Capítulo Cuatro

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— ¿Tienes hambre?

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— ¿Tienes hambre?

El joven seco su cabello mojado y observo como el mayor se dirigía a la nevera con el fin de buscar algo que beber.

«¿Siempre hace esto con los que le deben dinero?» suspiro y respondió un "no".

Sí, aquel sólo le siguió el juego por el simple hecho de que no podía pagar lo que le debe con papeles verdes.

Cuando llegaron, lo primero que le dijo el contrario fue que se diera una ducha y se limpiara... Mentalmente se cubría su rostro al acordarse de eso e igual por hacerle caso.

Paín tomó una lata de cerveza y luego se dirigió donde el joven.

— Entonces solo eso ¿cierto? así mi deuda quedará pagada.

El adulto sonrió, asintió para después sentarse en su sillón favorito: — Bueno, a menos que quieras dar más. Para mí sería todo un gusto.

El joven se refería a que solo tenía que excitar a este pervertido, solo eso... Pero ante ese comentario, volvió a mostrar un sonrojo semejante al de un tomate.

¡Hijo de p...!

Al ver como aquel le indicaba que se sentará junto con él, apretó su mandíbula. Sí, no podía negar que aquel hombre robusto y fornido es sumamente guapo; su cuerpo, sus brazos, sus músculos, oh...

¡Pero qué es lo que esta pensando! ¡esto solo será una vez nada más!

— Iré a limpiarme —espetó rápidamente intentando encontrar el baño, y cuando lo hizo, se encerró ahí para hacer lo dicho—.

¡Maldición!

Pero bueno, Olivier como estaba soltero, sabía perfectamente que esta supuesta aventura no importaría en lo más mínimo ¿verdad? Pues claro, si al final hay un centenar de gente que hace este tipo de cosas con desconocidos que tan solo conocen por unos minutos... Sin embargo, pensándolo dos veces: uno este no es un total desconocido ya que lo conoció hace unos días, y dos, ¡peor... ¡ya que él es padre de su mejor amiga!

— ¡No tengo todo el tiempo niño!

Al escucharle del otro lado de la puerta pero casi a la lejanía, cubrió su rostro avergonzado y enojado para continuar con su trabajo.

«¿¡Cómo su esposa lo soporto tanto tiempo!? ¡es totalmente irritante! creo que lo mejor que le sucedió fue morir antes seguir viviendo con este sujeto...».

Cuando termino de bañarse, el joven salió de cuarto cubierto con una toalla para así ver por unos intantes a ese hombre. Cerró sus ojos lamentándose de llegar a este punto, y solo se decidió en acercarse. De a poco comenzó a desabrochar el atuendo contrario «es sumamente vergonzoso», y cuando quedó el pecho de Paín descubierto, se acerco un poco más.

— ¡Mgh...!

Uno de esos fuertes brazos rodearon su cintura y lo obligaron a sentarse en esas piernas.

Sugar DaddyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora