My Evil Tentation •Taehyung My Daddy•

| ¿PUEDO TOCARTE? | +18

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Fuimos hasta la cocina, se paró frente a la estufa y me miró de pies a cabeza y soltó una pequeña risita.

— ¿Estás así para provocarme o que? -alzó sus cejas.

— ¿Ah? -me miré el cuerpo y me pude dar cuenta a lo que se refería- Es que...así me sentía más cómoda -mis mejillas empezaron a arder.

— No te preocupes asi se me hará mas fácil -sonrió de lado.

— Pervertido -cubrí mis senos.

— Pero te gusta que sea asi no mientas -dijo mientras se lava las manos.

— Ash cocinemos rápido que tengo mucha hambre -dije apartándolo para hacer lo mismo que él.

— ¿Quién dijo que tú también vas a cocinar? -dijo sosteniendo de mi muñeca.

— Quiero ayudar -lo miré y me solté de su agarre.

— Ok...entonces pásame esa bandeja que está en la repisa -sonrió sin mostrar sus dientes.

Vi como se dirigía al refrigerador para sacar algunas cosas, yo solo me dediqué a observar la repisa que estaba muy lejos de mi alcance.

— ¡Pero está muy alta! -dije estirandome lo más que podía.

— ¿Quieres ayudar? -Dijo acercándose al lavadero.

— Bueno si pero... -no me había percatado cuando Taehyung ya estaba detrás mio agarrando mi cintura con una mano y con la otra agarrando la bandeja.

Al cogerla se arrimó a mi y pude sentir su bulto en mi trasero.

— ¡Eres demasiado enana! -dijo poniendo su quijada en mi hombro- pero aún asi las chiquitas también me gustan - dijo para luego morder mi hombro.

— ¡Auch! -sujeté donde había mordido.

— Pero que delicada la niña -dijo esto en un tono de niña.

— Si dolió, tú también te quejarías si te mordieran -lo miré enojada.

— Entonces...-dirigió su mano al hombro e hizo a un lado la tela de su camisa- Muerdeme y estaremos a mano -sonrió.

Su hombro blanco y su delgado cuello me hacen entrar a un trance.

— No quiero -me crucé de brazos y viré mi rostro para no verlo.

— Bueno, tú te lo pierdes -siguió con lo suyo.

Así pasó unos 15 minutos y él ya estaba casi por preparar todo y ponerlo a cocinar.
Mientras yo limpiaba las cosas que utilizó, sé posó nuevamente detrás de mi rodeandome con sus brazos, formando un cálido abrazo.

— Hueles bien -dijo poniendo su cabeza en mi hombro.

— Oye...¿puedes quitarte? no puedo moverme -hice un movimiento un poco brusco para que me soltara.

— No te quiero soltar, estás muy cómoda -dijo en un tono de niño haciendo berrinche.

— Si claro -me rendi y seguí lavando.

Pero en un momento cruzó por mi mente hacerle una pregunta.

— Oye...

— Dime -dijo aun abrazandome.

— ¿Te puedo hacer una pregunta? -quité sus manos de mi y di la vuelta para verlo.

— Claro, lo que sea -me miró algo intrigado.