Capitulo 12: Una nueva noticia.

41 9 6
                                    

Uno cuantos años después...

Como había pasado el tiempo, desde el día que nació nuestro hijo todo fue cada vez más rápido. En pocos meses habíamos logrado armar toda nuestra granja, los ganados habían crecido considerablemente y los cultivos eran increíblemente prósperos.

Todo estaba perfecto, cada día me encantaba levantarme y observar por la ventana como mis hombres trabajaban y reían juntos. Después de todo lo que me había pasado, tenerlos era mi regalo.

Me vestí y bajé para preparar el almuerzo, era momento de que descansaran.

—Buen día madre —Joseph entró y fue directamente a abrazarme.

—Hola mi niño —ya tenía quince años pero, para mí, seguía siendo mi niño pequeño.

—Estuve pensando en lo que deseo ser.

—Aún no deberías preocuparte por ello, cariño. —Me di la vuelta y lo observé.

—Lo sé pero siento que ya es tiempo de ver que puedo llegar a ser. —No dije ni una palabra mientras esperaba a que continuara. —Se lo conté a papá y me dijo que te viniera a decir.

Me acerqué a él y me senté a su lado.

—Sabes que todo lo que elijas para mi va a estar bien. Lo único que me interesa es que te sientas cómodo con lo que hagas.

—Gracias, mamá —me abrazó con tanta ternura que una pequeña lágrima cayó por mi rostro.

—¿Puedo saber qué elegiste? —sonreí separándome de él.

—Deseo ser estanciero —, por un momento me lo quedé mirando.

—No me sorprende mi niño, te he visto ayudando a tu padre y se nota como te gusta dirigir una granja.

—¿No te molesta? —su voz sonaba preocupada por mi respuesta.

Me levanté y lo abracé.

—Claro que no, como te dije, mientras que te haga feliz está bien.

Después de esa charla, Joseph no había dejado de sonreír. Iba y venía acomodando y revisando que todo estuviera perfecto hasta que llegó la hora de almorzar.

***

Era increíble ver a mi hijo ser todo un hombre responsable y trabajador, siempre que lo observaba me daba cuenta lo mucho que se parecía a mí Lisi. Ambos tenían tanto en común, su sonrisa, sus ojos verdes, todo en él me hacía recordar a ella.

Suavemente sentí como el amor de mi vida me besaba el cuello por atrás y me rodeaba con sus brazos.

—Está creciendo de maravillas —me susurró, su aliento me provocó un dulce escalofrío.

—Se parece tanto a vos, mi amor.

—Si piensas eso cariño es porque estás comenzando a cegarte —río y agarró mi brazo para que me diera vuelta —. Él se parece a vos en muchos sentidos —su mano se posó con cariño en mi mejilla y sin poder evitarlo la acerqué más a mí para besarla con pasión.

—Jamás voy a dejar de decirte que te amo —susurré a la vez que apoyaba mi frente contra la suya, después de unos minutos me separé de ella y la miré —. Necesito decirte algo.

La tomé de la mano y la guíe al escritorio, me senté y ella lo hizo en mi regazo. Aún sin decir nada, agarré la carta que se hallaba abierta sobre el escritorio y se la di. El silencio que reinaba en la estancia era muy relajante y provocaba que cada tanto cerrará los ojos y simplemente me sintiera tranquilo y más que nada teniendo a Lisi a mi lado.

Dime... ¿Te espero o te olvido?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora