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"A la primera lectora de esta historia,
le dedico el siguiente capitulo, traído desde mi inspiración.
BM_188"

- Encantado, Aaron.- Comentó Alex completamente neutro, sin ponerle importancia al contrario.- La verdad es que prefiero que no nos conozcamos mucho.- Terminó diciendo mirándolo a los ojos, intentando averiguar si era un loco o algo por el estilo.

¿Qué hacían ahí? En un maldito restaurante italiano dispuesto a comer algo junto a un desconocido. No lo entendía. ¿Qué mierdas estaban haciendo? ¿Acaso pensaba que podría salir de su maldita depresión con un poco de pasta con tomate?

No hablaron mucho después de eso. Un camarero les pidió su pedido y tras marcharse Alex miró acusatoriamente al contrario. Sin ningún motivo.

- ¿Por qué estás haciendo esto?- Preguntó sin rodeos y con poca delicadeza.

No merecía perder el tiempo cuando sabía que al terminar de comer acabaría ahogado en el agua y el contrario estaría tranquilamente en la cama descansando tras un duro día de trabajo. Aunque no supiese nada sobre él ni de la vida en general.

—¿Por que?— Se preguntó en voz alta Aaron ante el cuestionamiento del otro.— Yo también me pregunto porqué.— Murmuró mientras tomaba un pan de aquella pequeña canasta que siempre había en esos restaurantes.— Quizás porque me siento muy solo y quería algo de compañía.— Se encogió de hombros.— ¿Y tu? ¿Porque estas haciendo esto?

Aaron lo miro de manera intensa tratando de descubrir el porque el contrario había aceptado cenar con él. Podría haberlo rechazado sin problemas. Le alcanzo un pan al contrario. Al tragar el pan tuvo una punzada en el estómago pero ni siquiera hizo una expresión que lo delatara.

Cáncer de estómago, se recordó. Estaba demasiado consiente de ello. Iba a morir. No podía borrar esos pensamientos de su cabeza. Se preguntó si cada vez que comía algo le dolería hasta que todo el cáncer lo consuma ¿O era que estaba demasiado pendiente de su cuerpo? ¿De su cáncer? De cualquier manera espero la respuesta del contrario.

- Si te sientes solo hay personas se dedican a eso, a llenar el vacío de los demás.- Comentó Alex jugando con su copa de vino llenada previamente por el camarero.- Señoritas de compañía.- Puntualizó sin menospreciarlas.

¿Para qué iba a tener tan si quiera un mínimo de delicadeza? Eran desconocidos y dentro de un par de horas Alex no respiraría. Alex seguiría la filosofía del Carpe Diem hasta el último segundo de su vida.

- Supongo que lo hago porque me gustaría tener algo interesante en lo que pensar antes de matarme.- Soltó despreocupado el más joven.

Bebió de su copa y su cara se contrajo un poco. No le gustaba el vino, aunque no lo pudo saber antes ya que jamás lo había probado. Aún no alcanzaba la mayoría de edad. Había muchas cosas que nunca experimentaría, pensó para seguir martirizándose como era costumbre.

Trajeron sus platos a la mesa momentos después y Alex comenzó a comer sin apetito. Por alguna razón no tenía hambre, su estómago se había cerrado posiblemente por los nervios y un poco por el miedo que sentía. Aunque disolvió estas ideas de su cabeza tan rápido como llegaron. No, él no podría tener miedo, no lo tenía permitido.

—Tu estabas más cerca.— Se encogió de hombros finalizando el tema de "Señoritas de compañía" luego de un largo silencio y sonrir. —¿No te gusta el vino? Puedo pedir otra cosa.— Aviso mientras llamaba al mozo.— Lo único que tengo en la vida es plata así que pide sin problemas.

Espero a que el joven pidiera la nueva bebida. Luego le deseo buen provecho y comenzó a comer.

—Sabiendo que hoy es el ultimo día de tu vida  ¿No deseas hacer nada más? ¿Sentir algún placer antes de hacerlo? Por ejemplo yo comería chocolate, tendría sexo y luego un buen masaje antes de morir.— Pensó Aaron en voz alta sin organizar apropiadamente sus ideas.— Un cálido abrazo. Esa sería una buena despedida ¿No crees?

El joven pensó en las palabras del contrario. Y sí, tenía lógica lo que decía, aunque no desde el punto de vista de Alex.

- Creo que sería muy hipocrita de mi parte disfrutar algo justo el último día de mi vida cuando nunca lo he hecho.- Comentó revolviendo su plato de pasta.- Si hiciese algo que me gustara en este momento sería como un placebo. No es como si hoy muriese si o si, es una elección. Una elección propia, ¿entiendes? Solo quiero acabar con todo, sin mierdas de despedidas ni nada que hiciese que se alargase más la espera.- Terminó de divagar el joven aunque no tuviese mucho sentido lo que decía. Eran pensamientos dispersos.

Ninguno de los dos parecía estar en alma y cuerpo allí. Solo cáscaras vacías sumidas en sus propios mundos.

Alex volvió a mirar a Aaron intentando comprenderle mejor. Le llamaba la atención aquel desconocido que parecía tan tranquilo. ¿Acaso pensaba que Alex no se suicidaría y que solo era un berrinche de un niño? ¿Por eso estaba con él? ¿A la espera de que recapacitase y volviese a su casa como si nada? No, ni mucho menos.

El joven no estaba del todo equivocado pero tampoco del todo en lo correcto. Aaron se preguntó si era una molestia para el contrario aquello que estaba haciendo. Invitarlo a comer antes de morir. Apretó un poco los labios pensando detenidamente en las palabras del menor.

La cena transcurrió tranquila, ambos estaban sumidos en sus pensamientos. Aaron miro al joven.

—A veces es más fácil hablar con un desconocido sobre tus más profundos secretos que con alguien que conoces de toda tu vida.— Sonrió a medias el mayor.—¿Puedo saber tu historia antes de que mueras y el porque de tu elección?

Alex salió de sus pensamientos por la pregunta de Aaron. Casi como un instinto, llevó sus manos a los ojos rápidamente para frotarlos porque sin darse cuenta se le habían aguado. Suspiró cansado y un poco angustiado.

- Prefiero no contarte nada sobre mí.- Confesó colocando sus brazos sobre la mesa. Alex se sentía incomodo.- No es que tenga nada en tu contra, para nada, no te conozco. Es solo que prefiero que nadie se acuerde de mí cuando falte, ni para bien ni para mal. Siempre he creído que el recordar a alguien que ya no está duele, haya actuado como un hijo de puta o un ángel... Siempre va a doler aunque sea un poco, así que prefiero pasar desapercibido para que nadie me conozca lo suficiente y no se acuerde de mí.

Podía sonar injusto e incluso muy inmaduro, pero así era la mentalidad del chico. Por esa misma razón nunca se relacionó con nadie lo suficiente para crear una amistad o cualquier otro vínculo.

- ¿Y tú? ¿Tienes algún oscuro secreto que no quieras que nadie sepa?- Intentó aminorar el ambiente Alex al darse cuenta de que el contrario parecía algo decepcionado.- Tú ya sabes el mío- Hizo mención de su suicidio próximo.- así que creo que tengo derecho a saber alguno tuyo, ¿no crees?

Aaron se limitó a asentir, para luego reirse de manera suave.

—¿Uno solo?— Bromeó.— Debo tener muchos mas. Como por ejemplo no me he enamorado de verdad en toda mi vida. Nadie sabe que uso lentillas. Ni que cuando digo que voy a cazar lo único que hago es mirar los animales.— Aaron sonrió. Todas aquellas cosas que parecían tan estúpidas nadie las sabia. Y por alguna razón se las estaba contando a él.— Y nunca me he acostado con un hombre, aunque es lo único que quiero hace mas de 30 años. Dios. No puedo creer que he dicho eso en voz alta.

Alex no pudo evitar soltar una carcajada ante la confesión del extraño. El mayor parecía ligeramente ruborizado mientras enfocaba su mirada en sus manos, exactamente donde la marca de un anillo de bodas faltante decoraba su dedo anular.

Aaron subió la vista y miró al más joven con una sonrisa suave, casi tímida que hizo que Alex se sintiera un poco vivo. Y eso estaba mal.

—Recordar duele. Sin embargo prefiero que me duela a no recordar.— Determinó Aaron antes de proceder a ordenar el postre.

Aarón ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora