Capítulo Dos

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Blanco, blanco por todos lados. Eso es lo que veía, pero no podía mirarme ni mis propias manos. El blanco lo envolvía a todo.

Los tambores seguían sonando, primero pausado y después se iban tornando; las voces que escuchaban cambiaban de entre hombres y mujeres. Decían:

 -Da: da un dai, da: da laucete, da: da cameon, maz tap- y lo repetían., alargaban y achicaban las palabras…

En un momento la música se calmo escuche unas voces hablar, reconocí a dos hombres:

-Es ella, cuídala, se tendrá que adaptar a los cambios- Esta voz parecía marcar la autoridad, y como advirtiendo algo; me pregunte si se referían a mí, y sobre a que se referían con aquellos cambios. Seguí escuchando:

-Así se hará- le respondían, esta otra voz, parecía un poco más calmada, pero no sincera.

Deje de oír aquellas voces.

Los colores fueron volviendo de a poco. No había ningún sonido, dejándome bastante aturdida.

Distinguí un largo pasillo, se extendió ante mí, con puertas, miles de puertas blancas… Mi curiosidad podía conmigo. Me acerque a la primera puerta que vi, trate de girar el picaporte para ver si se abría, pero no lo logre, vi que de la hendidura de la llave salía una luz de un lindo color cielo, pero no pude ver más que eso. Levante la cabeza para ver el resto de las puertas y, de todas ellas, salían diversos colores.

Mientras caminaba por el pasillo, observando los pequeños haces de luz, recordé que de niña siempre tenía sueños similares a este (si es que esto era un sueño y en realidad no me haya pasado nada). El pasillo extenso y largo casi sin fin, con millones de puertas; pero estas puertas eran diferentes: cada una con una forma y tamaño distinto, una de otra, y única. Cada vez que intentaba abrir una, aparecía delante de mí algún miedo, y se formaba una pared de gusanos (que en ese momento era a lo que más temía) y me cubrían, me asfixiaban, hasta que despertaba de ese sueño que se convertía en pesadilla.

Jamás supe porque tenía o creaba esa clase de sueño/pesadilla mi inconsciente. Ahora me preguntaba si en realidad esto, lo que estaba viendo lo estaba creando yo, o algo, o alguien. ¿Seria este otro sueño? No podría afrontarlo si fuese así, nose a que podría enfrentarme.

Me adentre más a mi entorno. Una de las puertas emanaba un hermoso haz de luz naranja. Me acerque a aquella puerta. Intente abrirla. Acerque mi mano al picaporte y gire. No. Estaba cerrada.

Suspirando, lleve mí frente a la puerta.

-¿Qué hago ahora?- me pregunte.

Gire mi cuerpo y apoye mi espalda a la puerta. Fui cayendo al piso, lentamente. Lleve mis brazos a mis rodillas, que se encontraban flexionadas.

Mire hacia arriba y descubrí el universo, eso me mostraba el techo. Nunca me había dado cuenta. Las estrellas se podían ver claramente. Reconocí a las Tres Marías y la Cruz del Sur. ¿Por qué se veían tan perfectas?

Después de observar las estrellas un rato, lleve mi cabeza hacia adelante y la apoye sobre mis brazos.

Fui cerrando los ojos de a poco. Y de a poco me fui durmiendo.

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