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Capítulo 13 "¿Qué fue eso?"

LOREN PDV

—Esto te ayudará a dormir mejor—dijo mamá dándome masajes en la cabeza.

—Gracias mamá—dije suspirando.

—¿Por qué gracias? Amo masajearte la cabeza—dijo con dulzura—Pero ahora dime, ¿por qué no podías dormir?

—Estaba esperando a papa—dije triste.

—El tiene que trabajar mi amor, no puedes estar despierta toda la noche.

—Mamá, ¿tú piensas que papá nos sigue amando?—pregunté cabizbaja.

—Claro que si cariño, el siempre nos amará—dijo con voz tranquila.

—¿Siempre? ¿Cómo lo sabes?—pregunté dudosa.

—Él es tu padre, y uno no puede dejar de amar a sus hijos. Así como yo nunca dejaré de amarte. Te amo más que a nada en este mundo—dijo acariciando mi mejilla con ternura.

Tengo a la mejor mamá.

—¿Cómo sabes todo mamá?—pregunté curiosa.

—Solo lo se, ven aquí—dijo y me abrazó fuerte, después me dió su collar.

—¡Mamá!—dije con sorpresa.

¡Es su collar favorito!

—Sabes que tu padre me lo obsequió cuando tu naciste, así que te pertenece.

—Gracias mamá, estoy segura que karla estará celosa de esto.

Abrí los ojos de repente, miré al techo, la luz de la luna alumbra el cuarto, otro sueño acerca de mi pasado, pero este fue un buen recuerdo con mi madre, cuando me obsequió el collar que aun conservo, es el que me da suerte, de eso estoy segura. Suspiré, como te extraño mamá, ¿Cuándo volveré a verte?

El sueño se esfumó así que me levanté de la cama y me dirigí a la sala, ahí estaba Camila.

—¿Estás despierta a las seis de la mañana?—Preguntó Camila.

—No podía dormir—contesté cansada.

—Oh Dios, entonces ¿Me acompañarías a correr?—preguntó mientras se ponía una gorra.

—Si, vamos.

Me cambié de ropa, quitándome la pijama y poniéndome algo deportivo, salimos del departamento y comenzamos a trotar.

Pasaron algunos veinte minutos y llegamos a una tienda donde vendes jugos naturales y licuados a petición de Cami.

—Estuvo bien desestresarnos un poco y hacer algo productivo como ejercicio—dijo Camila, estamos afuera de la tienda de jugos.

—Si—asentí.

—¿Quieres comprar las bebidas de trigo de aquí?—preguntó Camila.

—No gracias—dije cruzándome de brazos y continué hablando—Tengo mi jugo de hiervas en casa.

—¿Puedes hacer uno para mi también?—dijo con una emocionada.