Capítulo 6

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Días después

Hyoga había regresado a su hogar y en su mano traía una hermosa rosa cuyo color resaltaba entre todas las que había visto, un hermoso color verde el cual le hacía recordar a aquella persona que le había robado el corazón en tan poco tiempo.

—¡He vuelto!

—¡Hola Hyoga! — Seiya lo saludo y observo la rosa. —¿Y esa rosa?

—Oh, esta rosa... la compre jeje — el rubio contestó con tranquilidad.

—No me digas que es para ella

—¡No es verdad! ¿por qué piensas que es para ella?

—Tú carita lo dice todo

—Esta bien... esta rosa si es para Shun, ella ha sido tan dulce y amable con nosotros durante este tiempo que le conocemos y pensé en darle aunque sea un pequeño presente... se que es muy sencillo pero es con todo el cariño que le he tenido — Hyoga miró detenidamente la rosa y se imagino el rostro de alegría de la peliverde causando un ligero sonrojo en su rostro.

—Es tan lindo de tu parte amigo, de seguro le va a encantar — afirmaba Seiya.

—Eso espero, le iré a buscar en la tarde así que... deseame suerte — el castaño asiente.

—Toda la suerte del mundo es para ti amigo

Luego de un largo día, Hyoga se dispuso a ir a buscar a la ojiverde mientras el resto se despedía de él dándole ánimos y todo su apoyo. Una vez el rubio se fue Shiryu se acercó Seiya y comenzó a hablar.

-Oye... estoy un poco preocupado por nuestro amigo.

—¿Por qué? si él solo quiere darle un regalo — el castaño dijo.

—No es por eso bobo, me refiero al novio de Shun

—Ah, ya... ¿crees que esa noticia le moleste?

—Pues quien sabe, lo único que no quiero es que Hyoga no termine con el corazón roto. Se que Shun es una chica muy amable y todo pero... debimos haberle dicho a Hyoga acerca de eso — Shiryu temía que las cosas no salieran bien.

—Tienes toda la razón viejo, solo espero que no tenga ningún problema con ese sujeto

—Yo también amigo.



...

En otra parte de la ciudad, Shun hablaba con Dita sobre lo que había pasado con Sorrento. El joven estaba muy preocupado por lo que podría pasar si esto seguía.

—¿¡Cómo que se imbécil te golpeó!?

—¡No levantes la voz por favor! no quiero que mi hermano o mi padre se enteren de eso — la chica estaba aterrada.

—Pero Shun, ¡ese sujeto esta loco! Tenemos que hacer algo antes de que cometa algo peor — Dita quería ayudarle pero ella se negó.

—Lo sé pero... no tengo otra opción amigo — las lagrimas de la peliverde se hicieron presentes, su amigo la abrazó y trato de calmarla. —No quiero que lastime a Hyoga, él no tiene que ver en esto

—Pero Shun... No puede permitir que siga maltratan...

—¿Pasa algo mi hermosa princesa? — Dita fue interrumpido por Sorrento el cual se hacia presente en el lugar, la azabache se limpiaba las lágrimas mientras él la abrazaba con cinismo. —¿Por qué lloras chiquita? — su amigo estaba muy enfadado pero no podía haber nada por ayudarla, no quería poner en riesgo su vida.

—No es nada... solo quería desahogarme un poco — contestó.

—Esta bien, ¡Vámonos a casa!

—No, prefiero estar con mi amigo — ella se hizo a un lado.

—No te dije que si querías o no... nos vamos ¡y punto! — la tomo bruscamente de su brazo.

—¡Hey! ¡déjala en paz! — Dita lo encaró.

—¡No metas estúpido travesti!

—¡No le digas así! — la peliverde se enfado por el comentario del pelimorado.

—¡Tú cállate!

Sacó a la peliverde del lugar mientras, su amigo trato de detenerlo pero recibió una patada en su estómago cayendo sentado al suelo.

—¡Oh no! ¡Afrodita! ¿Por qué lo golpeaste?

—Porque se lo merecía... y estoy seguro que le has dicho la verdad

—¡Eso no es cierto!

—Cállate y vamonos a mi departamento, ahora si me las vas a pagar Shun

—¡Por favor sueltame!

Aquella chica estaba forcejeando con el pelimorado, Hyoga se aproximó al lugar con una sonrisa en su rostro y con la rosa en su mano.

—Hoy será el día... le pediré que salga conmigo, yo la quiero mucho y espero que puedas corresponderme Shunny. Quiero que sepas... que estoy enamorado de ti

Para desgracia del rubio observó que aquella peliverde iba con un chico de cabello morado, quien al verlo sonrió diabólicamente y para rematar al pobre de acercó junto a ella tomando su mano.

—Vaya, miren a quien tenemos aquí

—¡¡Sorrento!!— Hyoga conocía perfectamente a ese sujeto, era nada más ni nada menos que su rival de baile, se molestó demasiado al ver como tenia de la mano a Shun quien lo miraba con pena y tristeza.

—No me digas que vienes a ver a mi novia

—No... ¿novia? — Hyoga miro a la ojiverde con sorpresa.

—Así es... esta lindura es mi novia...y futura esposa la cual tú me quieres quitar — Sorrento hizo un gesto de disgusto al rubio —¿O no es así mi amor?— tomo a la chica y le dio un forzado beso en su boca, Hyoga quedo petrificado ante tal escena tirando la rosa que traía en su mano.

—No... esto es...

—Posible, ahora que te quede muy en claro que ella es mía y si sigues molestandola te las veras conmigo

—Hyo... Hyoga— la peliverde derramó unas lágrimas. —No es lo que tu crees... ¡Lo siento!

—No tengo porque perdonarte, yo más bien... debería disculparme, jamás pensé que tú... estabas comprometida con él – Hyoga entristeció y unas lágrimas salían de sus hermosos ojos azules los cuales perdieron aquel birllo que alguna vez tuvieron.

—Y ahora lo ves viejo, esfumate y deja que los otros viva su vida

—Esta bien... Solo... lo siento

Aquel rubio terminó con el corazón destrozado, se fue corriendo del lugar y la peliverde estaba muy dolida por lo que tuvo que presenciar. Trato de ir detrás de él y explicarle pero Sorrento la tomo nuevamente del brazo y le propio una cachetada.

—Eres un estúpida, cómo puedes fijarte en esa basura ¡te arrepentirás!

—No por favor...

La subió a la fuerza en su auto, arrancó y se marcharon del lugar.


















—¿Cómo pudo pasar?...Por qué el  tenía que quedarse con ella...

¿Por qué?

¡Bailemos! (Resubido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora