Capítulo 15
Tortura
“Hay momentos en los que un hombre debe luchar incluso cuando sabe
que se acerca su muerte”.HIROYA OKU
I
En ese mero instante tenía la extraña sensación de que debía tomarse un determinado periodo para pensar que hacer, ya que consideraba como aquella premura como el ladrón del tiempo. No fue que estuviera decidido a aceptar la realidad con la que había prometido salvar a Robín y traer de vuelta al cocinero, sino que algo le atribuyo mantenerse unos minutos en ese lugar. Iba a ver de nuevo a los dos con sus propios medios e ideales. Entonces, cuando creyó que ya no podía más, avanzó lentamente sobre la maleza y cortó con sus katanas los enormes helechos del bosque. Luego de una pausa; provocado por el recuerdo de uno de los individuos que lo confundían irremediablemente, miró al cielo. Los rayos del sol volvieron su piel como una valiosa pieza de oro y sus ojos se cerraron al mismo tiempo en que la nostalgia le arrebato un suspiro. Mas el sonido desconocido que rondaba su área lo alarmó hasta el punto de ponerse en guardia. Al descubrir de quienes se trataban, guardó su espada en la vaina; acercándoseles.
—Vaya, creí que ya habías llegado el pueblo. Pero de seguro no hacías más que dar vueltas como un perro perdido.
—Ustedes... ¿Qué hacen aquí? —intervino el espadachín en cuanto escuchó la voz de la mujer; haciéndole poco caso a lo que había dicho.
—¡Hey, Nami! ¡Contrólate! Oh, si, pues... Cuando partiste, Luffy también hizo lo mismo. Dijo que iría a buscarte, así que nosotros esperamos a que pasará la tormenta para ir por ustedes. Chopper se quedó en el barco por si acaso Sanji regresaba. —reitero Usoop en lugar de la navegante.
—Entiendo. Ahora hay que ir a buscarlo a él.
Los tres recorrieron el bosque aproximadamente un cuarto de hora, lapso severamente largo y prolongado en el que la joven pelirroja no dejaba de mirar a Zoro con malos ojos. Parecía que era capaz de apuñalarlo miles de veces. Sin embargo, poco a poco comenzó a convencerse que probablemente no debía estar comportándose de esa manera. Después de todo, el espadachín era su preciado nakama.
—¿Creen que Luffy haya hecho una tontería?
—Esperemos que no. —le respondió el tirador a Nami. —No me gustaría tener que escapar de la marina otra vez.
Una vez hubo finalizado su recorrido entre el vasto e irreconocible páramo, vieron que no faltaba mucho para llegar al pueblo. Por lo tanto, al tratar de ir deprisa, Zoro se separó de los chicos para dirigirse a una taberna. Necesitaba que una bocanada de alcohol lo tranquilizara y despejara su mente de tantos problemas. Aunque debido a tal situación que involucraba a dos personas que no eran cualquiera, le costó más trabajo concentrarse en la cálida sensación que causaba el fuerte sabor del licor. Así que pidió un segundo trago mientras contemplaba al bullicio de la gente desde la barra.
—Mal día, ¿no?
Roronoa Zoro se devolvió a ciegas sobre su taburete, inspeccionando el rostro severo del hombre.
—Pésimo diría yo. —insistió el barman, convencido.
Prestar atención a que le decía, le resultaba tremendamente difícil. Porque no quería tener que lidiar con un sujeto desconocido como lo había hecho en aquella isla. Lugar en el que había iniciado todo.
—No molestes, sólo tráeme más sake.
En el momento justo en que la habitación quedó en completo silencio, la tarde se ensombreció cuando las nubes se apoderaron del cielo y las voces gruesas y grotescas enmudecieron al apenas entrar en contacto con una risa que no pasó desapercibida para el peliverde. El muchacho se levantó enfurecido por haber escuchado lo que susurraba el mismo hombre a otro tipo entre las sombras.
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Mi espadachín
Fanfiction"El amor, es aquel que parece no verse venir. Es a veces, tan complicado que reduce las decisiones en pizcas mínimas de felicidad. Sin embargo, a parte de ser maravilloso, puede ser el dolor intenso de un momento no correspondido. Y para Sanji; su h...