tus labios y también quiero ver, por lo menos, unos cuatro puntos positivos en la planilla de carpintería.

-Trato. Estaré en tú casa a las tres. -Park se levanta de la silla y sonríe ampliamente hacia mí. La campana suena y da media vuelta para irse, pero luego de dar unos pasos voltea a verme y dice las palabras que jamás pensé escuchar de su boca. -Gracias, Amelia, en serio gracias.

Desaparece entre la multitud de estudiantes y yome quedo estática en mi asiento ¿Acaso Park acaba de decirme gracias? No puedeser, tengo que estar soñando. 


Tomo mis cosas y me dirijo a mi próxima clase en "modo robot" ¿Cómo es que alguien que decía odiarme ahora me pida ayuda y me dé las gracias el mismo día? ¿Será que la comida tiene algún alucinógeno y no me di cuenta?

...

No, no, no, no... ¡¿Por qué demonios no me decido por algo y listo?!

Lanzo otra prenda más al gran montón que amenaza con devorarme y me siento en el suelo junto a ella. - ¿Por qué no puedo elegir algo? -Pregunto ya cansada de mi indecisión. Y para que me entiendan mejor les explicaré de que hablo: Tengo aproximadamente una hora intentando decidir por algún atuendo que ponerme para cuando Park llegue, no sé por qué lo hago, en otra situación me hubiese puesto la ropa más espantosa y poco femenina que pudiese conseguir, pero por alguna razón no quiero que Park me vea con ropa desaliñada.

El timbre suena y siento los pasos de la ama de llaves acercarse a la puerta. Mi corazón comienza a latir desenfrenadamente y tomo unos jeans junto con una linda blusa que mi madre me regaló hace unas semanas atrás, me coloco las prendas lo más rápido que puedo y justo cuando comienzo a colocarme la camiseta, la puerta de mi recamara suena y la voz de mi ama de llaves suena a través de la madera.

La ciencia del amorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora