#3

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  ─Marshall... ─susurra Rubble sin poder creerlo. Su antiguo amigo dálmata está parado frente a él. Se quedan mirando, ambos con cara de sorpresa. Los demás dálmatas se alejan suponiendo que es mejor dejarlos solos.

─¡Rubble!─grita Marshall mientras se acerca para abrazarlo. Lágrimas de felicidad salen de sus ojos y tiene una gran sonrisa en su cara. Sin embargo, cuando está a punto de llegar Rubble se aleja, dando unos cuantos pasos para atrás.

─¡No!─. También le salen lágrimas en sus ojos, pero no de alegría. Está en negativa.─ ¡No puedes ser Marshall, es imposible!─sigue gritando. Cada vez se aleja más, hasta que choca con la mesa y ya no puede retroceder. Lágrimas siguen saliendo mientras Marshall se acerca hacia él.

─Rubble, soy yo, Marshall─dice tratando de tranquilizarlo. Se sienta al frente del bulldog y le sonríe de forma confortable. Poco a poco levanta un pata y la pone alrededor de él, su tacto es suave por lo que el otro cachorro no se espanta. Jala al cachorro y lo abraza, dándole a entender que sí es verdad; que sí se han vuelto a encontrar.

Rubble devuelve el abrazo y llora más fuerte. Lágrimas caen como cascadas y se escuchan muchos sollozos. Marshall hace lo mismo. Lloran por su reencuentro, por todo el tiempo que ha pasado, por todo el tiempo separados. Ninguno dice otra palabra, se quedan minutos en silencio, cómodos en su abrazo.

El bulldog sigue sin poder creerlo. Ha estado dos años y medio intentando olvidarlos, pensando que se fueron y que nunca los iba a ver. Sin embargo, aquí está uno de ellos, abrazándolo mientras lagrimean juntos en silencio. Finalmente, es él mismo quien decide romperlo─. Pensé que nunca te iba a ver─dice mientras se separan del abrazo. Con una pata se seca las lágrimas y sonríe.

─Yo también─responde Marshall, también secándose las lágrimas. Su expresión de felicidad continua, es el mejor día de su vida. Recuerda la vez que se llevaron a Rubble, y ahora aquí está a su costado ─. Fuiste el primero en irte

─¿Qué pasó después?─pregunta Rubble, el único rastro de que ha llorado son la humedad en sus mejillas, ya no hay lágrimas.

─Se llevaron a Zuma en el doceavo día, un surfista lo adoptó─contesta el dálmata, recordando la pequeña despedida que tuvo con él el día que se fue. Su sonrisa decae un poco, pero sigue brillando, aún lo extraña y si encontró a Rubble tal vez pueda encontrarlo a él también.

─¿Y los demás?─cuestiona de nuevo el bulldog sacando al otro de sus esperanzas.

─No sé─confiesa Marshall, lamentándose no hacerlo. ─Fui el siguiente en irse, vigésimo día  ─. Se quedan en silencio y caminan hacia los demás invitados, dispuestos a continuar con la fiesta de bienvenida; que para ellos dos es una fiesta de reencuentro. Pasaron minutos y ninguno hablaba, solo comían -mayormente Rubble- o a veces bailaban. Hasta que Rubble decidió romper el silencio:

—Así que aquí estuviste todo este tiempo —expresa mirando alrededor, ve las casas, edificios, tiendas, restaurantes; se parece demasiado a Bahía Aventura.  

—Creo que sí —contesta Marshall mientras se enfoca más en comer un helado.  Aunque es de tarde, el día es caluroso y el dálmata ha decidido refrescarse un rato. Al levantar su cabeza para mirar a su amigo se mancha la nariz,  lo cual trae una pequeña risa de su compañero. 

—Veo que no has cambiado mucho —menciona, con una pata limpia la mancha del helado y lo lame —mmm, fresa... 

Marshall se ríe, dándose cuenta que su amigo tampoco cambió tanto. Sigue siendo alegre, y hambriento. Deja de reírse y lo mira con un pequeña sonrisa —Entonces, ¿Qué quieres hacer?

(ANULADA)  Separados - Paw Patrol FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora