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Tal vez parecía algo indiscreto, pero Jae quería saber algún punto débil de aquella preciosa mujer que se había atrevido a huir de esa manera de su lado.

Aún no lo comprendía.
No sentía que fuese una mala persona, pero, ¿acaso Millie se habría dado cuenta del trato distinto?. Si bien era un hombre descarado, también solía ser sincero.
Sí, el había llegado con un propósito a su casa. Darle placer.
Pero al sentirla tan distinta, tan frágil y real;  quería entregar poco más de su parte. ¿Con qué fin? Ninguno realmente, solo sentirse en paz. Y esa tranquilidad, Kang Millie sabía como proporcionarsela. No lo dudaba ni un poco.

Fue directamente en busca de una de sus empleadas.
Pregunto sobre algún hobbie que llamase su atención. Sorprendentemente y con un gran punto a su favor, le dieron una valiosa respuesta.
Le fascinaba la melodía del piano. Y había querido intentarlo, aunque no se le dio como lo esperaba.

Recordó que precisamente en su gran sala de estar, había uno muy grande.
Pidió de favor que cuando llegase la señorita Millie le mantuviesen ahí.

Sólo dos empleadas le prometieron ayuda.
Pero antes de eso, saldría a buscarla.
Dijo que estaría en el pueblo. Tenía mucho interés en saber como era su vida, por lo que subió a cambiarse cómodamente y salió.

Estaba siendo maravillado por muchas de las curiosidades que abundaban en las calles.
Se detuvo en un pequeño local. Le agradó un cometa colgado. El viento era perfecto para volarlo, sobre todo teniendo en cuenta que la compañía sería grata.

Se encontró con Millie justo cuando ella salía de un despacho de abogados. Aunque parecía extraño, no hizo comentario sobre ello.

─¿Porque traes eso en las manos?  

─¿Lo echamos a volar?

─¿Ahora?  ─Jae asintió─,  ¿aquí?

Ante la última pregunta negó y pidió que lo  acompañara.

─¿Lo has hecho antes?

─Nunca lo he logrado    

Estando frente a una colina, Jae comenzó a  aflojar la cuerda mientras corría de un lado al otro. Se miraba adorable, perdió por varios minutos la sensualidad con la que lo conoció. Era como ver a un chiquillo hacer una travesura.

─Suelta más cuerda Jae   ─la cometa se elevó durante unos instantes por el aire. Jae la miraba exultante y ella sonreía con verdadera emoción de sentirlo feliz.

Poco después, cambió de dirección y cayó al suelo. Volvió a querer intentarlo. Hizo todo lo anterior, pero no fue suficiente.
Al tercer intento se rindió y se dejó caer junto a ella en el pasto verde.

─¡Bah! ¡Me rindo! No hace suficiente viento

Millie notaba el sudor que se alojaba en su frente y en las esquinas de su mandíbula. Incluso así era totalmente atractivo.
Deseaba recordarlo con esa vista.
Con una mirada llena de paz, el cabello alborotado mientras estaba recostado con ojos cerrados.

─¿Qué tanto me miras?

Sonrío al tiempo en que abría los ojos. Había sentido su mirada clavarse en el. Deseaba saber todo sobre sus pensamientos.

─Estoy intentando quedarme con tu imagen   ─le confesó aunque solo haya sido una parte.

─¿Porque? ¿Soy así de atractivo?

Aunque al principio le causo gracia su enorme ego, eran ciertas sus palabras.
No lo vería más y anhelaba que el verdadero Jung Yoon Oh, permaneciera en su cabeza hasta el día de su muerte. Finalmente, el le estaba ayudando a que sus últimos días no fuesen sombríos.

El beso arrebatado y delicado por parte de Jae le hizo sumergirse en todo un mar de emociones.

«Ni te atrevas a acostumbrarte» , le dijo una parte de su cerebro.
«No es real, se irá al igual que tú»

Pero en sus latidos no existía ni un solo reproche para los sentimientos que emanaban desde lo más profundo; aún había tiempo para sus besos, sus abrazos, su calor, su amor.

─Lamento mucho lo de ésta mañana  ─mencionó sobre sus labios.

Jae esbozó una diminuta sonrisa y mordisqueo una esquina de su labio inferior.

─No te agobies

─En realidad, me agrada mucho que estés aquí

─Vayamos a casa .., quiero darte algo

Para cuando llegaron, la dirigió directamente a el piano. La sentó a su costado mientras las notas eran tocadas con lentitud y su voz comenzaba a derretir cada rincón de su corazón.

Una vez más, se cuestiono el porque hacia ésto por dinero cuando era bueno en otras cosas.

La frase; "Incluso si regreso después de un largo tiempo, mi corazón seguirá siendo el mismo" le causaba estragos.

Conllevar un probable enamoramiento de días con una ida que por supuesto no tendrá retorno, no es algo fácil.

Había pedido placer.
Sólo deseaba eso.
Pero ahora, las horas a su lado deseaba que no transcurrieran rápido.
Si Yoon Oh estaba en lo cierto; Si de verdad las casualidades no existen y la vida deseaba que ésto ocurriera .., entonces, ¿debía solo lastimarse? ¿debía matar el buen corazón que tenía a lado?.

Un Acompañante de Lujo  [Jaehyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora