#6

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—No puedo esperar a ver a Zuma —dice Marshall feliz y esperanzado. Han pasado unas horas y aunque el camino que han dado ha sido cansado, el dálmata no ha dejado de tener su actitud positiva y activa. Por otro lado, Rubble sí tiene las consecuencias de caminar por largo tiempo y el cansancio lo está derrotando poco a poco al avanzar cada vez más.

—Al parecer sí cumplió su sueño —menciona el bulldog de forma floja mientras su paso se retarda. Mira al cielo, viendo cómo la luna salía lentamente por el este. «Se va a ser de noche», piensa notando la poca luz que venir del sol en el oeste. Voltea su cabeza hacia Marshall y no nota ninguna clase de cansancio. «¡¿Cómo no puede estar cansado? Hemos caminado por horas!», grita en su cabeza mientras gruñe silenciosamente.

—Sí... al le encantaba el agua —responde el dálmata, devolviendo a Rubble a la conversación. Voltea a ver a su compañero y, a diferencia del bulldog, sí nota cansancio en él. Suponiendo que era hora de un descanso, y ya que él es el mayor de los dos, toma la responsabilidad de buscar un espacio cómodo. Ve a los costados esperando encontrar un lugar donde pasar la noche. Están en la carretera, por lo que no hay muchas opciones, sin embargo sus ojos se posan en un basurero a lo lejos.

—¿Qué tal si descansamos? —pregunta Marshall mirando al bulldog de nuevo. Ve como su cara se anima mientras un suspiro de alivio sale de su boca.

—Gracias... —dice con una sonrisa, sin embargo esta cae al notar que están en la carretera y por ende en medio de la nada —. Pero, ¿dónde?

—Ahí —dice el dálmata señalando con su pata al vertedero lejano. Aunque el sol está a punto de esconderse por completo, se puede ver el botadero con la poca luz que queda. Rubble mira el basurero, devuelta a Marshall y asiente, dando a entender que ese lugar será su primera parada en todo su viaje. Siguen caminando, recuperando rápidamente el paso que tenían. No hablan durante todo el trayecto, Rubble demasiado cansado para seguir con una conversación decente o interesante.

Luego de unos minutos, llegan al vertedero. Entran por la puerta malgastada y analizan cuidadosamente el lugar. Hay varios montículos de basura en todos los lados y también hay desechos esparcidos por el suelo. El olor es desagradable, pero tienen que estar conformes con eso. Caminan lentamente buscando un buen lugar donde pasar la noche.

—A Rocky le encantaría este lugar —dice Marshall mientras mira todos los objetos reciclables en el suelo, desde botellas de vidrio u objetos de metal hasta pedazos de papel.

—Seguro con esto haría un montón de cosas —menciona Rubble tocando una tabla de surf en el suelo.

—O podría dársela a Zuma —sugiere el dálmata algo distante. Aunque está centrado en la conversación, también está concentrado en buscar un espacio cómodo para colocar sus cosas. Ve a todos los costados y encuentra el lugar perfecto para acomodarse; dentro de la parte trasera de un camión. Comienza a caminar luego de darle una señal al bulldog de que avance con él.

—Claro, porque él no la usaría —Rubble continua con la charla mientras sigue a Marshall al vehículo.

—Sí —. Marshall pone los ojos en blanco al recordar lo tanto que Rocky disgustaba mojarse —, a diferencia de Zuma, él le temía al agua —menciona mientras llegan a la parte trasera del camión. La puerta está rota, por lo que pueden entrar sin problemas. El dálmata sube e intenta mirar que hay dentro; el sol se ha ido y aunque está la mayoría oscuro logra evidenciar más basura.

—Pero seguían siendo mejores amigos —dice Rubble mientras trata de subir al camión igual que Marshall. Al ser más pequeño falla algunas veces, solo para que el dálmata estire su pata y lo ayude a llegar. El bulldog mira el lugar y encuentra lo mismo; más desechos que seguro Rocky estaría feliz de tener y reciclar.

Marshall da un suspiro y deja su mochila en el suelo. Lentamente la abre y saca todas las provisiones que empacaron antes de venir. Primero saca algunas mantas y las acomoda en el suelo, haciendo una cama improvisada lo suficientemente grande para que ambos alcancen. Mientras tanto, Rubble también abre su mochila, aunque es más pequeña, y saca sus croquetas para perros.

