Parte 13.-

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La comprensión hace temblar al amor. 

Los ojos de Joon Seok lo siguen por la habitación. Con un tubo aún atravesando su garganta para que pueda respirar, Taehyung conoce de memoria la advertencia que se esconde en los bordes de su mirada fría y calculada. Sus manos tiemblan indecisas con cada minuto que pasa sentado en un rincón, sus ojos permanecen fijos en la puerta de la habitación mientras siente la pesada mirada de su novio sobre él, expectante.

Taehyung no sabe a qué, pero sabe que lo está, que espera algo de él.

Tal vez espera que Taehyung le cuente de lo qué ha hecho a lo largo de la mañana, como ha hecho cada día desde que está en esa habitación de hospital. Historias aburridas sobre su jornada en la biblioteca que se ven interrumpidas por los cuidados que debe darle a Joon Seok: remojar su rostro con un paño húmeda, avisar a la enfermera para que le cambien el pañal desechable o le suban la dosis de morfina.

No puede hablarle de la mañana que ha tenido hoy, las palabras muriendo en su garganta cada vez que las piensa.

Ninguna justificación que ha repasado en su cabeza vale, ninguna razón que pueda darle a Joon Seok es suficiente y es por eso que permanece callado, con la vista en cualquier otro lado de la habitación que no sean los ojos de advertencia de su novio. Su mano incluso tiembla como cada una de las ocasiones en las que Joon Seok le empujó contra una pared para hacerlo entender sus errores porque lo que había hecho esa mañana era eso... un error.

Taehyung no debió, nunca debió siquiera de pensarlo, pero lo hizo y una parte de sí no se arrepiente.

No se arrepiente de haberse quedado tan lejos como ha podido, observando a Jungkook caminar con la mochila en un hombro y el cabello revuelto por el viento mientras entraba a su nuevo campus universitario. Taehyung simplemente no puede arrepentirse por algo que corazón siente como un bálsamo en medio de la tormenta que es ahora su existencia: la sonrisa cálida de Jungkook al ofrecer un saludo, las líneas de su perfil al contrastar con el suave sol de la mañana. Él, siendo absolutamente magnífico.

No va a contárselo a Joon Seok, como tampoco va a decirle que la orden del juzgado civil llegó hace dos semanas al apartamento que ambos comparten y que la letra mecanografiada, firmada por una jueza al final de la hoja, lo obligó a presentarse esa mañana en los edificios del centro, con el mismo temblor en la mano y la mirada clavada en el suelo, incapaz de sentirse cómodo con esa obligación.

Su corazón guarda rencor a Yoongi por ello, así como a Namjoon por ofrecerse a ayudarlo en algo que Taehyung nunca debió haber estado involucrado.

Los culpa a ambos injustamente por lo que ha hecho, masticando en su mente que ha sido una treta de ellos el hecho de que la nueva universidad de Jungkook quede de camino a los edificios en los que debe presentarse obligatoriamente. La culpa es de ellos, se convence queriendo evadir la responsabilidad que pesa en el fondo de su ser por haberse quedado de pie, escondido tras el anuncio en un paradero de autobuses, observando una sonrisa que nunca le pertenecería.

¿Cuántas semanas han pasado ya desde la última vez que cruzaron palabras él y Jungkook? Taehyung no ha querido ver un calendario por temor a agrandar las fechas de su distancia, convirtiéndolas en un abismo insalvable que lo separa de la única persona que desde siempre fue el dueño de cada una de sus sonrisas. Se pregunta entonces, desviando su mirada levemente en dirección a Joon Seok, sí su novio alguna vez lo hizo sonreír así.

Quiere decirse a sí mismo que sí, pero sabe que se miente.

Se miente como en cada una de las ocasiones que se ha parado frente al espejo, cubriendo los moretones con base de maquillaje para que nadie haga preguntas que Taehyung no puede responder. Odia mentir y más que nada, odia mentirse a sí mismo, entonces... ¿por qué? ¿en qué momento comenzaron a crecer las mentiras en los bordes de sus labios para brotar como cascadas de verdades? ¿cuándo fue que Taehyung comenzó no sólo a decirlas sino también a pensarlas en el fondo de su mente?

"¿No te ha pasado, Taehyung, que te convences de que no hay más amor que ese?"

La voz de la mujer fluye en su mente, llevándolo de nuevo a aquel momento en que entró a su oficina, la imponencia de ella reducida a una amabilidad cariñosa cuando lo invitó a sentarse a su lado, mencionando que debía hablar con él primero antes de cualquier cosa, antes de llevarlo a cualquier grupo de ayuda. Taehyung quiso decirle que no necesitaba ayuda, que estaba allí por una injusticia que habían cometido contra él, pero toda objeción murió en su garganta cuando ella se lo preguntó.

Taehyung sabía la respuesta y el silencio que guardó fue todo lo que ella necesitaba.

Pero, ¿qué otra cosa podía hacer sino guardar silencio? No iba a mencionar en voz alta que ha empezado a cuestionarlo, que el amor que por más de un año lo ha sido todo en su mundo de pronto no son más que tablones podridos que construyen una casa a punto de desmoronarse por las preguntas, las dudas y las miradas al espejo que cada vez le dan más miedo. No iba a decirlo nunca porque era aceptar que había sido él quien se equivocó primero.

Sentado ahora en la habitación que Joon Seok ocupa hace semanas, observando el ir y venir de enfermeras de sonrisas forzadas, sintiendo las pesadas miradas de advertencia y preguntándose en qué momento toda acabara, Taehyung sólo puede pensar en todas las veces que sus amigos desviaron las miradas, murmurando que no estaba pensando con claridad, que su relación no era correcta, que...

"Va a matarte, Taehyung. ¡VA A MATARTE!"

Jimin lo había gritado en su cara antes de que Taehyung lo echase de su vida, ignorando los años de compañía y travesuras vividas juntos. Hoseok había insistido, sonriendo con cariño y comprensión que a Taehyung nunca le supieron a nada. Sus ojos se fijan en el cuerpo herido de Joon Seok cuando piensa en Yoongi, en las palabras que pronunció aquella tarde que los empujó a una espiral extraña de esperas y reproches.

Sabe que el mayor ha salido en libertad a la espera de una denuncia formal por parte de Joon Seok, sabe que Yoongi no se ha quedado callado sobre las razones por las que lo atacó y sabe que, contra su voluntad, ha tenido que hablar de esa hermana que nunca presentó a nadie más que a Jungkook y Hoseok, esa parte de sí mismo que asusta a todos y que, particularmente a Taehyung, le sirve de espejo de un futuro que no quiere reconocer.

"Parte del ciclo del abuso, Taehyung, es hacernos creer que nos merecemos todo lo que nos hacen. Nos manipulan, nos destruyen y construyen emocionalmente a su gusto. ¿No lo has notado? ¿No te has preguntado por qué de pronto lo que te gustaba ya no lo hace o por qué ahora sólo haces las cosas que él dice? Piénsalo, piénsalo."

Hay un panfleto escondido en su mochila, Taehyung lo escondió entre los libros que sabe que Joon Seok nunca ojearía. No tiene una explicación a por qué lo ha hecho cuando es más que obvio que su novio no podría revisar sus cosas en mucho tiempo, pero aún así lo escondió, temeroso de que en algún momento los ojos de su novio lo descubriesen y tomase alguna represalia. No quiere golpes, no quiere insultos, no quiere sentirse menos valioso que cualquier otro ser humano en el mundo.

La mujer se lo había entregado, pidiéndole que lo llenase antes de la primera reunión del grupo al que debía asistir. Un grupo de mujeres que un día había sido golpeadas por el hombre que amaban, ¿qué pintaba él ahí? Lo entendió cuando, sentado en el autobús de camino al hospital, pensó en la sonrisa de Jungkook, en su mirada llena de vida y en todos los momentos que nunca vivirían juntos de ahora en adelante.

La empezó a leer con calma, su pulso acelerándose considerablemente con cada frase que leía. Incapaz de comprender por qué de pronto toda su vida, toda su realidad, se veía contenida en un simple pedazo de papel con el dibujo de un termómetro en él. Un termómetro de violencias, había dicho ella y Taehyung se vio reflejado en cada una de ellas.

¿Cómo? ¿Por qué?

Sus ojos se encontraron entonces con los de Joon Seok, su rostro aún demasiado inflamado y con profundos moretones como para ser reconocible. Piensa en la última casilla de aquella lista, la única que le faltó por marcar: "Te mata". El paso final, el pedazo de camino que a ambos les quedaba por vivir luego de pasar por las humillaciones, las amenazas y los golpes. Taehyung lo entiende ahora y...

Por primera vez en todo ese tiempo, con sus ojos enfrentándose al fin a la mirada amenazante de Joon Seok, quien permanece reducido a nada en esa cama, Taehyung duda. Duda seriamente de que le ama. 

PurpleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora