Boulin

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"Gordita, ¿y el régimen?" preguntaba riéndose Balmaceda, un compañero de trabajo de su padre que, cuando La vaga tenía 7, 8 años, la hostigaba con esa pregunta. Ella, avergonzada y temblando, se metía s u pieza y no salía hasta que el tipo se iba. Lo feo e incomprensible para su cabeza de niña era por qué sus padres le festejaban al tipo, les daban explicaciones de por qué ella no quería comer semitas y descalificaban su cara enrojecida.

Por eso, cuando Ezequiel vino diciéndole que en la escuela los compañeros se le reían, puso "las barbas en remojo". La cosa estalló cuando su hijo vino llorando. El profesor de Educación Física lo había mandado al arco y lo habían llenado de goles. El chico estaba excedido de peso, ella estaba cuidándolo porque era voraz a la hora de comer. Pero estas acciones, en nada colaboraban con la autoestima del niño.

"Dejalo que se haga hombre, no lo andés mariconeando", "Y, siempre fue así, cuando vos eras chica y venía Don Balmaceda y te jodía con el régimen. ¿Te acordás?". Sí, claro que se acordaba. Años de terapia para sacarse ese y otros pegotes, pensó La vaga.

Pero con el pibe no. Ezequiel es un niño y a los niños hay que cuidarlos. No lo apañaba, lo protegía. No lo mariconeaba, le enseñaba a defenderse.

En la escuela confesional, se armó revuelo. Negación. Estilo avestruz. Aquí no pasó naaaada. Ahá, ok. Al problema, solución. Los chicos se van de esta institución. Como era casi fin de año, dejó que rindieran y terminaran. Pero pidió el pase que se resistieron a dárselo. Dos cuotas menos son dos cuotas menos. Como el peor castigo divino es el escándalo y la viralización en las redes, se lo dieron.

Hasta ahí todo bien. Salvo que ahora, los pibes no tienen escuela. ¿Caerán a la escuela pública que supimos construir y es la savia nutricia? Si sucede, conviene, pensó La vaga que espera el inicio del ciclo lectivo 2019.

La vagaWhere stories live. Discover now