—¿Quieres? —ofrece mientras se mete una a la boca.

—Por supuesto —acepta Marshall y comienza a comer una. Luego, mientras sigue masticando la galleta, prosigue a seguir alistando las cosas para pasar la noche. Saca una linterna y la prende, colocándola al costado de la manta para obtener un poco de luz. Una vez la luz puesta, se levanta y vuelve a dirigir a su mochila, sacando dos platos y llenándolos con agua, de una botella. Rubble observa todo lo que hace Marshall mientras continua comiendo sus croquetas.
Marshall comienza a tomar un poco de agua, dejando el otro bol para su amigo, quién ya ha terminado de comer sus galletas. Una vez que su sed sacia, el dálmata camina hacia las mantas y lentamente se echa, con el mapa bajo sus patas. Sus ojos se fijan en el papel y en su mente comienza a planear el camino. Aunque no se ve muchos los detalles de la ciudad, puede decir que si siguen yendo al este muy pronto llegarán a Miami.

Rubble se echa suavemente a su costado, mirando al cielo. Hay varias nubes en el cielo, por lo que las estrellas están tapadas, pero aún se puede ver a la luna. La luz que viene del satélite se refleja en sus ojos mientras comienza a recordar todos los momentos que pasó con sus antiguos amigos, sobre Zuma, Rocky, Skye, Chase, e incluso a sus amigos de Bahía Aventura.

Se quedan ambos quietos por minutos, Marshall viendo el mapa y Rubble observando el cielo. Ninguno habla ni retorna la conversación. Lentamente, el dálmata deja de mirar el papel y lo pone al costado de la linterna. Gira su cabeza hacia el bulldog y copia su acción. Aunque el cielo no es completamente estrellado, fija su vista en las nubes y la luna.

—Qué recuerdos... —susurra Rubble suavemente luego de otros minutos. Echa su cabeza en el suelo, en posición para dormir, Marshall se queda silencioso por otros segundos más, esa pequeña frase que dijo Rubble, aunque sea casi inaudible, le trajo un nostalgia tremenda al pensar en todos los momentos juntos que tuvo con sus amigos. Aunque siente un poco de alivio de que el bulldog no ha mencionado a Ryder, y con suerte no ha pensado en él. Su culpa que tenía antes de venir desaparece al ver que él no está triste por estar lejos de su nueva casa.

—¿Recuerdas a Skye? —pregunta Marshall con el mismo tono que Rubble dijo su frase. Su mente ahora se concentra en la única cachorra que vivía con ellos en el mirador. El bulldog voltea su cabeza hacia el dálmata y sonríe al recordarla.

—Por supuesto —responde mientras devuelve su mirada al cielo —. Ella era la cachorra más amable y alegre que he conocido —confiesa pensando en la cockapoo. Ambos piensan en su actitud positiva y feliz que tenía, sobretodo cuando hacía sus piruetas o se elevaba en el aire.

—Chase siempre se preocupaba por ella —menciona Marshall. Cada vez que Skye se encontraba en una misión peligrosa en el cielo, era Chase quién más se impacientaba cuando se demoraba en venir; y quién más se ponía feliz y aliviado cuando ella aterrizaba sana y salva.

—Me pregunto que será de ellos —se cuestiona Rubble. Al ser el primer en irse, ni tiene idea alguna de qué pasó con sus amigos, y lo peor es que Marshall tampoco.

—Seguro Chase es un policía —dice Marshall pensando en su antiguo mejor amigo que tenía un gran interés en ser un oficial.

—¿Y Skye? —pregunta Rubble sabiendo que la cachorra tenía varias alternativas.

—¿Una piloto, tal vez? —sugiere el dálmata mientras con una pata apaga la linterna, la luz artificial desapareciendo dejando solo al brillo de la luna iluminándolos.

—Quién sabe... —susurra Rubble vacilante, algo decepcionado de no saber ni un detalle.

—Es una cockapoo, hay muchas opciones —dice Marshall mientras se echa igual que su amigo y cierra los ojos, preparándose para descansar.

—Algún día lo sabremos —dice antes de cerrar lo ojos y dormirse, sumergiéndose en un mundo lleno de sueños y recuerdos con sus antiguos amigos.

(ANULADA)  Separados - Paw Patrol FanfictionDonde viven las historias. Descúbrelo ahora