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Gilbert Blythe se encontraba acostado boca arriba en su cama. Pensaba. Pensaba en Anne, en por qué había sido tan rápido en decir lo que sentía. ¿Ahora cómo podía verla a los ojos? La amaba sinceramente, la amó desde aquel día que pisó la escuela, desde aquella vez en que desafió a Billy, desde que pudo fijarse completamente en las siete pecas que rodeaban su nariz. ¿Acaso ella era la única que no podía ver lo hermosa que era? Lo inteligente y divertida que era.

-Ojalá algún día se fije en mí -suspiró mientras cerraba sus ojos con fuerza y evitaba que las lágrimas cayeran.

Un golpe en la puerta hizo que el chico se sobresaltara. El sol se estaba ocultando, ¿quién podría ser? Arrastró sus pies hasta llegar a la puerta principal, volvió a suspirar y abrió dejando ver a una pequeña y delgada figura pelirroja repleta de nieve. Gilbert estornudó y le pidió que pasara.

-¡Anne! -exclamó con rapidez- ¿Que te hace venir por acá? Es algo tarde.

Ella empezó a llorar desconsolada.

-¡Oh, Gilbert! Josie Pye y Ruby Gillis se han burlado de mi nuevamente, no entiendo por qué ¿que saben ellas de mí para creer que tienen el derecho de decir cosas sin sentido?

Él iba a hablar, la chica lo interrumpió.

-Comprendo perfectamente que hablo mucho, entiendo que a veces digo cosas y soy muy chismosa. Gil, Marilla dice que eso se quitará algún día, pero no puedo más -secó sus lágrimas, dejando que luego de eso cayera una lluvia de ellas-. Me siento la peor persona del mundo, todas estaban del lado de Josie y nadie creyó lo que yo decía. Diana tiene un gran resfriado y por eso no ha ido a la escuela, no tengo ganas de estar aquí.

-Anne, ¿a qué te refieres?

Ella apretó sus labios.

-¿Nunca escuchaste la historia de El chico pájaro?

El muchacho negó con la cabeza.

La pelirroja limpió nuevamente sus lágrimas y procedió a hablar.

-Matthew me contó que una vez hubo un niño rico llamado Antonie que no era feliz; todos decían que era una pesadilla hecha persona, era muy malo en la escuela y los otros niños no querían jugar con él. Un día el pequeño se llevó una golpiza por parte de sus compañeros de clase, corrió por un largo pastizal amarillo, en dirección a un puente -suspiró-. Se paró en la punta de este y susurró las siguientes palabras: «Querido señor, conviérteme en un pájaro para volar muy lejos de aquí, ser feliz y no ser una carga para todos». Luego de eso, Antonie saltó y antes de caer se dio cuenta que estaba volando, se vio convertido en un hermoso petirrojo y voló en dirección al sur, nunca se supo más de él... Solo que desde entonces cientos de esas hermosas aves vuelan sobre los cielos de Avonlea cada verano.

Él la miró algo impactado.

-Vaya...

-¿No sería hermoso intentarlo? -dijo con algo de melancolía en su voz.

Gilbert la sujetó por los hombros haciendo que lo mirara directamente a los ojos.

-Anne, sonará demasiado obvio lo que estoy a punto de decir, pero est mal pensar en lanzarte de un puente -ella hizo una mueca-. No eres una carga, no eres mala persona. Todos tenemos defectos, pero se pueden corregir con el paso del tiempo; eres mucho más linda que Josie y Ruby, más inteligente e interesante -suspiró y empezó a hablar en voz baja-. Piensa en las personas que te amamos, piensa en Marilla, en Matthew, piensa en Diana y en los demás. Anne, piensa en mí, en lo mucho que te amo.

La pelirroja sintió su respiración entrecortada.

-¿Que... qué?

-Te amo Anne -confesó poniendo una mano en la pálida barbilla de aquella pelirroja.

「𝐔𝐠𝐥𝐲 ; 𝐀𝐧𝐧𝐞 × 𝐆𝐢𝐥𝐛𝐞𝐫𝐭」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora