『Amantes prohibidos』 » GTOP

008

En el pequeño baño público del bar donde se estaba celebrando la fiesta para los de primer ingreso, Ji Yong se estaba lavando las manos cuando de repente la puerta se abrió.

—¿Qué-qué estás haciendo? ¡Ten cuidado, Seungri! —gritó Ji Yong.

—¿Cómo supiste que era yo? —sonrió Seungri cerrando la puerta.

—Puedo saberlo por tu olor, —dijo Ji Yong enojado—. Eres el único que conozco que se baña en colonia cara cuando va a fiestas.

—Bueno, me siento honrado de que seas capaz de reconocerme por mi olor, —dijo Seungri mientras abrazaba a Ji Yong. Su colonia estaba mezclada con el olor del alcohol y Ji Yong podía ver que estaba completamente ebrio. —Ji Yong... Ji Yong...

—Quítate de encima de mí, —protestó Ji Yong—. ¿Qué estás haciendo?

Una música alegre se podía escuchar por los altavoces del lugar. Aunque gritara para pedir ayuda, probablemente nadie sería capaz de oírle.

—Oye Ji Yong, regresemos —insistió Seungri.

—Ya te dije que no —dijo Ji Yong.

—Te amo, Ji Yong.

—¡Estás borracho! —gritó Ji Yong. Seungri lo abrazó fuertemente, una mano se acercaba para abrirle los pantalones. —¡No seas estúpido!

—Si no me tomas en serio, ¡te daré una prueba de que no bromeo! —dijo Seungri mientras deslizaba sus dedos dentro de la ropa interior de Ji Yong.

—¡Quítate de encima de mí! —gritó Ji Yong.

Ji Yong empujó a Seungri con toda su fuerza y trató de abrir la puerta, pero Seungri lo abrazó nuevamente. Seungri lo presionó contra una pared y lo abrazó. Era una sensación nostálgica. Recordó todo lo que había ocurrido entre ellos hacía 10 años... el beso de Seungri no había cambiado.

—¡S-Seungri!

Lo único que era distinto ahora era la persistencia de Seungri y el hecho de que Ji Yong ya no sentía nada por él.

—Detente, Seungri.

A pesar de que la mano de Seungri lo apretó fuertemente, Ji Yong no sintió la clase de urgencia que sentía antes.

—¿Puedes sentirlo Ji Yong? —dijo Seungri respirando fuertemente.

—Sí, pero no estoy de humor para hacerlo, —dijo Ji Yong molesto.

—Te pondré de humor, —amenazó Seungri.

Mientras más caliente se ponía el cuerpo de Ji Yong, más frías se tornaban sus emociones. Pateó a Seungri en la espinilla con la punta del zapato.

—¡Aaay! —gritó Seungri.

Al ver la oportunidad, Ji Yong escapó del cubículo. Afortunadamente nadie había estado esperando fuera del baño y no parecía haber nadie en los cubículos adyacentes.

—¿Ji-Ji Yong, qué haces? —exclamó Seungri mirándolo desde el interior del cubículo—. ¡Eso dolió!

—¡Si puedes usar la fuerza, entonces yo también puedo! —respondió Ji Yong—. Probablemente no recuerdes esto porque estás ebrio, pero en cuanto estés sobrio, vamos a tener una conversación seria.

Ji Yong se compuso la ropa y dejó el baño. Mientras caminaba por el largo corredor, chocó su hombro contra el muro, aunque no estaba borracho sus piernas no dejaban de temblarle.

Eso estuvo cerca.

Empuñó la mano y trató de retomar la compostura. En esos momentos su teléfono móvil timbró en su bolsillo. Se sintió aliviado cuando vio la pantalla, luego sonrió.

[...]

SeungHyun jadeó mientras subía los escalones de la pasarela.

—Eso fue rápido —sonrió Ji Yong mientras miraba su reloj.

—S-sí, supongo, —dijo SeungHyun, jadeando, mientras limpiaba el sudor de su frente con una de sus mangas. —Dijiste que sólo tenías media hora, así que vine tan rápido como pude —había dejado su bicicleta al fondo de los escalones y corrió el resto del camino.

Ji Yong miró distraídamente a los autos que pasaban por debajo del puente y deseó haberle comprado a SeungHyun una bebida fría.

—¿Ya se terminó la fiesta? —preguntó SeungHyun. Parándose al lado de Ji Yong, notó que era ligeramente más alto que su profesor. Si alguien los veía juntos, probablemente no sabría que eran maestro y alumno.

—Sí, —respondió Ji Yong—, pero dijeron que querían ir a otra celebración después, pero estoy cansado, así que me escapé.

—Cielos, te escuchaste tan viejo ahora, —dijo SeungHyun molestando.

—Soy 10 años mayor que tú, sabes. Por lo general sueno viejo —dijo Ji Yong riendo.

—Lo-lo siento, no quise decir... —a SeungHyun le fallaron las palabras.

—No te preocupes, —dijo Ji Yong—. Sólo digo la verdad.

—¿Profesor...?

Ji Yong se recostó sobre la baranda y miró hacia el tráfico de abajo. SeungHyun miró en dirección al cielo nocturno. Estaba tratando muy duro de no parecer nervioso ante el bello rostro de Ji Yong.

—La brisa nocturna está bastante fría, eh... —susurró Ji Yong.

Después de esperar unos segundos, para que no pareciera algo extraño, SeungHyun colocó un brazo alrededor de los hombros de Ji Yong.

—Choi... sólo porque coloques tu brazo a mí alrededor no cambia lo frío del ambiente —dijo Ji Yong.

—¿Mm? Oh, supongo que no.

Pero SeungHyun no quitó su brazo.

—¿Por qué te portas tan tímido ahora? —preguntó Ji Yong. Habían tenido relaciones sexuales... era un chico extraño.

SeungHyun lo acercó y colocó la mejilla de Ji Yong sobre su hombro. Sólo el ligero roce de sus cuerpos juntos se sentía tibio.

—Así se siente como si en verdad fuéramos amantes, ¿no? —observó Ji Yong.

—Sí... —dijo SeungHyun con un suspiro.

—No está tan mal, —susurró Ji Yong—. Supongo... Choi, ¿Qué es ese olor?

—¿Mm? ¿Huelo o algo? —SeungHyun comenzó a entrar en pánico.

—¿Ya tomaste tu baño? —preguntó Ji Yong.

—Sí... —contestó SeungHyun.

—Me gusta, —dijo Ji Yong inesperadamente.

—¿Qué cosa? —preguntó SeungHyun.

—Nada. Bueno, ya pasó media hora. —Ji Yong miró en dirección a SeungHyun, quien se mostraba un poco decepcionado, pero rápidamente trató de ocultarlo.

—Ten cuidado de camino a casa, Profesor. —SeungHyun dejó ir a Ji Yong con pesar.

—Tú también —respondió Ji Yong.

SeungHyun quería preguntarle a Ji Yong porqué lo había llamado y le había pedido tan frenéticamente que se encontraran en este lugar, pero no lo hizo.

—Ten cuidado, —agregó Ji Yong.

—Buenas noches, Profesor. —SeungHyun hizo una reverencia con su cabeza.

—Noches, —sonrió Ji Yong.

SeungHyun caminó unos cuantos pasos y de repente se dio la vuelta y regresó a donde estaba Ji Yong. —Profesor, —lo abrazó fuertemente—. Profesor, también quiero olerte.

Todo su rostro estaba rojo. Corrió por la pasarela.

Ji Yong observó mientras SeungHyun regresaba a su bicicleta y desaparecía en la noche.

—Por eso es que tienes la reputación de ser infantil, tonto —murmuró Ji Yong y luego sonrió—. Pudiste por lo menos haberme besado en vez de abrazarme.

Pero no estaba mal, las palabras de SeungHyun, su abrazo y su leve aroma hicieron sentir muy cómodo a Ji Yong.