↝Cᴀᴘɪᴛᴜʟᴏ ₄

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El joven rubio intentaba no mostrar esas lagrimas que hace momentos había derramado. ¿Por qué le decían cosas tan crueles su hermanos?

Porque se equivocaba millares de veces, y sus hermanos no tenían la paciencia que debian tener con su pequeño hermano, por lo que cuando pierden los estribos llegaban a decirle cosas hirientes.

Con la manga de su ropa, limpió las lágrimas que quedaban en su rostro. Debia encontrar algo que comer, o sino no podía volver con sus hermanos hasta encontrar lo ya mencionado.

Cuando se levantó del suelo, miró que cerca de él había una bolsa con algo dentro. La curiosidad pudo más que otra cosa, por eso, tomó la bolsa y observó lo que había dentro de la misma; una bolsa de galletas. Sorprendido miró a su alrededor, para ver si interceptaba con la persona que le dio aquello. Como no pudo encontrar nada, se quedó con aquello que, aunque fuera poco, era lo suficiente que necesitaba.

Aunque no lo dijera, se sentía agradecido con aquella persona que le había dejado aquellas galletas. Se dirigió al lugar en donde él y sus hermanos se refugiaban.
Al llegar al lugar, sus hermanos lo miraron mal, pues no esperaban a que llegara unos minutos después de que "hablaran".

¿Qué haces aquí? ¿No se suponía que deberías de estar buscando el desayuno? . Le dijo secamente el azabache.

Sobre eso... . Les mostró lo que llevaba en sus manos.

Los otros dos ni se imutaron, sólo le quitaron de las manos lo que él tenía y comenzaron a comer aquello en silencio. El chico no los miraba, pues sentía que si lo hacía ellos lo volverían a mirar mal.

No sabía cómo podía hacer para que ellos dejarán de tratarlo así. Dejó de ser alguien, en el momento en que sus hermanos se enteraron de algo. Algo que no sabía esconder muy bien, ya que él no era muy bueno en las mentiras.
Aquella verdad hizo que sus hermanos empezarán a tratarlo indiferente, entre ellos ya nada era igual.

Al terminar de comer, los dos hermanos del rubio se separaron, al igual que ellos, el ojiazul se fue por su lado. Algo encontraría para hacer.

Como era de esperarse, su hermano azabache estaría haciendo grafitis en los muros. Y su hermano de ojos rojos, robando por ahí. Y él... Caminando por algunos lugares.

Para su grata sorpresa, se cruzó con una bonita rubia. Le pareció bastante guapa, no lo negaría. Esos ojos celestes le hacían recordar a la heroína, Bubbles, de Tokio. ¿Se atrevería a hablarle?

Tomó valor, y se acercó a la chica. Ya delante de ella, no sabía que decir, en cambio ella lo miraba confundida. Hasta que algo hizo click en ella, aquel chico se parecía bastante al joven villano perteneciente a los RowdyRuff.

¿Necesitas algo? . Aunque le viera el parecido al chico, Boomer, también le parecía lindo el muchacho.

Ah-Eh... Etto... . Parecía un idiota balbuseando de esa manera. Seré directo... Me gustaría saber el nombre de esta bella chica .

Ese cumplido hizo que las mejillas de la rubia se tomarán rosadas. Pero con una sonrisa respondió. Gotokuji, Miyako Gotukuji .

Un bello nombre para alguien tan linda. .

¿Y... Cuál es el tuyo? . Aún si no lo conociera, quería saber aunque sea su nombre.

Los nervios del chico se hicieron presentes, no podría decirle que él era Boomer, un miembro de los RowdyRuff Boys. Asi que rápidamente, inventó un nombre.

Miyashiro. . Le respondió, no sabía si decirle algún apellido.

Es un gus... . No pudo terminar de hablar pues, alguien llegó en donde estaban la rubia y el joven.

Miyako, ven rápido necesito que... . Hablaba apresuradamente la pelirroja, bueno, hasta que notó la presencia del de ojos azules. Oh... Interrumpo algo? . Preguntó la misma.

No, no interrumpes nada Momoko... Bueno, en otro momento hablamos Miyashiro-san. . Dijo la ojiscelestes al rubio.

¿No hay ningun problema en que algún día nos encontremos? . Preguntó el chico.

Claro, no hay problema. ¿Te dejo mi número? .

El joven asintió ante la propuesta de la chica, inmediatamente anotó el número que le dictaba la rubia. Al terminar de hacerlo, cada uno se fue por su lado.

Ya lejos del chico, la pelirroja sonrió de lado. Y la rubia seguia en sus cosas, ir hacia el lugar donde anteriormente debian de ir.

¡Luego me dices todo, Miyako! . Le dijo la ojos rosados a la contraria.

¡Si es que te acuerdas! . Le respondió la de coleta bajas mientras se disponía a correr.

Y es que, la pelirroja podía ser bastante despistada algunas veces. Un ejemplo era, el que olvidó de decirles qué pasó después del incidente con aquellas personas enfadadas.

Mientras tanto, el rubio se encontraba feliz de haber podido obtener el número de aquella bella chica. Parecía que la suerte estaba de su lado. Aunque...

Luego recordó que no tenía celular alguno, como para llamarla o escribirle. Se golpeó mentalmente por haber sido tan despistado.
Debía de encontrar una manera para poder estar en contacto con aquella chica.

ꨄ︎¿𝓔 𝓷 𝓪 𝓶 𝓸 𝓻 𝓪 𝓭 𝓪  𝓭 𝓮  𝓽 𝓲?· ░░ ✦:˒ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora