Capítulo 1

8.8K 509 323
                                    

Sentir el aroma de las diversas cantidades de flores y hierbas por la mañana era casi un ritual en su vida.

La inauguración fue el día anterior y hoy lunes, su tienda abriría por primera vez. Luego de años trabajando duro para conseguir su sueño, estaba a pocos pasos de alcanzar su meta. Lástima que su madre ya no podría observar junto a ella y ver tan magnífico lugar, el que ahora era su muy hermoso hogar.

Abrió las ventanas de su nueva habitación para dar la bienvenida a su nueva vida — aún le quedaba por desempacar — y el primer día de primavera la saludaba con alegría junto a los suaves tonos de las hojas de los árboles cercanos.

Todo era maravilloso.

Salió de su cuarto y bajó hasta el primer piso. Una habitación de un solo ambiente se encontraba esperando su presencia. El agua sobre la estufa estaba lista para una deliciosa taza de té antes de comenzar su día.

Observó la estancia, macetas con flores y una que otra hierba que utilizaba para medicinas o cocinar. La pared de un lindo color aguamarina, una mesa central de madera oscura, sofás grises y una muy tecnológica televisión que recibió de regalo por parte de su mejor amigo y que no pudo rechazar por más que lo intentó.

El piso era de madera y cubierta por una suave alfombra negra en el centro. La zona de la cocina era algo más pequeña y acogedora — suficiente para una persona — y tenía una vista perfecta de toda la sala, la escalera que la llevaba a su habitación, la puerta que le permitía ir al jardín trasero de su particular casa, y también...

Esa puerta.

Aquella que la llevaba a la parte frontal de su hogar. Se dirigió hasta ese soñado lugar y sonrío ante la imagen que en su niñez solo había visto en sus sueños. Una florería preciosa, mesas de vidrio con sillas elegantes y estanterías con libros. Tras el mostrador y la caja registradora, una estantería con tazas y cajas de té, café, etc. Para servir a quienes desearán descansar ahí, y una especie de caja de vidrio que giraba sobre el mostrador donde se exhibirían los trozos de pasteles y tartas.

¿Cafetería? ¿Florería? ¿Una muy extraña biblioteca?

La verdad, es que no quería dar un nombre. Era su sueño cumplido, y eso era todo lo que necesitaba saber.

Bueno "Tsuki no hana" era el nombre que le había dado. Todo lo que amaba en un solo lugar. Su madre — o mejor dicho su fotografía — enmarcada en un bello cuadro que mantenía cerca suyo sobre el mostrador. Así ella podría observar como su hija cumplió el sueño de ambas.

— ¡Ochako! — la llamó una profunda, severa, pero muy familiar voz

La muchacha de cabellos y ojos similares al chocolate corrió hasta el jardín trasero, donde abriendo una pequeña puerta en la valla de madera, dio paso a dos de sus personas favoritas.

— Buenos días Uraraka — dijo el peliverde cuando le vio

— Pensé que te habías quedado dormida — habló el otro muchacho de cabello bicolor

Ese tipo era su mejor amigo. Todoroki Shōto, el chico hijo de sus antiguos jefes y una especie de hermano sobreprotector que adoraba.

Su madre llegó a trabajar a la casa de los Todoroki cuando aún era muy pequeña, y ahí fue donde conoció a Shōto. Él siempre fue algo callado y de mirada fría, pero años trabajando para su familia lo convirtieron en su mejor amigo, y él pensaba igual. Casi hermanos, ya que siempre la protegía y vigilaba su bienestar.

Sobre todo, de las chicas que se molestaban por lo cercana que era ella del muchacho. Su apariencia llamativa era muy particular, su cabello de dos tonalidades distintas, izquierdo rojo y derecho blanco. Sus ojos eran heterocromáticos, izquierdo de un tono celeste — calipso pensaba Ochako — y gris el derecho.

Mr. Delincuente - Bakugō x UrarakaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora