2.1

3.5K 415 295
                                    

Segundo beso; luego del primero vinieron más, pero solo aquel beso que me hizo dar cuenta de mis verdaderos sentimientos es el de esta lista.

Las tardes de domingo en la universidad eran tranquilas, sin obligaciones y tiempo libre para hacer cuanto quisiera, afuera hacía frío y nada del mundo haría que me levantara de mi lugar.

Exepto tal vez, mi compañero de habitación; Lee Jeno.

Un muchacho menor que yo, pero bien podría hacerse pasar por mayor. Es uno de los estudiantes más conocidos del campus, aunque el lo niegue y no hable con nadie. Su círculo de confianza es pequeña y cuando lo hace no deja de hablar en ningún momento, mientras los demás hablan sobre él y su misteriosa forma de ser, en realidad es tímido y divertido una vez lo conoces.

Concentrado frente a mi portátil, sentado sobre mi silla giratoria en un pequeño espacio creado por mi compañero de cuarto y yo, para tener un lugar cómodo donde estudiar o como yo en ese momento, para pasar el rato y revisar mis carpetas. Así como mi habitación era ordenada, también mis archivos, guardando los que ya no necesitaría en cierto lugar y los demás en sus respectivos espacios.

Detrás mío escuchaba la voz de Jeno vacilar sobre algún tema, no estaba prestando atención a lo que decía y tampoco me interesaba averiguar si sus palabras estaban dirigidas a mí o hablaba solo. Tenía la habilidad de escoger ciertas partes de conversación.

—¿Tendría oportunidad?—El tono interrogativo me advirtió que debía responder algo, pero no sabía de qué estaba hablando. Decidí por responder con una exclamación de afirmación. Jeno bufó—No me estás escuchando— Me di la vuelta y lo miré sin interés—¿Que tengo que hacer para que me prestes atención?— Regrese mi posición inicial y volví a ignorarlo.

Claramente, una vez que Jeno comienza hablar es difícil hacerlo cerrar su boca. Ya casi terminaba con mis asuntos y comenzaría a adelantar algunas de mis tareas, así luego no tendría que preocuparme por ellas.

—¿Ser más interesante?— Escuché como se quejaba como un niño a mis espaldas, era fácil de hacer enojar como un pequeño.

—Tal vez me escucharás si me llamara Na Jaemin ¿Verdad?— Negué aún metido en mis asuntos.

—Tampoco lo escucho—Y no era mentira, nuestra relación no se acercaba a una de charlas largas y monótonas. Más bien eran besos, caricias y discursos tontos de Jaemin siempre tan dulce y pegajoso.

Si alguien con quien me gustaba hablar de cualquier cosa y por horas era con un chico de primer año, amigo de Jaemin, pero era raras las veces donde nos cruzamos. Y por supuesto, Donghyuck aunque solo eran estupideces o mis charlas tratando de motivarlo.

—¿Y Lee Donghyuck?— Por un instante frene mi tipeo y sonreí

—No imboques al diablo— Jeno se estremeció, recordando ese día que le jugamos una broma con el hecho de que mi Haechan había cumplido seis el sexto día, del sexto mes, del año seis.

—¿Si digo su nombre tres veces aparecerá?— Preguntó burlón y algo desconfiado.

—Intentalo—

—Lee Donghyuck, Lee Donghyuck, Lee Donghyuck—

Por unos segundos la habitación quedó en total silencio, como si realmente esperábamos a que Haechan apareciera por arte de magia o de un estilo demoníaco. Luego de esperar un pequeño tiempo, Jeno quiso abrir su boca para reírse y burlarse de la estupides que estábamos haciendo, cuando justo en ese instante la puerta se abre y un sonriente Donghyuck aparece.

—Jeno aquí— Su frase fue cortada por un grito aterrorizado del nombrado y la forma en la que golpeó su cabeza con la pared por el susto. Yo solté una fuerte carcajada por la situación, agradeciendo la puntería de mi amigo por aparecer en los mejores momentos y más oportunos. —¿Que les sucede?—

7 Besos |Renhyuck|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora