— Mñgh...
Se quejó al sentir la alarma de su celular, extendió su brazo hasta el objeto y la apago, otra vez volvió a acomodarse para continuar durmiendo. Nuevamente el aparato vibró e hizo que el chico por segunda voz se quejara. Con lentitud abrió sus ojos, bostezo y se estiró.
— ¡Oh no! —grito al darse cuenta que debía ir a la universidad—.
Apoyó sus manos e intentó levantarse, sin embargo, un dolor en su parte baja le impidió hacerlo. Giró su cabeza y vio como Paín estaba a su lado durmiendo mientras extendía su brazo como almohada para él.
— Entonces no fue una pesadilla —susurró el joven sacudiendo su cabeza—.
Intentó levantarse, pero, ahora había otro obstáculo. Observó su trasero y vio como aquel miembro continuaba dentro suyo.
— P-pero qué...
Gimió a sentí como el hombre se removió para acomodarse, aquello provocó que el chico le diera una estocada.
«¿¡En verdad se puede mantener esa cosa por mucho tiempo!?». Volvió a mover su cuerpo provocando dolor en su parte baja y mordidos sus labios con la finalidad de no gritar, ¡se sentía como si tuviera una insolación en su entrada!.
Se levantó del sillón mientras se tocaba su espalda y una de sus nalgas, con lentitud se dirigió donde su ropa y con cuidado levanto cada extremidad para ponérsela. Vaya que dolía. Al terminar suspiro y se dirigió a la mesita en donde estaba su celular.
¡Ya pasaban las diez! ¡iba a llegar tarde! Lo peor es que tenía que ir a buscar algunos de sus libros donde su departamento, seguramente sus cosas deben estar tiradas en el pasillo de su antiguo hogar.
Rodeó el sofá en donde estaba el hombre y con rapidez, pero con delicadeza, se dirigió a la entrada.
[...]
Nada, no había nada ¿dónde están sus pertenencias?
— Seguramente esa vieja las vendió —hizo expresión acabada—.
Pateó la puerta de su antiguo departamento y dejó caer su cabeza en la madera.
— ¿Esto puede ser peor...?
Bueno, no tiene donde dormir, no tiene sus cosas, va a llegar tarde y le duele todo su trasero. Es mucho peor de lo que imagina.
Se sobresaltó ante unos pasos que se acercaban por detrás y trago saliva a ver a la mujer de avanzada edad.
— ¡S-señora... vine a entregarle las llaves, además de venir a buscar mis cosas! ¡así que...!
La mujer no recibió el llavero, en cambio negó y observó al muchacho con desagrado.
— No sé cómo te las ingenias...
Olivier la observó extrañado «¿de qué rayos está hablando esta vieja?»,
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Sugar Daddy
RomanceOlivier Stone, es un universitario y como todo universitario, posee unos pequeñitos problemas. Bueno... ¿por dónde iniciar? Uno: El dinero no le alcanza. Dos: Sus notas no son suficientes para pasar algunos ramos. Y tres: Terminó su relación. ¿Qué m...