15 Abril, 2016
―¿Hal? ―escucho el llamado de Beck por cuarta vez en lo que va del día y acaricio mis piernas― Cariño, no puedes permanecer encerrada por siempre ―escuché su sonoro suspiro.
Todo el mundo parecía haber olvidado que después de leer la libreta de esa chica, había ido tras ella para encontrarla colgada de las vigas del granero de su abuelo.
Sólo de recordar todo lo que decía ella en sus páginas y de ver lo rota que lucia cuando la bajaron de allí me dan ganas de llorar y se me estremece el cuerpo.
No la culpo.
Claramente me dijo que no fuera tras ella, sin embargo mi consciencia no me permitía quedarme sin hacer nada para salvarla.
Llegué tarde.
Sin embargo también me pregunto, ¿que hubiera cambiado de haberla encontrado antes? ¿Como pensaba ayudarla? ¿Quien escucharía a dos chicas de 15 y 17 años? ¿A alguien le importaba esta chica realmente?
Eran preguntas que me atormentaban todas las noches desde que sucedió y no me dejaban dormir.
Al igual que Danielle parecía un fantasma. Mi cabello negro carecía de brillo, mis ojos igual de negros parecían sin vida, mi piel antes bronceada estaba pálida, tenía las mejillas hundidas y ojeras tan grandes que rivalizaba con los pandas.
―¿Haley? ―volvió a llamar Beck― Al menos podrías abrir la puerta para verte, no haz comido en días ―sentí su impaciencia― Estas haciendonos sufrir y no es justo.
Me limpie las lágrimas que habían resbalado por mis mejillas y me levanté del alfeizar de mi ventana para quitar el cerrojo de la puerta.
Beck entró mientras yo volvía a mi lugar. La mañana parecía estar tan triste como yo me sentía por dentro.
―Mirate como estas niña ―me di la vuelta para enfrentar su mirada preocupada y de ceño fruncido.
―¿Es para menos? ¡Por amor de Dios, Beck! Todos parecen olvidar lo que pasó pero todo parece reproducirse una y otra vez en mi mente sin importar que tenga los ojos cerrados o abiertos.
―Si sigues como estas tendré que llamar a Will para que busque un médico para ti ―se acercó a mi y trató de acariciar mi cabello, sacudí mi cabeza fuera de su alcance.
―No necesito un médico, necesito que alguien haga más que sólo olvidar lo que aquí ha pasado.
―¡Fue un suicidio Haley! La niña estaba loca, antes había intentado suicidarse. Sabes muy bien todo lo que se decía sobre ella en todo el pueblo ―dice de manera brusca perdiendo la paciencia.
―¡Nadie sabe por todo lo que pasó! ¿Lo leíste tu? ¿Alguna vez alguien se aventuró a averiguar porque vivía como lo hacía? ¡No! ―dije a gritos y con las mejillas encendidas de rabia.
―Debes dejar el tema ya, no es algo que nos afecte. Tu no eres así Haley, estas afectada por lo que ella te hizo ver ―suena dulce pero se que está tratando de que desista.
―¿Crees que no sé quien soy? ¿Crees que con 17 años no puedo pensar por mi misma? Esa chica vivió un calvario con ese hombre.
―Voy a la cocina... Te voy a preparar algo rico mientras te das un baño, limpiaremos este desastre y después de siete días olvidaremos todo y seguiremos nuestra rutina mientras Will regresa ―se va con paso decidido como si ella pudiera mandar en mi.
No me conoces Beck.
Me metí al baño porque de verdad necesitaba un baño, una vez terminé me coloqué un jean, junto a una blusa roja de tirantes y mis converse rojos.
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La Chica De Los Sueños Rotos
ContoDesde que nació parece que su destino estuvo sellado con las desgracias pero al ser una pequeña niña no podía entender lo que pasaba. Todo comenzó para ella en su cumpleaños número 5. Nunca se imaginó que ese número sería de desgracias para ella...