- Así que aquí estabas.
Con una gran sonrisa se acercaba el padre de Misaki cuando apenas era un niño que no entendía nada. Sentado en el filo de una piedra disfrutaba del viento del cielo rojo que le recordaba el momento que había pasado hace pocos días.
- ¿Cómo me encontraste? - preguntó el niño sin dejar de ver cómo el viento soplaba la poca pradera que aún quedaba por donde el regocijo de la llanura aún cumplía con su función.
- Rei me comentó que vienes acá todos los días. Creo que piensas mucho sobre eso.
Su mano se deslizó suavemente en su cabeza indicando que no había de que preocuparse, en cambio Misaki no tomó importancia y siguió viendo como en la lejanía un pequeño animal saltarin dejaba de moverse por algún tipo de asfixia, algo que lo llamó la atención.
- No entiendo porqué lo hicieron. Mi padres no deberían haber muerto en ese momento. No entiendo realmente nada.
- Muchas veces no necesitas entender el destino. La vida en un viaje que debes recorrerlo para formar tu camino y lo que suceda es una experiencia que te hace más fuerte y te ayuda a tomar mejores decisiones. Por eso estas aquí en este momento.
Una especie de lobo llegó hacia el conejo que había dejado de moverse y se llevó su cuerpo adentrándose en un bosque que se encontraba cerca de la pradera.
- A veces creo que algunos deberían volver a la vida y resolver sus pendientes. - Expresó mientras se colocaba de pie y notaba que a lo lejos se encontraba un pequeño grupo de conejos que al parecer eran su familia y que acababan de perder a uno de sus miembros.
- Los que mueren no deben regresar a la vida, en especial si deseas que terminen sus pendientes. Todos forjan su destino a su manera y el revivirles haría que su misión de vida contradiga sus deseos de paz. El motivo por el cual viven se volverá en su contra haciendo daño a quienes más aman.
- Si algún día revives y te vas en mi contra te mataré.
Pronunció Misaki caminando hacia adelante, dejando su asiento sobre la roca en la que se encontraba.
- Si algún día revivo, elimina de las sogas que te aten. Esa será la mejor manera para que yo pueda descansar.
***
- Por fin despertaste.
Con la espada aparentemente clavada en el suelo y su posición sentada, Vidar veía a Misaki desde una esquina oscura en la casa que anteriormente fue destruido por el golpe que le dio el padre de Misaki enviándole fuera de un solo tacto.
- ¿Cuanto tiempo dormí?
- No lo sé. Desperté hace poco también.
- Ya veo. Parece que es de noche. - Mientras se expresaba, una lágrima rondaba por su mejilla recordando lo que había sucedido anteriormente.
- Será mejor que aparentes ser fuerte.
- ¿A que te refieres? - Preguntó Misaki secándose las lágrimas.
- Midori está afuera.
- Me alegra. - se levantó caminando a la salida en búsqueda de los gemelos para agradecerles. Por un momento su tristeza se disolvió y eso le hizo pensar que estar triste no solucionaba nada. Recién empezaba a recordar las palabras de su padre que tanto le dijeron su madre y su hermana que nunca olvidara. Además, por primera vez logró despertar el poder que tanto deseó.
- Pero... Haku... - Dijo Vidar con su voz apagada. - Murió...
***
- Eso fue divertido. Muy muy divertido.
Decía el hombre que llevando su vestimenta semi-elegante se abrazaba emocionado por lo que pasó.
- Cállate, eres molesto.
A su frente se encontraba Rei sentada en una silla de gran atura, pero con un asiento ajustado a su tamaño.
- Lo siento mi reina, sólo que no termino de disfrutar el haber visto su rostro lleno de desesperación sin esperanza. Fue glorioso.
Expresaba con las manos en lo alto lleno de satisfacción.
- ¿Cómo están ellos? - Preguntó Rei apoyando su rostro sobre un puño de su propia mano en el mango del asiento demostrando aburrimiento.
- Perdón por mi insolencia.- Respondía el hombre lleno de regocijo.- me olvidé de demostrar el castigo que les apliqué por desafiar órdenes directas.
Dio un par de palmadas y en una de las oscuras paredes de piedra se formó un sello mágico redondo por donde una pared se empezó a mover dejando ver cómo dos siluetas colgaban de lo más alto de la pared movediza como si fuer un armario de cuerpos.
- Así que este es el resultado que me ofreciste.- Decía Rei con una sonrisa acercándose a los cuerpos colgados de manos llenos de llagas por todas partes cubiertas de sangres de una tortura reciente.
- Me costo 3 días hacer que dejen su orgullo y bajen la cabeza. - Expresaba el hombre mientras tocaba con dulzura los rostros flagelados de los padres de Rei.
Lamentablemente no contó que el padre seguía con fuerza y de un gargajo escupió sobre el rostro del hombre. Este con furia extendió sus brazos y un sello mágico se creó del porte de la abertura de sus brazos dirigiéndose al hombre haciendo que su cuerpo empiece a explotar por dentro formándose señas de líneas parecidas a las de latigazos por donde salía la sangre.
Por otra parte Rei reía placentera y llena de emoción al ver cómo insultaban el honor del hombre que pensó haberlos domado.
- Suficiente. Expreso Rei secádose las lágrimas que la divirtieron.- Es muy difícil domar a los ángeles.
Dio un chasquido y la pared volvió a esconderse como un armario de piedra gigante.
- ¿Que... que la hiciste? - Antes que desaparezca de su vista, el padre de Rei la veía con odio mientras que ella solo calló cruzando su mirada como alguien a quien repudia.
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Divine Power
ActionLuego que un hombre muriera cosas extrañas aparecieron en el planeta. El cielo se pintó de rojo y unos cuerpos de luz formaron. Algunos fueron poseídos por una luz roja y el caos fue conocido por primera vez. ¿Serán capaces los humanos de sobrevivir...