Adicciones

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Como la enfermera haciendo shhh, pensó La vaga. Calladitos, porque de esto... ¡no se habla! Esa era la imagen que tenía cuando intentaba hablar de la adicción de Ignacio. Porque, a ver, hay adicciones y adicciones. El semitismo de ella era jocoso. El tabaquismo, totalmente aceptado y blanqueado como consumo. Nadie se escandaliza si ve a alguien fumando. Menos bebiendo. Por eso hay chistes que edulcoran la gravedad: "Prefiero ser un borracho conocido que no un alcohólico anónimo", por ej.

Pero ser adicto a la cocaína, a la heroína, a las drogas sintéticas... nooooo. Eso sí es un castigo e'dio. Una de las plagas con las que dios castiga a los que no le hacen caso y caminan por su senda. Ni con la marihuana hay tanto espeluznamiento, que ahora se dice que hasta es beneficiosa para algunas enfermedades y despenalizaron su uso médico.

Pero, pensaba La vaga, si tenés un hijo adicto, un hermano o un novio, ¡calladito la boca! Ni se te ocurra andar ventilando semejante indignidad, porque después, te hacen la cruz y te dicen drogoncito y la gente te evita por temor a contagiarse. Niiiiño, si a los que hay que evitar son a los vendedores. ¡Tan bonita la palabra dealer para referirse a la tremenda hijaputez de un chavón que comercializa con la muerte de otro ser humano que está enfermo!

Boeh... así las cosas, La vaga había acompañado a Ignacio a varias actividades que hacía el centro de rehabilitación "Tacteremta", la recuperación iba. A veces en 5ta, otras en 2da y regulando, y algunas en modo detención. Una noche en que ella se había quedado a dormir, al Igna le dio un ataque de pánico, producto de la abstinencia y como ya se lo habían advertido, supo cómo actuar: con seguridad y, sobre todo, con mucho amor.

Ese que se tiene o no se tiene. Que es abundante o escaso. Que se gasta. Ese amor que hace dar la mano, el brazo, la espalda, los ojos, la sangre a otro ser. O que no soporta la halitosis o el olor a pata. Es así: bastante simple. No es que la ex lo haya dejado de amar por drogadicto. La adicción de Ignacio visibilizó una situación que estaba negada. La vaga no quería ni pensarla, porque eran tantos los desafíos, los problemas que tenía que resolver diariamente que, literalmente, no tenía tiempo.

D'estonosehabla, de tu macromambo, ESMU. Pero d'estosísehabla: de otro enemigo al que ella, así, tan sencillita como brava, le daría batalla dejándolo todo arriba del ring. Se debe hablar de la droga, se debe escuchar lo que los pibes dicen, cómo los tientan, se las ofrecen en la puerta de la escuela. ¿Cuándo nos sacaremos las caretas?, pensaba La vaga. ¿Por qué? Por un solo motivo tan lugar común de los poetas pastores. Por la superioridad del amor.

La vagaWhere stories live. Discover now