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Tres días habían pasado, no había más tiempo.
Jae guardo silencio como todo un caballero esperando a que Millie fuese quien le dijese sobre su enfermedad.
Se había repasado la frase; "No tiene porque decirlo si sólo soy una aventura". Pero el mismo se rió ante eso. Era evidente que ninguno se miraba como tal. Lo suyo había sobrepasado los límites de un flechazo común.

Ahora mismo y después de una agradable ducha, se acercó a su cuerpo para dejarle besos castos por detrás de su nuca.
Una pregunta de parte de ella hizo que parará.

─¿Realmente nunca existió nadie más que te hiciera dudar de seguir con éste empleo?

No entendía el porque de su repentino interés, sobre todo en esos instantes en que su sangre caliente estaba aclamando su cuerpo.

Frunciendo el ceño, pero sonriendo de manera seductora quitó su bata de algodón que le cubría el cuerpo. Esas curvas desde un inicio le provocaron ataques al corazón. Las líneas que marcaban lo definido de sus senos eran maravillosas.
Le resultaba imposible que una silueta tan llena de vida, estuviese muriendo.
A penas cerró los ojos obligándose a no pensar en esa mierda.

Se sentó en la orilla de la cama echando sus brazos para atrás y apoyándose en ellos.
Era como un espectáculo verla de pie, desnuda solo para él. Se lamio los labios y tomando su cintura, la llevo de nuevo a él.
Besó su ombligo y sujeto con fiereza sus nalgas.
Le estaba robando suspiros a Kang Millie sin ninguna compasión.
Dejó que su cuerpo se sintiera acalorado, sin olvidar claro la conversación que había iniciado.

─Dime, ¿quién era?

Sus besos pararon. Se levantó y quitó también su bata dejándole ver cuán excitado el ya se encontraba. Se tumbó en la cama y rasco un poco su pecho.

─Pareces estar muy segura de que hubo alguien

─Es imposible que ninguna de las mujeres con las que has estado te haya provocado lo mismo que yo

─¿Qué obtendré a cambio de mi respuesta?

─Te haré el amor

Sus palabras le hicieron que aquella sonrisa en su rostro desaparecía. Habló con tanta seguridad que lo hizo excitar poco más de lo que ya se encontraba.

─No hubo nadie. Eres la primera mujer a la que he querido desde mi adolescencia, incluso antes de que comenzará con ésta labor

La dejo satisfecha. Si hubiese respondido de otro modo, quizá se habría muerto de celos y envidia.

─Quiero que te quedes quieto y que dejes que te haga lo que quiera

─¿Qué me quedé quieto? ¿Te has vuelto loca?

─Te ataré si es necesario

─Millie .., maldición   ─gimió frustrado─, han pasado tres días sin que yo te tocase. Deja tus juegos para más tarde, ahorita mismo ya deseo ..

Hizo oídos sordos y le rodeó el pene con la mano. Se quedo sin aliento al notar el calor y la dureza que emanaba de su miembro. Los tendones de su cuello se le marcaron y Jae apretó sus dientes al sentir la delicadeza en que subía y bajaba su mano.

─No   ─pidió─,  estoy demasiado excitado como para disfrutar de una masturbación

─De acuerdo   ─se coloco a horcajadas sobre él poniendo su sexo encima de su erección. Chasqueo la lengua para reñirlo al notar que la sujetaba de la cintura─,  No me toques

─Maldita sea, ¿Cómo voy a darte placer si no puedo tocarte?

─Ése es el quid de la cuestión

Jae abrió la boca para seguir protestado, pero la cerró en el instante en que sintió los movimientos de Millie al subir y bajar de su erección. Un gemido de placer se escapó de los labios de ella.
Jae no estaba resistiendo lo suficiente y pronto se encontró arqueado para abrazar el cuerpo de Millie y esconder su rostro entre sus senos.

─Tumbate   ─exigió de nueva cuenta con deseo egoísta.

─Déjame que te ayude a correrte   ─susurró él con crudeza─, déjame ..

─Todavía no

Jae soltó de nuevo una maldición y se detuvo. Le parecía demasiado cruel.

─Dios, Millie, ¿qué quieres hacerme?

─Quiero ser yo quién te ayude a correrte  ─le dijo quitando sus brazos de sus caderas─,  Y quiero mirarte cuando lo hagas

Jae se desplomó sobre las almohadas con un gemido, con los ojos cerrados se paso las manos por su pelo.
Tenía unos brazos preciosos, cada que ella le veía flexionar los bíceps su sexo se apretaba alrededor de su rígido pene. Volvió a maldecir y los músculos del abdomen se le tensaron al máximo.

Millie se agachó y acerco los labios a los suyos. Jae al igual que los demás caballeros procuraban no mostrar sus reacciones al sentir sus orgasmos. Su tarea era hacer sentir placer. Para eso les pagaban.
Cosa que cambio desde que conoció a Kang Millie.
Desde la primera noche ya no podía parar de ocultar todo lo que le provocaba.

La besaba con tanta pasión, acariciándola con la lengua con sumo erotismo. Notó como su pene se endurecía aún más en su interior. Le dio un vuelco en el corazón pensar que Jae podría alcanzar un orgasmo tan sólo besándola.
Pero él interrumpió el beso y se apartó con la respiración entre cortada luchando contra lo inevitable.
Cogiendolo de las muñecas, Millie le apartó las manos y se irguio. Haciendo sus movimientos poco más duros y decididos.

─Millie ..

Pero se decidió en no hacer caso y siguió con el acto. Anhelaba verle.

Gritó como un animal al notar que le arrancaba las primeras gotas de semen y la soltó de golpe. Dejó caer las manos a ambos lados del cuerpo para sujetarse de la sábana. Arqueó la espalda y echó el cuello hacia atrás. La ferocidad de su orgasmo fue magnífica.

─Si   ─lo ánimo ella moviéndose encima al ritmo del orgasmo de el.

Se quedo hipnotizada viéndolo sentir placer, atónita de que fuese capaz de hacerle sentir tanto  

─Eres hermoso ..

Y completamente vulnerable, desprotegido. Las emociones atravesaban su rostro sin censura, el doloroso éxtasis, la necesidad, el amor .., incluso la rabia.

Jae los tumbó a los dos a prisa, e intercambio de posiciones. Millie se quedó al borde de la cama y él empezó a mover las caderas. Antes de que ella pudiese reaccionar, su duro miembro arrancó un orgasmo a su sobreestimulado cuerpo y a  no le quedo más que gritar de placer.
Su boca cubrió la de ella silenciando los gemidos de ambos.

Te amo .. Millie

Como única respuesta, ella lo abrazo dejándole sin aire, llorando al mismo tiempo por que dentro de sus pensamientos sabía que sería la última noche que pasaría a su lado.

Mañana partía.
Mañana Jung Yoon Oh, no volvería a saber de su existencia.

Un Acompañante de Lujo  [Jaehyun]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora