La revelación poética

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  El reproche que hace Chuang—tsé a las palabras no alcanza a la imagen, porque ella ya no es, en sentidoestricto, función verbal. En efecto, el lenguaje es sentido de esto o aquello. El sentido es el nexo entre elnombre y aquello que nombramos. Así, implica distancia entre uno y otro. Cuando enunciamos cierta clasede proposiciones («el teléfono es comer», «María es un triángulo», etc.) se produce un sinsentido porque ladistancia entre la palabra y la cosa, el signo y el objeto se hace insalvable: el puente, el sentido, se ha roto. Elhombre se queda solo, encerrado en su lenguaje. Y en verdad se queda también sin lenguaje, pues laspalabras que emite son puros sonidos que ya no significan nada. Con la imagen sucede lo contrario. Lejos deagrandarse, la distancia entre la palabra y la cosa se acorta o desaparece del todo: el nombre y lo nombradoson ya lo mismo. El sentido —en la medida en que es nexo o puente— también desaparece: no hay nada yaque asir, nada que señalar. Mas no se produce el sinsentido o el contrasentido, sino algo que es indecible einexplicable excepto por sí mismo. De nuevo: el sentido de la imagen es la imagen misma. El lenguajetraspasa el círculo de los significados relativos, el esto y el aquello, y dice lo indecible: las piedras sonplumas, esto es aquello. El lenguaje indica, representa; el poema no explica ni representa: presenta. No aludea la realidad; pretende —y a veces lo logra— recrearla. Por tanto, la poesía es un penetrar, un estar o ser en larealidad.La verdad del poema se apoya en la experiencia poética, que no difiere esencialmente de la experiencia deidentificación con la «realidad de la realidad», tal como ha sido descrita por el pensamiento oriental y unaparte del occidental. Esta experiencia, reputada por indecible, se expresa y comunica en la imagen. Y aquínos enfrentamos a otra turbadora propiedad del poema, que será examinada más adelante (pp. 148 ss.): envirtud de ser inexplicable, excepto por sí misma, la manera propia de comunicación de la imagen no es latransmisión conceptual. La imagen no explica: invita a recrearla y, literalmente, a revivirla. El decir del poetaencarna en la comunión poética. La imagen trasmuta al hombre y lo convierte a su vez en imagen, esto es, enespacio donde los contrarios se funden. Y el hombre mismo, desgarrado desde el nacer, se reconcilia consigocuando se hace imagen, cuando se hace otro. La poesía es metamorfosis, cambio, operación alquímica, y poreso colinda con la magia, la religión y otras tentativas para transformar al hombre y hacer de «éste» y de«aquél» ese «otro» que es él mismo. El universo deja de ser un vasto almacén de cosas heterogéneas. Astros,zapatos, lágrimas, locomotoras, sauces, mujeres, diccionarios, todo es una inmensa familia, todo se comunicay se transforma sin cesar, una misma sangre corre por todas las formas y el hombre puede ser al fin su deseo:él mismo. La poesía pone al hombre fuera de sí y, simultáneamente, lo hace regresar a su ser original: lovuelve a sí. El hombre es su imagen: él mismo y aquel otro. A través de la frase que es ritmo, que es imagen,el hombre —ese perpetuo llegar a ser— es. La poesía es entrar en el ser.  

el arco y la liraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora