Capítulo Diez

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El hombre acomodó la chaqueta del joven, subió el cierre y después deslizó sus dedos en el cuello de cuero negro

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El hombre acomodó la chaqueta del joven, subió el cierre y después deslizó sus dedos en el cuello de cuero negro.

— ¿No crees que es demasiada perfección? —pregunto por los pequeños detalles que arreglaba su amado—.

— La gente te trata como te ve, que no se te olvide, es por eso que debes estar bien presentable.

Olivier abrió sus labios a punto de contradecir la frase pero fue callado por un beso. Esas manos adultas se deslizaron por su cintura hasta su trasero y apretaron sus nalgas firmemente.

— ¡Mgh! —alego en los labios—.

Después de tantos días que ha estado con aquel, sabía todos esos modales un poco obscenos que poseía... Bueno, en parte a este joven le gustaba, pero le disgustaba cuando Paín lo hacía en lugares públicos.

— Llegare en la tarde, tendré que hacer un trasplante que me va a llevar ocho horas.

¡Eso es bueno! Olivier cuando llegue de la universidad podría ver películas tranquilamente sin que cierta persona lo interrumpa con sus cariños y deseos sexuales ¡qué maravilloso!

El joven volvió a besar los labios y después dedicarle una mirada amorosa.

— Te espero~

Paín término el abrazo, se acercó a la mesa y recogió las llaves de su auto.

— ¿Seguro que no quieres que te lleve?

El chico negó, ¡solo son un par de cuadras para llegar al instituto! ¡es poco! además sería de vagabundos ir en un auto ¡es mejor caminar porque es más saludable!

El adulto correspondió con una sonrisa, tomó su abrigo y salió. Por otra parte Olivier suspiró, agarró su mochila y comenzó a ordenar sus útiles.

— Al menos mis notas han subido desde el tiempo que estoy con Paín, le agradezco por ayudarme a estudiar —se dijo a sí mismo cerrando el objeto y colgándose en los hombros—.

Observó por el ventanal la vista que tiene ¡se ve toda la ciudad! El departamento se encuentra en el último piso de uno de los edificios más famosos del lugar, buena vista, buena seguridad, y además, ¡no se escuchaban los ruidos de los vecinos!

¡Pero qué tranquilidad!

Extendió su brazo para cerrar la venta y luego dirigirse a la mesa para agarrar su nuevo celular.

— ¡Mierda!

La hora se le pasó volando. Corrió donde la habitación para buscar sus zapatos e irse, sin embargo, el sonido del timbre lo detuvo.

— ¿Pero ahora qué se le olvido?

No era nada nuevo que aquel volviera, siempre tocaba el timbre esperando que Olivier le abriera, se acercaba diciendo "casi se me olvida" si le daba un último beso y se iba.

— Cómo detesto que haga eso.

No del todo lo odiaba, en parte se sentía querido ante aquella acción, bueno si aquel es su novio.

Olivier camino hasta la puerta, esta vez no quiso mirar por la abertura esa cara de enamorado que posee el mayor. Quito la cerradura y movió el objeto.

— Es la última vez que te aguantó esto Paín... ¡Ngh!

Intento gritar pero su boca fue tapada. Aquel sujeto lo acorralo en la pared, agarró sus dos muñecas con la otra mano y de un solo golpe en la madera dejó inconsciente al joven.

[...]

Jadeaba una y otra vez, su respiración subía y bajaba mientras que su cuerpo se removía inquieto por la sensación. Aquello provocó que sus párpados se abrieran y pudiera visualizas su alrededor.

— ¿D-dónde...? ¡ahh~!

Su cuerpo tembló antes los espasmos, movió su cabeza y vio cómo su parte de abajo se movía por sí sola. Su pedazo de carne se removía en su vientre mientras que sus caderas se contraen.

— ¡Ngh...! —jadeo al sentir aquel cosquilleo que lo volvía loco su miembro—.

¿¡Por qué está así!? y... ¿¡por qué mierda esta excitado!?

— ¡M-aldita sea! ¡I-Ian...!

Sí ese era la persona la cual le abrió, aquel que lo empujó y lo dejó inconsciente.

Sus brazos estaban atados al igual que sus piernas, no tenía escapatoria. Otra vez observo su alrededor, algo le hacía familiar, muy familiar. Gimió a sentir como su agujero entraba algo, pero no había nada.

Escuchó el chillido de la puerta y unos pasos que se aproximaban a él.

— Qué bien que estés despierto.

Observó al chico con rabia y repugnancia, intento gritarle pero esa mano se lo impidió. Los dedos gruesos de su ex se adentraron en su boca y empezaron ser a lubricados con su saliva.

— Se te ve que la droga hizo un buen efecto ¿no crees que es maravillosa?

Se asustó con las palabras del azabache ¿¡lo había drogado!?. Apretó sus muslos al sentir como un orgasmo se acercaba.

— Me costó un mundo encontrar esta especie pero la encontré, una droga la cual altera al cuerpo para provocar excitación y placer igual cuando tienes relaciones con otros persona.

Esos sucios labios se acercaron al pecho desnudo del joven y mordió aquella zona que siempre marcaba.

— Por esta vez te voy a perdonar, mi amor, pero no vuelvas a engañarme otra vez ¿bien?

Se quejó en las extremidades de su ex. Olivier encogió sus piernas y con sus rodillas intentó empujar al chico, sin embargo, aquella sensación morbosa no lo dejo continuar.

— Pero qué lindo te ves así —susurro cuando Oliver volvió a gemir— Sabes, yo igual probé, así que estoy igual que tu bebé.

El menor abrió sus ojos por completo al sentir aquella punta vibrante en su entrada. Sacudió su cuerpo en negación pero el cuerpo desnudo de ese maníaco se cayó sobre él deteniendo sus intentos de escapar.

— ¡A-ahh..!

Grito a sentir como aquel se introducía, además, como la otra mano comenzó a estrujar su erección con crueldad.

Ian se apegó a la espalda del muchacho y al llegar hasta al fondo del agujero, volvió a apretar esa parte carnosa y a estirarla haciendo que el chico derramara lágrimas y gimera de placer.

— De partir de ahora Olivier, tu cuerpo volverá a ser mío y no de ese maldito vejestorio.

— De partir de ahora Olivier, tu cuerpo volverá a ser mío y no de ese maldito vejestorio

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Actualizado 26/11/23

Sugar DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora