Cumple

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¿Cuál es el colmo de una simpatizante de las ollas populares con los dos dedos en V? Que su hijo quiera el cumple de 5 de la Peppa Pig, ¡cerda de la corpo británica, igual de altanera que Theresa May! Un absurdo, dijo La vaga que se tomó el 7 y se fue al centro a buscarle el cotillón mientras pensaba por qué será que los hijos son el curso intensivo de "Cómo meternos la soberbia en el culo".

Ni un mísero globo, ni servilletas. Ni un mantelito de plástico, ni bolsas para sorpresitas. Nada de Peppa. AGOTADO. La Gladys la vio tan trapito de lavacoche cuando se bajó del colectivo que le preguntó qué te pasa. No encuentro a la Peppa. ¿La Pepa? Niiiiiiña, la Pepa se mandó a mudar con el Fortunato, dicen que a San Luís. Ahí La vaga se da cuenta que la Gladys no tiene niños chicos, que son todos de quince para arriba y que la ve rabiar tanto, que, la verdad, prefiere el problema con la Peppa Pig. Entonces le explica.

-¿Vos decís ese muñeco rosado que tiene cara de... de...?

La vaga abrió tan grande los ojos-cuidado Gladys con lo que vas a decir, porque el Ezequiel se había venido a recibirla tirándole los bracitos al monocorde cántico: ¡Peppa! ¡Peppa! ¡Peppa!

"Soluciones no problemas", era la regla de La vaga. Extraído del libro insigne: "0 coaching. Mucho porrazo". Así que todas las noches, después de cenar con sus padres y acostar a los niños, se ponía a pintar, recortar y pegar a la Peppa confeccionando el cotillón. A veces, la Gladys le caía a ayudarle, pero mucho no le gustaba porque más venía a contarle sus problemas amorosos que a darle una mano.

A La vaga se le había acabado el lápiz y la fibra rosada de tanto pintar a Peppa y a su familia: Papá cerdito, Mamá cerdita y George, el hermano menor. Por presupuesto, en el cumple no estaría la sarta de amiguitos que tiene la Peppa. Listochau, dijo La vaga, que bastante cansada estaba del cumple temático.

Como no le daba ni con aguinaldo incluido alquilar un saloncito, el festejo sería en el patio de la casa, desde las 15h para aprovechar el calor de la siesta. Papas fritas, chizitos y Manaos. Unas pizzetas que duraron menos que un pelado en la nieve porque los grandes traen a los niños y se atan a comer. Una nenita que se agarra un berrinche, llora, grita y patalea y la madre le pregunta: "Si querés, nos vamos". Otro que llora porque quiere el mismo globo del mismo color que el Ezequiel, unas niñas amiguitas de su hijo Franco de ocho, le dicen: "En este cumple no hay karoke" y La vaga que quiere mandar a todos al caparazón calcáreo de la Peppa Pig.

La vagaWhere stories live. Discover now