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Había transcurrido exactamente ya dos semanas desde que ella volvió a casa.

Le habría agradado poderse despedir al menos bien de Yoon Oh, pero la inesperada y amarga visita de su jefe, le había echado todo a perder. No pudo acompañarla siquiera al aeropuerto. Taeyong lo impidió de modo cruel, recordando que si eso fuese así, ella debería pagar "tiempo extra". No era el problema, pero si lo hacia solo dejaría ver lo que ella odio desde que lo conoció.
Que una persona tan magnífica, fuese un prostituto.

Los días eran largos, la casa se sentía triste.
Cada que bajaba a la recepción deseaba verle como ya era costumbre.
Sentado con una postura sensual mientras leía el periódico.
O quizá entretenido en la cocina buscando complacer su paladar.

Volvió a tener un día de campo, sola.
Nada era igual.
No había repostería de buena calidad en su canasto de picnic. Sólo comida aburrida sin un gramo de azúcar.

También hubo una ocasión en que debido a una fiebre muy alta, no pudo levantarse de la cama. Deseo con todas sus fuerzas que él estuviese a su lado.
Escuchar nuevamente sus halagos, ¡carajo! Lo echaba demasiado de menos.
Su cuerpo lo pedía con fuerzas.

─Señorita .., tiene visitas

Ante el aviso de su mayordomo, bajó a prisas. ¿Podría ser él? Si era de ese modo, jamás volvería a dejarle. Estaría como colegiala pegada día y noche a su primer amor.
Pero no. Al cruzar las puertas deslizantes de la sala, solo pudo ver a su abogado.

─Buenas tardes, ¿a que debo su visita?

Hizo un mechón de su cabello hacia atrás de su oreja. Tomo una bocanada de aire mientras lo expulsaba lentamente ante tal decepción.

─Lamento venir sin avisarle antes, pero su doctor de cabecera me ha indicado que todo va de mal en peor. Ya me había dicho que el abogado de la ciudad no le solucionó mucho, entonces le vengo a dar buenas noticias; los ex socios de su familia no pudieron confirmar el porque se les debía dar parte de su herencia, así que han dejado todo por la paz después de cinco largos años

Claro que eso era bueno, y dentro de su corazón, era aún más perfecto.

─Como usted sabe, la mitad de mi herencia se dividirá entre la Iglesia del pueblo y el hospital. Pero, quiero que en mi testamento quedé el nombre de otra persona ajena a mis queridos empleados que ya cuentan con el cinco porciento de mis bienes. Por favor

Aquel personaje amablemente abrió su laptop y comenzó a redactar un nuevo documento por su pronta petición.

»Con firme decisión dejo a el joven Jung Yoon Oh con actual domicilio en la ciudad de Seúl, ésta casa en la cuál he permanecido hasta mi último día de vida; quiero que quedé claro que el puede vivir con quién apetezca. La otra mitad de mi herencia que cuenta con doscientos millones de won también serán de él, los podrá reclamar cuando guste. Siendo esa mi última voluntad. Deseo que vivas eternamente feliz, mi querido Jae

Fue impresionante incluso para su mayordomo escuchar tales palabras. Ninguno de ellos sabía de su enfermedad. Era horrible enterarse de ese modo.
La compareció al instante.

─Terminaré la edición en la oficina, se mira un tanto pálida; debería descansar un momento

─Muchas gracias por tanta ayuda de su parte, es una gran persona. Cuide su cuerpo y de su familia también

Con tristeza en su rostro asintió y recogió sus cosas para después salir. Nadie en el pueblo creería que una enfermedad como tal, le arrebataría la vida. Era injusto. No lo merecía.
Pero incluso hasta el final de sus días se conservó generosa y humilde.

El señor Tae Ho la llevo hasta su habitación. Le ayudo a recostarse y meterse en las cobijas.

─¿Tanto lo extraña?  

Sorprendida por la pregunta asintió apenada.

─¿Me veo tan patética?

─Me atreveré a decirle que me parece aún más patético extrañarse sabiendo que ambos se quieren y desean permanecer juntos, señorita

Con dichas palabras en su cabeza, obligó a su mente descansar un momento.
Y aquel sueño que tuvo esa tarde con él protagonizandolo, le hizo entender que no podía seguir engañandose.

Despertó con vivas ganas de correr a su encuentro.
Tomo su cartera, pasaporte y llaves, solo para salir de casa a mitad de la noche.

Justo ahí, esperando que llegase el auto que la llevaría de nueva cuenta al aeropuerto, se desvaneció.
Gritos por parte de sus empleados se escucharon mientras trataban de mantenerla consiente.
Siendo el campo, era muy difícil que la ayuda llegará pronto.

Se comunicaron con su médico de cabecera el cuál llegó lo más pronto posible sin tener una respuesta de su parte.
Kang Millie no estaba reaccionando en lo absoluto.
Se estaba yendo, y nadie podía hacer nada al respecto.

Un Acompañante de Lujo  [Jaehyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora