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El primer beso: el primero de verdad y diferente a los demás.

La vida en la universidad no era muy diferente a lo demás, pasábamos meses dentro de esas paredes y en vacaciones regresábamos a casa. O por lo menos para las personas que vivían en el país, yo como extranjero debía quedarme ahí y con suerte regresaba unas semanas a casa.

Mi nombre es Huang Renjun y así fue como mi vida dió un completo giro tan solo con un beso.

Durante esa época yo tenía un novio, un chico dulce y paciente, sumamente cariñoso; Na Jaemin. Yo creía que mi vida estaba completa y que pasaría el resto de mis días junto a él, claro que aún éramos jóvenes, pero fueron dos años de un hermoso noviazgo donde creia estar enamorado. Claro que teníamos nuestras diferencias y peleas cotidianas, la mayoría de estas fueron causadas por una sola persona; Lee Donghyuck.

No solo era mi mejor amigo, si no una especie de amante ¿De qué estoy hablando? Pues si, mi relación con el chico nunca cambio. Nos abrazamos, nos decimos cuanto nos amamos y odiamos, estaba en la punta de mis prioridades y por supuesto todo esto no le agradaba a Jaemin. Aún así supimos ignorarlo, solo debía decirle y mostrarle a mi novio cuanto lo amaba y que no era más que una amistad lo mío con Donghyuck.

Las luces estaban apagadas, solo mis sentidos eran conscientes de lo que ocurría. Mis labios eran torturados de manera agradable, mis manos enredadas en el cabello sedoso y lacio. Los suspiros y jadeos eran casi un susurro, éramos Jaemin y yo en la habitación. Sus visitas a mi cuarto no eran inocentes y era un viernes después de una tarde llena de clases, los trabajos ya estaban entregados y merecía un descanso de todo aquello, mi pareja era feliz de cumplir con todo.

Pero la luz cegadora se prendió y mis ojos ardieron, fueron unos segundos donde pude ver el torso descubierto de Jaemin para luego ser lanzado hacia la cama.

—Lo siento— Escuché una voz conocida y las luces volvieron a apagarse. —¿Interrumpí algo?—

—Claro que no, estábamos jugando a las cartas en la oscuridad— Respondí irónico. Donghyuck volvió a encender las luces sin inmutarse, deje que mis ojos se acostumbraran de nuevo a la luz eléctrica.

—Se van a quedar ciegos si juegan a oscuras— escuché una exclamación por parte de mi novio y entendí que estaba incluso más molesto que yo por la situación. Las respuestas de Donghyuck tampoco ayudaban.
—Huang ¿No viste si deje aquí mis pantalones rasgados?— Abrí un ojo y lo ví acercarse a mi armario, ya lo conocía bastante bien y era algo común, así que lo deje hacer lo que quiera.

—Creo que lo vi en tu estante— Me levanté para ayudarlo a buscar su ropa, a veces era como un niño y necesitaba que otros estén cuidando de él. Y con otros me refiero a mi mismo.

—¿Estás seguro?—

—Si, los lave el jueves pasado— Lo recordaba bien, había ido a la lavandería y entre mi ropa estaba el pantalón de Donghyuck. No me extrañaba que estuviera ahí y tampoco me resultó raro, no sería la primera vez que lavaba una prenda suya.

Por alguna razón en mi armario tenía un estante con ropa de mi mejor amigo, de una manera u otra siempre terminaba olvidando algo en mi cuarto. Yo solía ser muy organizado y en un momento dado termine con muchas cosas de él guardadas entre las mías. La habitación era para dos personas y en la nuestra parecían vivir tres, estaba seguro que en el cuarto de Donghyuck solo habría un cepillo de dientes. Vivía a tres edificios apartado y era más fácil venir al mío que buscar en el suyo.

Encontré lo que buscaba y se lo entregué, el me agradeció con un beso. Justo a tiempo para recordar que aún estaba Jaemin y tuve que correr mi rostro para recibirlo en la mejilla, el chico lo entendió y ambos miramos la reacción de mi novio. Esperando que no se volviera a enojar por nuestra tonta costumbre.

7 Besos |Renhyuck|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora