Se despertó con lentitud, sus párpados con cansancio al hacer el esfuerzo de separarse. Soltó un suspiro llevando una mano a su rostro y restregando sus ojos que trataban de acostumbrarse a la luz de l habitación. Se sentía cansado, y al tratar de incorporarse uno de sus brazos flaqueó debido a un dolor punzante provocando que un quejido abandonase sus labios.
—Ey, cuidado.—Escuchó la suave voz de Sting que acababa de abrir la puerta acercándose corriendo cuando vio a Rogue caer bruscamente hacia atrás—. Han cerrado tu herida, pero aún tienes que llevar cuidado con los puntos—informó el rubio ayudando al pelinegro a sentarse, Rogue lo miró perplejo sin saber si debía corresponder a la gran sonrisa que le dedicaba Sting.
—¿Qué ha pasado?—preguntó sorprendido de ver al chico frente a él, el chico de diecisiete años con el que huyó de la ciudad hacía apenas dos años atrás. Usaba una ropa hortera como siempre lo había hecho, su pelo volvía a estar en punta y hasta le llegaba el olor de una atrayente colonia. Miró la pequeña cicatriz que atravesaba la ceja de Sting, cicatriz que había obtenido en una pelea. Su mirada se dirigió a su brazo, demostrando que efectivamente lo ocurrido esos años había sido real.
—Llevas cinco días dormido, aparte de la pérdida de sangre tu cuerpo decidió que era buena idea descansar.—Sting se sentó en la esquina de la cama, sus manos descansaron sobre sus piernas—. Bueno, eso sin contar la semana que estuviste inconsciente por la fiebre—murmuró el rubio queriendo repeler el recuerdo.
—¿Dónde estamos? ¿Por qué vas vestido así?—preguntó Rogue sin poder esconder la sorpresa y ansiedad que le producía esa situación. Recordó el disparo, haberse separado y luego todo era negro.
—¿Te gusta? Me han regalado esta ropa, la elegí yo. —Sting se colocó en pie, mostrando la visión perfecta de su conjunto, el top le quedaba demasiado ceñido aunque bien sabía Rogue que eso le encantaba al rubio—. Y no te preocupes, estamos a salvo. Cuando te desmayaste me encontré con un grupo que decidió ayudarnos. —La sonrisa de Sting desapareció lentamente y volvió a sentarse, su rostro se dirigió al suelo, evitando la mirada rojiza—. Natsu y Gajeel están desaparecidos, a pesar de que salí a buscarlos...
—No encontraste sus cuerpos, ¿verdad?—Sting negó rápidamente.
—Es probable que los hayan capturado, como tú dijiste. El grupo pertenecía a Phantom Lord, son conocidos por aquí, y no precisamente por su simpatía.—Sting miró a Rogue esperando una reacción negativa de su parte, algún grito o quizá mirada lastimera, aunque bien sabía que Rogue no era así.
Rogue ya no era el chico serio que solo podía leer a través de sus gemas rojizas, al que podía apoyar con el simple hecho de quedarse a su lado. Con un opacado y simple «Ah» escapando de los labios de Rogue, Sting supo que estaba destrozado. El pelinegro dirigió su mirada a la ventana y Sting susurró una pequeña disculpa, como si pudiera arreglar con ello lo ocurrido. Él había estado llorando cada día desde lo ocurrido, durmiendo junto a Rogue mientras rezaba porque el pelinegro no lo abandonara, porque su hermano no lo abandonara . Admiraba en cierta medida la fortaleza que poseía el pelinegro, aunque bien sabía que eso podía matarlo por dentro.
—Avisaré de que has despertado, tal vez te dejen salir y puedo enseñarte los alrededores—avisó Sting antes de abandonar la sala con velocidad, dejando a Rogue solo una vez más.
—¿Alrededores?—susurró a pesar de no haber nadie más en la sala. Giró su cabeza, la ventana que antes había estado observando volvió a llamar su atención. Se levantó sintiendo un leve mareo después de estar cinco días tumbado, avanzó a paso lento y quitó aquellas cortinas para observar un exterior que le dejó sin palabras. Si Sting no hubiera dicho nada y hubiera visto aquel panorama, perfectamente podría creerse la broma de "todo eso lo has soñado". Las calles eran anchas, limpias, y la gente caminaba de un lugar a otro. Algunas con prisa, otras se detenían al reconocer a un amigo, y algún niño saltaba para impedir tocar las rallas de las baldosas en su juego solitario. Rogue abrió la ventana, recibiendo el aire fresco, y asomó medio cuerpo al exterior. Se encontraba en el segundo piso de un edificio de poca altura, este daba a una larga calle que se perdía entre algunas viviendas y locales, era capaz de escuchar algunas voces, murmullos que casi podría interpretar como imaginarios.
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Incluso al final [Stingue]
FanfictionRogue estaba seguro de una cosa, mientras Sting estuviera vivo y a su lado él no se rendiría nunca, e incluso cuando todo comenzó y los muertos comenzaron a vivir una vez más, Rogue seguía pensando que sin Sting no era nada.