9. No necesito un hombre.

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9. No necesito un hombre.

Devon se repetía que Michael tuvo que haber tenido una buena razón para irse. Porque no se trataba de un golpe no oficial y luego correr, ¿verdad? O tal vez se fue porque ya había conseguido lo que quería y quizá no quería estar más con ella.

Se dijo a sí misma que ella era una chica de negro, fuerte e independiente, que no necesitaba ningún hombre.

Fue entonces cuando se dio cuenta de lo ridícula que estaba siendo. Sacudió la cabeza. Michael era dulce y ella sabia que nunca haría eso.

Su teléfono sonó en su mesita de noche, lo que significaba que había recibido un mensaje de nada mas y nada menos, que el propio Michael Clifford.

»Lamento haberme ido con tanta prisa, ¡¡¡pero tengo que decirte algo muy importante!!! Ven a mi casa a las 1, mi familia no está«

Devon dejó salir un suspiro y volvió a leer el mensaje otra vez. No era una razón válida del porqué la había dejado sola, pero sus preocupaciones se disiparon al momento que se preparaba para ir a la casa de Michael.

Solo una hora y media más tarde, Devon estaba tocando la puerta de su casa, con la esperanza de que la dirección que le había dado fuera la correcta. Por suerte, Michael abrió la puerta y la dejó pasar sin decir una palabra cerrando la puerta detrás de ella.

"Adivina quéeeeeeee", preguntó Michael alargando la palabra "qué".

"¿Qué?", preguntó Devon con una sonrisa tirando de la comisura de sus labios.

Michael se inclinó hacia Devon, quedando así tan cerca que le permitía oler el aroma de su perfume. "Mi novia se ha ido", él dijo sin expresión alguna, por lo que se le hizo difícil leer sus emociones.

Devon permaneció en silencio y trató de contener la alegría que sentía correr por sus venas. Le tomó toda su fuerza para no saltar sobre Michael y besar su cara de tonto, en cambio, puso una mueca falsa. "Lo siento, sé lo mucho que la querías..."

"Está bien", Michael interrumpió, lanzando un brazo perezosamente alrededor de sus hombros. "Porque yo no quería un relación a distancia, de todos modos. Ademas, se estaba poniendo todo un poco aburrido y monótono; estaré bien."

"Pero, ¿no estabas hablando de lo mucho que la amabas ayer por la noche? ¿Solo por qué ella se ha ido, tú estás dispuesto a olvidar todo el amor que sentías por ella?", Devon no se quejaba, solo que era era un poco curiosa.

Michael se encogió de hombros. "Tendrá que ser con el tiempo, ¿verdad?"

Ellos dos compartían un gran silencio, ya que ninguno de los dos se atrevía a hablar. Michael se dejó caer en el sofá y Devon le siguió el ejemplo, dejándose caer perfectamente entre sus brazos. Ella se dio la vuelta para que se pudieran mirar a los ojos. "¿Alguna vez te dije lo hermosa que eres?", susurró Michael, acariciando su cuello en el hueco de su cuello.

Sus brazos estaban alrededor de su cintura de forma segura mientras empujaba su camiseta hacia arriba en lo más mínimo, dejando una pequeña porción de piel expuesta. Cerca de la cadera trazaba diseños sobre su piel y lo sentía como un cariño, pero Devon no estaba segura.

Ella no sabía que lo que trataba de decirle realmente Michael era «te amo».

Habían tenido esa conexión inmediata, casi como almas gemelas (excepto por el hecho que al principio se habían odiado un poco, pero no vamos a hablar de eso).

¿Se podrían enamorar en dos semanas?

Ellos no tenían ni la menor idea.

Y ambos tenían sus dudas. Tal vez no era amor, tal vez era la lujuria que estaban viviendo juntos. Tal vez, en el fondo, todavía eran unos adictos al sexo y querían un «atropello y fuga».

Sino fuera como Michael tarareó una melodía suave al oído de Devon y con sus dedos jugaba por sobre la piel de Devon proporcionándole dulces cariñitos en su estómago. Los dos sabían, en sus mentes, que eso era más que lujuria y era amor.

EDITADO

sex addicts || M.C «español»Donde viven las historias. Descúbrelo ahora