Capítulo 7

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¡Cómo pudo! ¡porqué no me dijo que estaba comprometida!

Me siento tan estúpido... y pensar que haría todo lo posible... para que te fijaras en mi... y si podíamos ser algo más que amigos, pero eso nunca va a pasar.

Solo, con las lágrimas de fuera y el corazón roto se hallaba aquel joven de rubios cabellos sentado mientras se decía así mismo que era un idiota, golpeaba la banca con rabia y tristeza luego de haberse enterado de la peor manera que la chica que tanto amaba ya se había comprometido.

Una silueta se asomaba hacia él, Shiryu se dio cuenta de que algo mal estaba pasando por lo que inmediatamente le llamó.

—Hyoga, que haces aquí...pensé que estabas con Shun — al ver que su amigo estaba llorando se preocupó. —¿Por qué lloras? ¿Qué ha pasado?

—Lo que pasó Shiryu... Fui un idiota... jamás debí haberles hecho caso... Shun se casará... Con el tonto de Sorrento — el nombre se le hizo conocido al pelo negro que le causó mucha impresión.

—Espera... ¿dijiste Sorrento?

—Si, él mismo que tú y los demás conocemos desde hace tiempo — respondió el rubio con mucha frustración.

—Así que él es su novio... Jamás había pensado que él — fue interrumpido.

—Un momento... ¿Tú sabías qué ella tenía novio... y no me lo dijiste? — Hyoga miraba a su amigo con enojo a lo que él soltó un suspiro y afirmó con sinceridad.

—Si Hyoga... Seiya y los demás lo sabíamos,  les dije a los demás que no te lo dijeran porque no queríamos herir tus sentimientos. Pensabamos que ella te lo iba a decir pero...

—¿Pero qué Shiryu? ¡cómo pudieron ocultarme esto! ¡¿por qué?! — Hyoga se sentía traicionado por su propio amigo, Shiryu trataba de disculparse pero ya era demasiado tarde.

—Entiendo como te sientes Hyoga, pero no quería que sufrieras... Tú la quieres y esa era la razón por la cual no queríamos arruinarte el momento... ¡te enamoraste de ella!

—Me enamoré, lo admito. Pero a la vez me siento un completo idiota por haberme ilusionado con alguien que ya tiene pareja, no sabes cuan destrozado estoy, no sabes el dolor que siento en mi corazón... me ilusione, soñé e incluso me imagine pasar el resto de mi vida con ella viejo, ¡¡NO ES JUSTO LO QUE ME HCIERON!! — el ojiazul estaba muy furioso.

—Hyoga por favor, lamento mucho esto — Shiryu quizo calmarlo pero este se hizo a un lado.

—¡Dejame solo! no quiero hablar con nadie — se puso de pie para irse lo más lejos del lugar, sin embargo una voz familiar lo detuvo.

—¡Hyoga! ¡necesito de tu ayuda! — Dita traía la respiración agitada, Shiryu le miró.

—¿Dita, qué pasa?

—¿Dita? — el rubio voltea a ver al chico de cabello celeste, éste último tomó al rubio de los brazos y lo sacudió de forma desesperada y angustiada.

—¡Shun esta en peligro! — exclamó con miedo, Shiryu se sobresaltó.

–¿De qué hablas? — cuestionó.

—Es Sorrento...

—¿Qué pasa con ese imbécil? — cuestionó Hyoga.

—Se llevó a la fuerza a mi amiga mientras hablábamos, ese chico es un monstruo, tienes que ayudarla — el pelo celeste estaba por llorar, no obstante a Hyoga ya no parecía interesarle nada.

—¿Porqué lo dices?... yo no veo que sea un monstruo — el rubio contestó fríamente.

—Puede que no lo hayas visto pero es la verdad... Sorrento no se merece estar con mi amiga, ayúdala por favor — suplicaba el joven pero Hyoga seguía en negación.

—No puedo...

—¿Por qué no? ¿qué acaso no la quieres?

—La quería pero...

—¡Te lo imploro! tú eres el único que la puede ayudar — se arrodillo frente a él pero Hyoga aún estaba indeciso.

—No... lo mejor es que yo me haga a un lado y... dejo que sea feliz con alguien más... que no sea un pobre diablo como yo — Hyoga lo separo de sus piernas y siguió su camino, al ver que no tenia otra alternativa que decirle la verdad, el peliceleste rompió el hielo.

—¡¡Ese bastado la golpea!!

—¡¿Qué estas diciendo?! — Shiryu y Hyoga se impactaron, él rubio al oir lo que Dita había comentado lo hizo detenerse y voltear a verlo.

—¡¿Cómo qué ese infeliz la maltrata?! — dejo las lágrimas de lado y su rostro cambio a uno de completo enojo. —¿Por qué le hace eso?

—La amenazó para que no se acercara a ti o si no, tú ibas a pagar las consecuencias

—CON QUE ESAS TENEMOS — el rubio gruñia de furia. 

—Como se atreve a tratar así a una chica, Hyoga... ¡hay que hacer algo! — Shiryu mostraba preocupación por la peliverde mientras que Hyoga ya había tomado una decisión.

—Esto no se va a quedar asi, ¡Shiryu! ¡quedate aquí!, nos veremos luego — Hyoga se marchó del lugar y los dos se le quedaron viendo muy preocupados, sin embargo Dita no iba a dejarlo solo así que el y Shiryu lo siguieron 

—Ese infeliz... me las va a pagar, no permitiré que te siga lastimando, nunca más... ¡Yo te protegere Shunny! — Dita se acercó a él y lo detuvo.

—La casa de ese imbécil está muy lejos Hyoga, ¿cómo le harás para llegar antes de que algo malo le pase?

—No creo que se encuentren en su casa, ese crió es un completo vago y yo se donde lo puedo encontrar — Hyoga mostraba mucha confianza en si mismo, seguía corriendo toda velocidad por aquellas calles de la cuidad sin importarle chocar con cualquiera que pasara a su alrededor.

...

¿En dónde estamos?—  Shunny se mostraba con mucho temor, habían llegado a una casa abandonada la cual se encontraba en un barrio y en donde habíab muchas cajetillas de cigarros y botellas de alcohol vacías.

—En mi guarida, en donde nadie podrá encontrarte nunca más... por fin vas a ser mía lo quieras o no — empujó a la peliverde a una cama y le quitaba la ropa a la fuerza, ella intentaba quitarlo de encima pero este la detuvo bruscamente de las manos mientras la besaba por todo su cuerpo.

—¡Nooo! ¡quítate! ¡Déjame! —Shunny lloraba como una niña pequeña, le era imposible escapar ya que Sorrento apretaba sus manos con tanta violencia, la golpeó para que dejara de gritar.

—¡Callate! vas a ser mía y punto — se quitó la camisa arrojandola a un lado y prosiguio a tocarle de forma indebida.

—¡Ayuda por favor!

Estaba a punto de arrebatarle la ropa

—Te demostrare quien manda, maldita perra

—Vuelves a decirle de esa manera y te parto la cara, me escuchaste malnacido

—Pero qué...

Shun abrió los ojos encontrándose con él, su héroe... El chico que jamás pensaba que volvería a ver. Estaba feliz de volver a encontrarse con esos hermosos ojos azules

—¡Hyoga! ¡haz venido a salvarme!

¡Bailemos! (Resubido)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora