Rogue pronto se acostumbró, junto a Sting, a aquella nueva vida. Había sido difícil realmente, ambos habían llorado varias noches despertando de una pesadilla o simplemente por recordar la posibilidad de que sus hermanos estuvieran muertos. No podían decir que lo habían superado, simplemente evitaban pensar demasiado en aquello que les esperaba tras los bajos muros fuertemente vigilados. Casi se podía decir que estaban anestesiados, como si todo lo que sucedía alrededor no fuera la realidad, aprovechando cada segundo que tenían en aquel sueño para evitar enfrentarse a una realidad cruel.
Un día Rogue se despertó pensando que, quizá, todas las personas que vivían en aquella pequeña ciudad se encontraban en una situación similar. Todos habían perdido algo, todos se habían quedado solos en algún momento. Bueno, en realidad él no podía decir que había estado solo, por mucho que en ocasiones se hubiera sentido de aquella manera. Volteó con cuidado sobre el colchón, su mirada dirigiéndose al aún durmiente Sting a su lado. Su mejor amigo, su hermano, su amante y su confidente, era todo para él, su mundo en una única persona. Era muy posible que aquella dependencia al final le llevaría a la muerte, o quizá al contrario al tener algo por lo que vivir. Por unos leves instantes pensó en su hermano, la promesa estúpida que no llegó a prometer y que sin embargo había cumplido, como le gustaría correr a su hermano solo para contarle aquello con toda la vergüenza del mundo pero feliz por haberlo logrado. Rápidamente alejó esos pensamientos, acurrucándose contra el cuerpo de Sting antes de volver a cerrar los ojos. Los brazos del rubio lo rodearon, apenas consciente debido al sueño pero sabiendo que no podía tratarse de otra persona.
Cuando el sol salió se levantaron, demasiado acostumbrados a despertarse apenas llegaba el alba. Arreglaron la cama con tranquilidad, se ducharon juntos para ahorrar agua(aunque siempre tardaban más de lo que planeaban) y se sentaron en uno de los sofás a esperar por el reparto de comidas. Vieron la misma película que recordaban haber visto en casa de Sting hace algunos años, y aunque no la recordaban del todo apenas le prestaban atención. Rogue enredó sus dedos en los mechones rubios profundizando el beso y logrando sacar un pequeño suspiro del contrario, sintió las manos de Sting soltar sus caderas para acariciar su espalda, levantando la camiseta en el proceso. Rogue sonrió, una de sus manos viajando a la mejilla de Sting para acariciarla. Se separaron al escuchar el timbre, ambos recibieron la comida envasada en los utensilios reutilizables y devolvieron los del día anterior.
—Ayer Erza me preguntó si nos habíamos decidido—habló Sting antes de meter una cucharada a su boca. Rogue separó la vista de su plato para mirar a su compañero sabiendo lo que aquello significaba—. Le dije que era muy probable que ambos queramos salir al exterior, y aunque pareció decepcionada no me lo negó.
—No sé si realmente es buena idea—murmuró Rogue sabiendo que eso iniciaría una discusión, Sting suspiró audiblemente—. Comprendo que tu quieras salir, pero sabes perfectamente que yo me arriesgo mucho más que tu.
—Rogue, apenas salen doce horas al exterior, y es probable que a nosotros en principio no nos permitan salir tanto tiempo—habló Sting tratando de no mostrar la rabia que le hacían sentir las palabras de Rogue—. Lo último que quiero es que nos quedemos aquí encerrados siempre, porque si en cualquier momento algo sucede... Este lugar es genial, pero no podemos confiarnos—argumentó preocupado, sabiendo que lo que retenía al pelinegro era más el miedo a repetir la experiencia que parecía haber ocurrido hace años.
—Sé que, aunque yo diga que no, tú irás de todas formas—respondió Rogue tras unos incómodos segundos de silencio—. Sé que eres fuerte, sabes defenderte y no tengo que preocuparme, pero no quiero que salgas fuera sin mi.—Rogue levantó la mirada, enfrentando con algo de temor la mirada azulada de su novio—. Iré a donde tu vayas, aunque no esté de acuerdo.
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Incluso al final [Stingue]
FanficRogue estaba seguro de una cosa, mientras Sting estuviera vivo y a su lado él no se rendiría nunca, e incluso cuando todo comenzó y los muertos comenzaron a vivir una vez más, Rogue seguía pensando que sin Sting no era nada.