La leyenda de la isla ambulante

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Capítulo 3
La leyenda de la isla ambulante


“El amor es una maravillosa
flor, pero es necesario tener el
valor de ir a buscarla al borde
de un horrible precipicio”.

STENDHAL


I

Cuando por fin apareció en el cielo infinito el color amarillo del atardecer, todos los miembros de la tripulación contemplaron la extensión cercana de la isla. La pequeña carabela atraco sobre una corriente desprendida del que correspondía ser el puerto. Lugar en el que habían varios navíos a su alrededor, jalados por inmensas cadenas.

Una vez estuvo lista la instalación del Merry en el muelle, todos los sombrero de paja bajaron del barco. Cuando se encontraban preparados en ese lugar, Nami tomó la palabra antes de que su capitán fuera a cometer una locura.

—Muy bien chicos, esta no es una isla cualquiera. Por lo que veo se trata de algo del cual nunca nos habíamos topado, es por eso por lo que no me gustaría que armaran un alboroto sin sentido. Y por la información dada por Robín, se trata de un lugar pacifico. Así que no permaneceremos mucho tiempo aquí. Solo espero que no tardemos mucho en cargar el Log pose. Pero antes de ir a explorar los alrededores. He decidido elegir primero un lugar para dormir. No falta mucho para que anochezca, y apuesto que todos, en especial Luffy; quieren ir a correr en busca de aventuras.

El capitán sonrió por la afirmación de la chica, a punto de salir disparado hasta perderse en el frondoso bosque. Tan magnifico para él, pero tan horrible y espeluznante para Usoop y Chopper.

—Nada puedo hacer por este tonto —dijo Nami resignada. Había dejado que se escapará.

—Creo que tienes razón Nami —exclamo el francotirador —Por hoy deberíamos ir a dormir. Además, tenemos mucha hambre ¿No es así Chopper? —su mirada llegó hasta el pequeño médico  —Si, aparte también estoy algo cansado. Deberíamos comenzar con la expedición al amanecer. —respondió el otro, siguiendo el andar de su compañero y el de las chicas. Sanji se ofreció para la elección del hospedaje y el espadachín caminaba hacia otro lado.

—¿Crees que es buena idea dejar a Luffy suelto por el bosque? —alcanzó a decir la joven pelirroja, recibiendo enseguida una respuesta de la arqueóloga. —No te preocupes navegante-san, nuestro capitán estará bien.

Apenas había dicho aquello; todos aparecieron en las calles nocturnas del pueblo. Había muchas las luces de varios lugares y establecimientos. Como si ahí los habitantes fueran a festejar algo. Al fondo de la plaza estaban plantadas las flores más hermosas iluminadas. Repletas de margaritas blancas formaban alfombras en las calles, enormes lirios aromáticos en las coronas de las fachadas, violetas colgadas desde los brazos gruesos de los árboles, sin fin de rosadas coronas de cerezo, plantas acuáticas que corrían en los riachuelos y jazmines amarillos adornaban los puentes.

Asombrado por la belleza de la plaza, Sanji quedó mudo y no supo que decir. Todo era tan sublime y encantador que había olvidado su decepción amorosa.

Al estar los demás perdidos en la vista preciosa de la isla, escuchó la voz serena de su amada Robín-chan.

—Cocinero-san, ¿sucede algo? —exclamo mirándolo fijo —Lo he notado muy raro desde la mañana, y no creo que haya sido por una falta de sueño ya que en muchas ocasiones se ha quedo dormido hasta tarde sin tener estos inconvenientes.

Mi espadachínDonde viven las historias. Descúbrelo ahora