Parte 10.-

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Hay todo tipo de corazones rotos.

Taehyung se desliza por el pasillo antes de que las primeras luces del día se cuelen por la ventana de la habitación de Jungkook. Sabe que está mal irse de esa forma, que no debería de estar haciéndolo, sin embargo, la idea de esperar a ver los ojos adormilados de Jungkook abrirse ante un nuevo día para luego tener que marcharse, le causa profundo dolor.
Sabe que, de esperar a que se levante, todavía sosteniéndolo entre sus brazos, Taehyung no va a poder dejarlo.

Sabe que hizo mal al permitir que Jungkook atravesara sus barreras, que no debió dejar el hospital de su mano y abandonar a su novio cuando éste más lo necesitaba, cuando estaba herido por culpa de sus malas decisiones y su incapacidad de decirle que no a uno de sus amigos. Hizo mal, como siempre y ahora tendría en su consciencia el hecho de haber dejado a Joon Seok, pero tener a Jungkook entre sus brazos había sido...

Había sido lo que su corazón siempre había anhelado.

Pero era hora de volver a la realidad, de despertarse de aquel iluso sueño.

Así que baja las escaleras de la casa familiar Jeon tratando de hacer el menor ruido posible; conoce el lugar de memoria tras tantos años en los que camino por sus pasillos, años en los que él fue un miembro más de la familia, acogido con profundo cariño y atención de parte de los padres de Jungkook. Conocía cada foto colgada en las paredes, había sido protagonista de algunas y no dejaba de resultarle nostálgico el verse huyendo de un lugar que siempre fue y consideró un hogar.

.- ¿A dónde vas tan temprano, Taehyung?

La pregunta le toma por sorpresa, provocando que salte en su lugar cuando se había decidido en salir por la puerta trasera, temeroso de toparse con los padres de Jungkook por esa área de la casa. Se gira con cautela, topándose con la señora Jeon cruzada de brazos y en bata de dormir desde la puerta que da a la cocina, su bonito rostro adornado con una mueca que no logra descifrar con precisión.

.- Buenos días, madre – la saluda como hacía en el pasado, tratando de forzar una familiaridad que no siente luego de meses de distancia – Es... bastante temprano.

.- Lo es – responde ella con voz suave, lejana al enojo - ¿Por qué no desayunas conmigo, Taehyung? Ha pasado un tiempo desde que hablamos, ya extrañaba tu presencia por aquí.

Sabe que debe negarse, sin embargo, no puede hacerlo cuando ella le dedica aquella sonrisa maternal que Taehyung vislumbra llena de afecto.

Ella lleva años siendo una madre más, cumpliendo con aquel rol cuando su propia madre se veía ahogada con el trabajo o las tristezas de la realidad: había cuidado sus enfermedades, había acudido a la escuela como su representante, le había felicitado y le había regañado.

¿Cómo decirle que no a quien siempre le había querido y a quien había extrañado casi tanto como a su hijo?

.- Supongo que no estaría mal – fue su respuesta vacilante, sin embargo ella no dijo nada, girándose para adentrarse a la cocina desde donde provenía un delicioso olor a chocolate caliente y huevos.

.- Jungkook me ha dicho que has estado ocupado con la universidad – es lo que ella dice una vez ambos se sientan en la pequeña mesa dentro de la cocina, con el delicioso desayuno servido y un ambiente tranquilo puesto entre los dos – Pero nunca estaría de más que pasaras a visitarnos, ¿sabes, Taehyung?

Hay una trampa en su pregunta, de alguna manera, lo sabe: .- Estudiar y trabajar es algo complicado, madre. Pero trataré de hacerme con algo de tiempo...

No puede prometerlo, no puede decirle que todo depende del permiso de su novio, él mismo que está en el hospital por su culpa y a quien debe dedicarse en cuerpo y alma. No le dice nada de eso por miedo a ver el horror en los ojos de una mujer que siempre lo ha mirado con amor, ¿acaso ella podría entenderlo?

PurpleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora