Parte 12.-

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El amor no lo puede todo.

Para Taehyung, los días en el hospital son cada vez más largos, casi como sí el tiempo en sí mismo se congelase sin que él pueda evitarlo.

Las noches son frías e incómodas, su cuerpo tenso mientras intenta conciliar el sueño sobre el pequeño sofá del rincón porque a la mañana siguiente debe ir a la biblioteca a trabajar un turno doble. Sin embargo, lo peor de todo es el silencio que apenas es roto por los pitidos incomprensibles de las múltiples maquinas que rodean el cuerpo de Joon Seok, quien es incapaz de hablar y comer debido a su mandíbula fracturada.

Pero sus ojos, su mirada no le deja en paz.

Taehyung la siente sobre él mientras se mueve por la habitación, cada vez que le cambia las sábanas por unas limpias o intenta hacerlo sentir un poco más cómoda en la delgada y alta cama de hospital. Siente sus ojos seguirlo cuando recibe la bandeja de comida del enfermero, Taehyung ni siquiera necesita girarse y verlo para darse cuenta de que lo está observando, su mirada pesa sobre él, casi como una condena.

Ha intentado conectar con él, acariciar sus manos con cariño y contarle las pocas cosas interesantes que pasan en su ya de por sí monótona vida: todo se resume a la biblioteca y sus horas en el hospital, dedicado por completo a Joon Seok y una recuperación que se ve demasiado lejos para ser real. Los médicos ni siquiera están seguros de que sus funciones motoras y cognitivas permanezcan intactas tras el profundo trauma craneoencefálico, sin embargo, eso es algo en lo que Taehyung prefiere no pensar.

Toda la vida estaré atado a ti, a ayudarte porque soy responsable por esto.

Con cada hora que permanece acurrucado en el sofá, con los ojos fijos en la figura estática de su novio, Taehyung sólo puede rememorar lo qué han sido las últimas semanas, como terminó por romper definitivamente con cualquier lazo que tenía por fuera de esa habitación, incluso siendo incapaz de llamar a su madre y a su hermana, incapaz de decir en voz alta el por qué Yoongi atacó a Joon Seok de esa manera.

Es mi culpa, mía...

Sí ni siquiera es capaz de enfrentar a su familia, mucho menos podría ver frente a frente a quienes fueron sus amigos en el pasado, ¿cómo podría hacerlo luego de declarar a la policía que Yoongi los había atacado injustificadamente? ¿cómo podría hacerse responsable de haber dicho que no sabía el por qué las cosas se habían dado de esa forma? Taehyung había sentido las palabras pujar en su garganta, sus manos sudar por la necesidad de decir en voz alta todo lo que llevaba viviendo durante ese último año, pero no podía.

No podía traicionar de esa forma al hombre que tanto le ama, alguien tiene que entenderlo.

.- La señora Cho me regaño porque la clasificación de libros estaba mal – cuenta con voz suave, su cabeza sobre apoyándose sobre la camilla y las yemas de sus dedos acariciando suavemente el brazo de Joon Seok, los ojos de su novio permanecían cerrados desde hace rato – Pensé que eso te tocaba a ti, amor... pero no te preocupes, seguro se te olvido y yo lo hago con mucho gusto.

El silencio se extiende pronto, como suele suceder cuando se queda sin cosas que contar o sus pensamientos regresan a aquella última vez en que vio a Jungkook. No sabe bien cuántos días han pasado ya, lo único de lo que es consciente es de todas las veces en el día en que se frena a sí mismo de buscar el menor por su cuenta, de lo mucho que se repite que no debe hacerlo porque Jungkook está mejor manteniéndose fuera de lo desastrosa que es su existencia, porque él está mejor sin ilusionarse por un amor imposible al lado del menor.

Sin embargo, sus pensamientos terminan desviándose a su rostro, sus ojos brillantes y sus últimas palabras, aquella sentencia que parecía irrefutable: todo ha terminado para ellos.

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