Al otro día desperté de repente por que golpeaban la puerta, me puse lo primero que encontré en el armario y baje las escaleras para saber quien era, al abrir vi a Damian el cual se veía feliz. Yo fui corriendo a abrazarlo pero él un segundo antes se aparto para que yo pudiera ver que es lo que escondía tras su espalda, ¡era ágata! , yo me emocione y la bese tan fuera que casi nos caemos, como era obvio lloramos, lleve a mis dos amigos a la cosina donde prepare pan con huevo y café.
-¡Ágata! Pero cuéntame, ¿que haces aquí de nuevo?
-es que mi hermano se enfermo y tuvimos que venir de urgencia para nuestra casa, necesita reposo.
Aunque era una mala noticia todos estábamos felices de que ágata volviera.
-silvestre, te extrañe mucho mi amor
-yo igual ágata, te amo
Ágata se sonrojo mucho, aparto la mirada y sonrió, al hacer esto me di cuenta de algo.
-¡¿te cortaste el cabello?!
-ah, si... ¿No Sabias?
-pero dios, es super corto.
Ágata se corto el cabello arriba de los hombros, por suerte seguía con su cabello rojo y no se lo tiño.
-silvestre ¿notas algo en mi?
-mmmm no, ¿que tienes de diferente?
-me teñí el pelo de 2 tonos más claros
-ah, sorry pero no se nota.
Damian estaba un poco triste, creo que el quería que me diera cuenta de su pequeño cambio de estilo.
Mis amigos me esperaron, pues me bañe y vestí, hoy saldríamos los 3 juntos en las vacaciones de invierno. Ágata agarro mi mano, se sentía tan bien, aunque los dos estábamos temblando de los nervios, Damian me miraba mucho y cada vez que lo hacía sonreía, creo que el debe estar feliz de que con ágata estemos juntos otra vez.
Con Damian fuimos a comprar helados mientras ágata paso a un baño, no habían muchos helados así que los pedimos todos del mismo sabor, esa tarde fue grandiosa, quería que nunca terminará.
Pasamos a dejar a ágata a su casa, y caminamos con Damian juntos a mi hogar, el se notaba muy raro.
-dami, ¿estas raro o es mi idea?
-no... Es que yo, pues no se... Simplemente soy así.
Esa respuesta no me gustó, creo que otra vez tubo problemas con su familia.
-¿quieres dormir otra vez con migo?
-de...¿De verdad?
-obvio, ahora podemos comer si querés toda la noche.
Mientras caminábamos se puso a llover, era una lluvia suave, pero lo suficientemente densa como para que tuviéramos que correr para no enfermarnos. Llegamos a casa empapados, subimos a mi pieza a cambiarnos de ropa.
-oye silvestre, no tengo más ropa ¿que hago?
-pues obvio que te voy a prestar ropa, tratare que sea la más grande posible, ya sabes por tu... Tu... Tu sobre peso.
Me quite la remera y Damian se me quedó mirando, no paraba de mirar mi abdomen mojado y blanco como papel.
-¿porque me miras así dami?
-que, no es que yo... Tu... Me gusta tu, es para... Ahhh
-ah, ya se lo que te pasa.
Damian se puso rojo y aparto la vista.
-Damian... A ti te gustaría tener mi abdomen, ¿verdad?
-a si si si, eso era jeje.
Luego de esa extraña situación Damian prefirió ir a el baño para desvestirse. Al llegar a mi pieza vio que prepare un verdadero banquete, tenía de todo para comer, esa noche hicimos maratón de anime y cantamos canciones de Adele, fue una de las mejores noche, y probablemente la última, cada vez queda menos para entrar al colegio de nuevo. a demás esta vez no llovió mucho, así que Damian pudo dormir tranquilo... A mi lado.
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bajo la lluvia
Ficção AdolescenteSilvestre un niño un tanto raro y triste se cambiará de escuela por motivos que son secretos, este hará dos amigos los cuales son muy especiales, una de ellas Marta, la cual es una pelirroja tímida y triste, y Damian, un niño gordito que tiene un gr...