-¿Por qué llora? ¿Los conocía? –me preguntó, mientras leía con dificultad los nombres de la lápida y observaba sorprendido mi antiguo vestuario.
Yo solo asentí con la cabeza.
En ese momento pensé que tal vez sabía algo sobre la gente que habían enterrado en ese cementerio, la verdad es que ese hombre parecía tener una conexión especial con todo aquello, como si durante toda su vida hubiera vivido allí rodeado de lápidas y cruces, a lo que no descarté que trabajara en el cementerio y mantuviera viva la poca vida que le quedaba a ese sitio.
Así que le pedí por favor, si por alguna razón podía obtener información sobre ellos, si alguien dejó alguna descripción acerca de algún accidente o algo parecido cuando murieron.
Para mi asombro, contestó que guardaba unos viejos recortes de periódico en una casa que estaba a cinco minutos de allí y sin pensármelo dos veces lo seguí desesperadamente hasta que llegamos a una cabaña de madera situada en medio del cementerio. La casa era pequeña respecto a lo que llevaba viendo las últimas 6 horas, de madera con unas ventanas rectangulares que dejaban entrar la luz perfectamente. La puerta, al igual que el marco de las ventanas debía ser de una madera bastante más buena que la casa y en el pomo de la puerta había el relieve de una bonita mariposa. La pequeña terraza que había en la entrada estaba adornada con bonitas flores, la mayoría eran rosas de color rojo y junto a ellas yacían un par de sillas también del mismo material que la casa, de esas en las que puedes estarte un día entero observando el amanecer y contemplando embelesado la puesta de sol sin darte cuenta.
Entonces el viejo sacó de su bolsillo unas llaves de las que colgaba un antiguo llavero en forma de N, idéntico al que yo le regalé a mi mujer por su cumpleaños número 30, aunque mucho más viejo y desgastado, me sorprendí mucho al verlo y recordé el día en el que le preparé una fiesta a Nicole, con sus mejores amigas y una taza de té para cada una, además de una caja de galletas caseras.
Thomas tenía 10 años desde hacía 2 semanas y ya corría por toda la casa con un coche echo madera y piedras. Fue hace poco, si lo contamos des del día en que me marché, claro.
¿Sinceramente? No pude evitar asustarme al pensar que ese hombre podría tener alguna relación con mi familia.
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OTRA OPORTUNIDAD
Fiksi IlmiahCuando tenia 29 años, todo cambió. Hubo un dia en el que mi casa y mi ciudad eran otras, y en el que mi familia desapareció. Ahora necesito encontrarlos y evitar eso que un dia, sin quererlo, sucedió.