El perdedor espadachín y el perdedor cobarde

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Segunda parte: Pérdida de Voluntad

Capítulo 11
El perdedor espadachín y el perdedor cobarde


“El amor encontrará su camino,
incluso a través de los lugares
donde ni los lobos
se atreverían a entrar”.

LORD BYRON



I

Al día siguiente, más temprano de lo usual; la mayoría de la tripulación se tomó la libertad de comenzar con los preparativos para zarpar antes del amanecer. El cielo todavía era de una azul profundo y también se miraban las estrellas. En lo alto, por la colina donde podía verse la sombra de las nubes se oyó el rotundo sonido de la campana del templo. Las aves empezaron a cantar encima de los árboles hasta que dieron un completo recorrido por toda la isla; incluyendo la playa donde se hallaba el Going Merry. Un poco más allá, en un diminuto camino, por el lugar que desprendía el área de la arena con el bosque desde el centro especial al que varias mariposas se apreciaban radiantes por el color albaricoque del sol de una tarde de verano, conducía hacia una curva de subida que llevaba a la vivienda de Sakura. Esta se encontraba muy alejada del pueblo y del bosque, por lo que aproximadamente más del tiempo acordado se le acompaño para llegar. Ambos recorrieron un prado precioso de flores, en el cual, había una gran variedad de tulipanes y margaritas de colores abigarrados que, yacían tumbados al pasar despacito por la pradera.

En aquel tiempo, tal fue la manera significativa en que influyo por tan sólo un momento en su vida; Sanji, el cocinero, llevo a la jovencita hacia su hogar. Descansaron unos minutos debajo de las frondosas copas de los árboles que tampoco paraban de bailar por la danza libre del viento, provocando que la muchachita temblara conmovida por la actitud tan caballerosa del hombre, haciéndose de sonrojos y halagos por las escenas brillantes en que él se hacía notar. Porque con aquella feroz ventisca la protegió del frío crudo de la mañana, además de que al traspasar hasta el otro lado de un borde, el chico la tomó entre sus brazos con mucha delicadeza y la cargo por todo el viaje para llegar a su destino. En parte sobresaliente de ofrecer un ramillete de violetas, dejando un agradable perfume que olió como si se tratase de una adictiva esencia.

Por otro lado, la poca luz que comenzaba a derramarse contra las velas de la carabela anuncio que debían zarpar cuanto antes, pero aún era imposible por la falta de presencia de uno de los integrantes de la banda. Usoop subió para hacer vigilancia y esperó pacientemente hasta que regresara. De manera en que la joven navegante salió para hablarle desde abajo y preguntó:

—¿Todavía no? 

—No, no veo nada. A lo mejor no tarde en llegar. Ya sabes cómo es él. Llegara pronto. —insistió el chico francotirador. Luego bajo de ahí, se dirigió a la baranda del Merry y colocó firmemente sus brazos sobre la parte amplia de madera; pensando. Le era imposible olvidar esa escena. Aquella que probablemente la tomaría al igual que una locura, cómo también había algo extraño que le hacía creer que algo malo iba a suceder. Fue justo allí en que el agua se agito por la fuerte marea, una neblina insólita apareció en el horizonte, una brisa salada ocasiono que le picara la nariz y de pronto el cielo se volvió a llenar de nubes.

—Está bien, iré a decirles a todos que falta poco para zarpar. Avisadme cuando llegue Sanji-kun.

—Claro, yo me quedaré observado ¡Ah! y por cierto ¿Luffy?

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